Polémica
La consejera de Sanidad de Madrid replica a Mónica García: El Real Decreto 605/2003 sobre Listas de Espera es para todos
No se necesitan leyes que impongan sanciones a quienes no cumplan, sino más recursos y mejor gestionados
Las listas de espera son, sin lugar a dudas, uno de los principales problemas en el conjunto de la Sanidad española, a la que se le añade la falta de profesionales. Un problema que, si bien siempre ha existido, es cierto que se ha agravado en los últimos años. El último informe publicado por el Ministerio de Sanidad sobre listas de espera del Sistema Nacional de Salud reconoce la existencia de 819.964 pacientes en toda España que, hasta junio de este año, se encontraban en situación de espera para una intervención quirúrgica.
Una cifra récord que, lamentablemente, pone en evidencia las dificultades ante las que se encuentran muchas comunidades autónomas a la hora de abordar esta situación. De hecho, el número de pacientes en lista de espera desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa en 2018 ha aumentado un 30%, pasando de 584.018 a 819.964 en 2023.
La Comunidad de Madrid ha actuado y actuará siempre planificando la actividad y la demanda previsible. Gracias a ello, somos la región en la que menos tiempo se espera para ser intervenido, con 45 días frente a los 112 días de la media nacional, según los últimos datos publicados por el Ministerio. Madrid está muy por debajo de otras comunidades como Canarias, con 153 días, Extremadura, con 147 días de espera, Cataluña ,con 131 días, o Castilla La Mancha, con 108 días.
Y lo mismo ocurre con las listas de espera para consultas, en las que Madrid presenta un tiempo medio de espera de 51 días frente a 103 días de Cataluña, los 123 de Canarias, o los 110 de Navarra, y por muy por debajo de la media nacional, situada en 87 días.
Resulta especialmente significativa la situación de Cataluña. Una región que cuenta con el mayor presupuesto de toda España y que, además, está beneficiada por el sistema de reparto en materia de financiación autonómica. Una región que cuenta con buenos hospitales y buenos profesionales. Cataluña era, hace varios años ya, el espejo en el que se miraban otras administraciones en cuanto a medios y calidad de los servicios.
Hoy, un catalán espera más del triple que un madrileño para una operación quirúrgica, 131 días frente a 45, con el 24% de los pacientes esperando más de 6 meses. Y tarda el doble en acceder a una consulta: 103 días frente a los 51 que espera un madrileño. Estas cifras tan solo evidencian, una vez más, que el interés de su Gobierno autonómico se centra única y exclusivamente en su deriva independentista, despilfarrando recursos públicos en asuntos muy alejados de sus competencias propias y dejando de lado las verdaderas necesidades asistenciales de sus ciudadanos.
Un relato sin dato
A pesar de todo, en la Comunidad de Madrid no hemos dejado de recibir ataques desde la izquierda en ningún momento. Desde los grupos políticos en la Asamblea de Madrid, exigiendo resultados que ni por asomo cumplen nunca allí donde gobiernan, y manejando tan solo un relato sin dato.
Buena prueba de ello es la situación que se han encontrado algunos de mis compañeros en las comunidades que, hasta el pasado mes de junio, estaban gobernadas por el PSOE y sus socios de Gobierno. Antes de mayo, en Aragón, la espera era de 126 días, de 142 en Cantabria y de 100 en La Rioja. Sin olvidar el sesgo constante del Ministerio de Sanidad, que no ha dudado en cuestionar los datos facilitados por la Comunidad de Madrid, cuando saben perfectamente que la información que remitimos cumple con lo establecido en el Real Decreto 605/2003, que regula la información sobre listas de espera en el Sistema Nacional de Salud.
Las listas de espera no necesitan leyes que impongan sanciones a quienes no cumplan, como postula la Sra. García. Necesitan financiación, más recursos y mejoras organizativas, incluyendo la información a disposición de los pacientes.
Soluciones que deberían estar lideradas por una ministra de Sanidad que, hasta la fecha, sigue marcada por el rechazo a los madrileños y a sus preferencias políticas, lo que le ha perpetuado en la oposición, y que ahora, con nuevas responsabilidades de Gobierno, provoca que no las pueda asumir. En su defecto, en vez de gobernar, continúa haciendo oposición al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Es tiempo de gestionar y no de esconderse detrás de la pancarta y de la demagogia.
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