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Roberto Gasparotti, el genio que iluminó a Berlusconi en la sombra

El papel de Gasparotti durante prácticamente toda la vida política y empresarial del Cavaliere fue fundamental en la construcción mediática de una de las figuras más influyentes de Italia. Nunca había regresado al Palazzo Grazioli que fue la residencia romana de Berlusconi y en donde durante muchos años se llevaron encuentros con autoridades y personajes de todo el mundo, entre ellos Vladimir Putin. Hay todavía cables ocultos en esas paredes ahora sede de la prensa extranjera en Italia.

Roberto Gasparotti mostrando una prueba a Berlusconi en uno de los salones del Palazzo Grazioli de Roma
Roberto Gasparotti, el genio que iluminó a Berlusconi en la sombraImagen cortesía Roberto Gasparotti

Recientemente se cumplía un año de la muerte de uno de los personajes más controvertidos que ha habido en este país. Conversar con una de las personas que estuvo siempre en la sombra y fue su luz, ayuda a conocer lo que había detrás, o mejor dicho, quién estaba detrás para que Berlusconi brillara en cada aparición.

Seguramente si escarbamos en la hemeroteca difícilmente encontraremos una imagen mala del Cavaliere (excepto sus últimas apariciones de las cuáles Gasparotti ya no intervino…) ¿Por qué si fue él, el que durante toda su vida había cuidado tanto la imagen de Berlusconi prescindieron de él en las apariciones de sus últimos años? En Forza Italia muchos fueron cayendo como un castillo de naipes de un momento a otro cuando el protagonista ya estaba mayor y como tantas veces sucede, los nuevos rara vez aceptan a los veteranos…

Recorrí con Roberto Gasparotti los pasillos del Palazzo Grazioli en Roma, este imponente palacio ubicado a una calle de la Piazza Venezia, a una calle del Palazzo Bonaparte, a dos pasos de la Via del Corso y muy cerca del Palazzo Chigi… en un lugar estratégico en donde Berlusconi montó su residencia romana en la que también trabajaba. Un lugar más ad-hoc imposible. Roberto Gasparotti nunca había vuelto a pisar ni a abrir las puertas de los salones en donde se movía como un delfín trabajando y analizando cada milímetro para las puestas en escena del Cavaliere, y con una emoción inmensa, me mostró los muros y los rodapiés que guardan muy posiblemente hasta la fecha, los cables y los apaños que se hacían para las transmisiones en directo desde el palacio.

Roberto Gasparotti recordando el rechinar de las puertas del palazzo Grazioli, residencia en Roma de Silvio Berlusconi
Roberto Gasparotti recordando el rechinar de las puertas del palazzo Grazioli, residencia en Roma de Silvio BerlusconiAlicia Romay

Fue el cuartel general en Roma de Berlusconi en el que ahora caminan por estos pasillos periodistas pertenecientes a la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia ¨Associazione della Stampa Estera en Italia” y a los que Berlusconi nunca quiso. Cabe decir que años antes de que falleciera, su jefe de prensa ante mi petición de una entrevista me dio una respuesta contundente: “Berlusconi nunca se deja entrevistar por la prensa extranjera”. Quién le iba a decir que ahora en los salones en donde vivió y trabajó tantos años iban a estar ocupados por aquellos a los que no podía ver ni en pintura.

La vida de Roberto Gasparotti al lado de Berlusconi fue como el mismo la define: “indescriptible”. Su pasión por los videos, por captar la imagen perfecta le cambió la vida cuando Berlusconi casualmente descubrió su arte. Seguramente el haber nacido en el pueblo de Carrara, la ciudad del mármol, le influyó para que desarrollara esta enorme sensibilidad y convertir de una toma aparentemente normal, una imagen perfecta. Su infancia transcurrió en el entorno de una familia muy modesta en un pueblo rodeado de minas de mármol, pero siempre estuvo enamorado de lo que se podía hacer con una cámara de video.

“Viviendo muy cerca de Versilia, Forte de Marmi y Viareggio, a donde llegaban todos los grandes nombres del mundo, del cine y de la televisión, desde pequeño me fascinó grabar en video” comenta Gasparotti. Pasó de hacerle videos a sus amigos en su pueblo que posaban para él y proyectárselos durante la merienda a ser el artífice de la imagen perfecta del político italiano más famoso de las últimas décadas. Era su mayor hobbie que al final se convirtió en una profesión.

A los 17 años junto a otros amigos fundó “Tele Carrara” ente que se ocupó de la emisión de las elecciones administrativas locales y fue una de las primeras televisiones autónomas de Italia que proyectó imágenes en color antes de que lo hiciera la RAI, la televisión oficial de Italia, y ese fue tan solo el inicio de su carrera. De allí pasó por una de las televisiones de la Toscana después a la de Bolonia y más adelante a la televisión de Montecarlo y fue aquí en donde su trabajo no pasó desapercibido.

