Día Mundial
Sanidad no financia la mayoría de los tratamientos recomendados frente al cáncer renal
La cobertura pública contra este tipo de tumores se ha reducido a menos de la mitad desde 2021, denuncia Alivia Fundación Oncológica,
La cobertura pública contra el cáncer de riñón en el Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha reducido a menos de la mitad desde 2021, pasando de seis tratamientos oncológicos recomendados por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) financiados de forma completa a solo dos a junio de 2025. Así, en la actualidad, de los nueve medicamentos recomendadas para estos tumores, dos no tienen ninguna financiación y cinco están financiadas con restricciones, según refleja el último informe Oncoindex, que mide de forma independiente la financiación pública real de tratamientos oncológicos y hematológicos.
Así lo ha denunciado hoy Alivia Fundación Oncológica, con motivo del Día Mundial del cáncer renal, que se celebra mañana 19 de junio. "El Gobierno no escucha y no tiene en cuenta las necesidades de miles de pacientes, afectados por uno de los tumores más graves", ha destacado Carla Galán, responsable de programas de Alivia en España, "El acceso a estos tratamientos es imprescindible para mejorar la calidad de vida de muchos enfermos, es imprescindible para que tengan un futuro y las cifras de mortalidad desciendan".
En España, el cáncer de riñón ocupa el octavo lugar en cuanto a prevalencia, con una estimación de 9.774 casos nuevos en 2025 y 2.245 fallecimientos en el año 2023, según señala la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Actualmente, la forma más habitual de diagnóstico es el hallazgo incidental en estudios de imagen realizados por otros motivos en pacientes asintomáticos, lo que ha contribuido a la detección precoz y, en consecuencia, a una mejora en el pronóstico de la enfermedad.
Tal y como explica la SEOM, en la práctica clínica habitual, los pacientes con carcinoma renal avanzado suelen recibir, a lo largo de la evolución de su enfermedad, una secuencia de tratamientos cuyo objetivo es prolongar la supervivencia manteniendo una buena calidad de vida. Gracias a las estrategias habituales, se alcanzan medianas de supervivencia superiores a 40 meses en determinadas poblaciones.
En primera línea, la elección de tratamiento debe basarse en la disponibilidad de los tratamientos aprobados, el grupo pronóstico (según criterios como los del IMDC) y las comorbilidades del paciente. De forma general, las combinaciones de inhibidores tirosina-quinasa (TKI) e inmunoterapia han demostrado beneficio en tasas de respuesta, supervivencia libre de progresión (SLP) y supervivencia global (SG) en comparación con TKI en monoterapia. La segunda línea de tratamiento va a estar condicionada principalmente por la terapia recibida en primera línea.