Opinión

Relaciones abiertas

El CIS afirma que más del 40% de los españoles están a favor de tener dos o más relaciones afectivo-sexuales a la vez

El CIS afirma que más del 40% de los españoles están a favor de tener dos o más relaciones afectivo-sexuales a la vez
El CIS afirma que más del 40% de los españoles están a favor de tener dos o más relaciones afectivo-sexuales a la vezLa RazónLa Razón

Dicen los expertos (y parecen coincidir psicólogos y psiquiatras) que para tener una relación abierta hay que tener una cabeza muy particular. Yo creo que, en relaciones convencionales entre iguales, nunca funcionan del todo o siempre le suponen mayor esfuerzo o dolor a uno que a otro. Y me explico. Por mucho que según la encuesta del CIS más del 40% de los españoles estén a favor de tener dos o más relaciones afectivo-sexuales a la vez, creo que muchos se empeñan en aceptar esa circunstancia porque saben que vivimos en un tiempo donde cada vez hay más fobia al compromiso y se atienen a lo que decía Pablo Milanés: «La prefiero compartida, antes que vaciar mi vida».

Cuando empecé a investigar la relación entre Simone de Beauvoir y Sartre llegué la conclusión de que ella acabó claudicando ante los «amores esenciales» y los «tangenciales» que él le proponía porque no le quedaba otro remedio, pero que nunca disfrutó de esa total transparencia que exigía Sartre, que consistía en contar hasta el último detalle de las relaciones paralelas. Es más, considero que hubiera sido más feliz desconociéndolos por completo. Hay otras relaciones abiertas más comprensibles por desiguales. Allen Ginsberg y Peter Orlovsky, que se amaron desde que se conocieron hasta el final de su vida, con pasión y generosidad, tenían otras relaciones; pero es que el primero era homosexual y el segundo heterosexual y más allá de ese extraordinario amor suyo, les gustaban cosas distintas. No se me ocurriría juzgar los amores ajenos. Sé que cuando se cierra la puerta de una casa, se abre el misterio de una convivencia. Y también, claro, que «todas las familias felices se parecen. Las desgraciadas lo son cada una a su manera».