En una de las competiciones por excelencia, el offshore, rodó al que fue uno de los ganadores de esa edición, Roberto della Valle, amiguísimo en aquel tiempo de Berlusconi y esto le cambió la vida para siempre: “El productor de della Valle, después de ver las imágenes que le había tomado, me llamó para comentarme que una persona estaba abriendo una nueva televisión en Milán y que querían que me uniera a ellos” y confirma: “La propuesta económica era tan buena que no me pude negar”.

Ya trabajando para el Canal5 con Valerio Lazarov éste le aclaró: “Nosotros somos un canal de televisión y no queremos ver por aquí cámaras para grabar tomas de cine, tenemos que trabajar con tele cámaras”.

En 1984 empezó a viajar por el mundo para rodar los documentales que se emitían en ése canal: “Sí se quería grabar a una ballena había que ir a Nueva Zelanda porque era más costoso pagar los derechos de los documentales ya hechos, que viajar y grabarlos para nosotros mismos” y añade “Ha sido una aventura increíble” asegura “Podía estar en Carolina del Norte y llegaba un telex para indicarme que de allí debía de ir a Buenos Aires o a cualquier otra parte del mundo".

En 1993 uno de los jefes le comunicó que a partir de este momento tenía que organizarse con su equipo para ir una vez al mes a Arcore (la residencia de Berlusconi en Milán) y permanecer una semana para grabar al cavaliere.

Berlusconi se quedó tan impresionado con el trabajo de Gasparotti que ordenó que tenía que permanecer a su lado por lo que ya no continuó rodando documentales por el mundo y desde ese día, se encargó personalmente de su imagen siguiéndolo por todos lados, viajando en su avión privado, en su coche, en Milán, en cada mitin... estaba con él siempre. Berlusconi en ese momento cuando Gasparotti empezó a trabajar a su lado, todavía no tenía claro si iba a dedicarse a la política. Un tiempo más tarde vino la gran noticia y la emisión de uno de los videos más vistos de su carrera: “La discesa in campo” el lanzamiento a su carrera política.

Esta fue la imagen que Gasparotti y su equipo crearon:

"L'Italia è il Paese che amo": nel 1994 la 'discesa in campo' di Silvio Berlusconi

Ya siendo su cámara man de confianza y a pesar de que entre ellos no hablaban mucho, recuerda un momento que fue muy especial: En 1994 en marzo, cuando Berlusconi ganó las elecciones, Gasparotti se acercó a él estando en la casa de Milán (Arcore) para felicitarlo y despedirse pues iniciaba su vida en la política y se daba por hecho que cambiaría a todo el equipo pero sucedió algo que no esperaba. Al momento de decirle hasta luego Berlusconi lo detiene y le dice: ¿A dónde crees que vas? Tú te vienes conmigo a Roma.

Roberto reconoce que nunca tuvo grandes ambiciones en ocupar un puesto en política, seguía apasionado de lo que sabía hacer: crear las perfectas tomas, la perfecta iluminación, el mejor encuadre, el mejor decorado ...y aceptó y siguió a Berlusconi a Roma para estar con él durante su larga carrera, viajaban juntos, comían juntos, le comentaba lo que quería hacer, horas y horas juntos en ruedas de prensa, en viajes, en manifestaciones. Berlusconi viajaba con su secretaria particular la señora Marinella Brambilla en el avión privado que estaba dividido en dos partes, los seis asientos delanteros en donde Berlusconi viajaba con su equipo más cercano, en el que se tapaba con una manta y dormía entre acto y acto, entre ciudad y ciudad y los traseros en donde viajaban los miembros de la escolta y otros acompañantes entre los que se encontraba Gasparotti.

Berlusconi le indicándole a Roberto Gasparotti
Berlusconi le indicándole a Roberto GasparottiImagen cortesía Roberto Gasparotti

Cuando terminaba un mitin, o una manifestación o una puesta en escena, Berlusconi, se metía en el coche con su secretaria y se alejaba de todo el mundo y se quedaba solo, sin hablar “era un hombre callado fuera de la escena. Era muy minucioso cuando preparaba sus discursos porque los estudiaba, los leía y releía, en voz baja y más alta. Estudiaba mucho, muchísimo” subraya Gasparotti. Para cada puesta en escena, le preparaban una maqueta para que diera su visto bueno, cada mitin, cada discurso, cada detalle lo revisaba personalmente. Para estar seguro que el discurso funcionaba, se lo leía en voz alta a quien estuviera delante durante los traslados o en la oficina o en las diferentes residencias.

Durante todos estos años trabajando para Berlusconi solamente hubo una vez que se enfadó con él y fue por un problema imprevisto, la iluminación no había sido la que quería "Se puso furioso pero más adelante vino a saludarnos y a pedirnos encarecidamente que no volviera a suceder" recuerda. "No comía mucho, en ocasiones se alimentaba con latas de atún".

Le dedicó la mayor parte de su vida y lo recuerda con mucha emoción.

Roberto Gasparotti fue el “creador” de esa imagen impecable de alguien que sin duda ha pasado a la historia de Italia : Silvio Berlusconi.