Alicante

Sin wifi, 4G, ni tele: Desconectar no es imposible

Huir del tsunami de Internet y de las redes sociales se ha convertido en otra opción de veraneo, la «braincation», en busca de la higiene mental. Hoteles con paquetes especiales que te obligan a abandonar tu móvil, casas rurales sin cobertura... Todo vale para dejar de obsesionarnos con los dispositivos.

La misión de los paquetes «detox» es recuperar hábitos tan veraniegos como leer el bestseller del verano
La misión de los paquetes «detox» es recuperar hábitos tan veraniegos como leer el bestseller del veranolarazon

Huir del tsunami de Internet y de las redes sociales se ha convertido en otra opción de veraneo, la «braincation», en busca de la higiene mental. Hoteles con paquetes especiales que te obligan a abandonar tu móvil, casas rurales sin cobertura... Todo vale para dejar de obsesionarnos con los dispositivos.

Imagínese que está de vacaciones. Ha conseguido olvidarse del trabajo. Y en mitad de su estancia vacacional recibe un WhatsApp del jefe o de un compañero. No es necesario ni que sea para usted, puede ser una broma de grupo, pero durante unos largos minutos, si no horas, ese mensaje le habrá hecho regresar mentalmente a su silla del «curro» y romper con el descanso mental en el que estaba inmerso y que tanto necesitaba. Pero, a pesar de ello, ni salimos de los grupos de la oficina, ni apagamos el teléfono ni dejamos de mirarlo aún estando en la cama.

Con la llegada del roaming gratis en la Unión Europea, la opción de disfrutar de unos días «off-line» parece aún más complicado. Pero no hace falta salir de nuestras fronteras para intentarlo.

«Durante la primera semana muchas personas son incapaces de desconectar de su vida diaria», explica Manuel Armayones, profesor de Estudios de Psicología y Educación y director de desarrollo del eHealth Center de la UOC. «Los primeros días uno sufre el ‘‘efecto lastre’’, estás en guardia ultimando detalles o pensando en el trabajo. Si consigues quitarte los dispositivos puedes lograr la desconexión en tres días».

Apagar el móvil no siempre es fácil. «Depende del perfil. Si uno tiene cierta dependencia sentirá ansiedad, nerviosismo... En cambio si no somos dependientes nos sentiremos más relajados, centrarnos en lo que estamos haciendo, si estás en la playa disfrutar de ella», no estar permanentemente pendientes del móvil, explica el psicólogo experto en adictos a la tecnología José Molina.

El detox digital que empezaron a demandar directivos hace unos años gana cada día más adeptos de perfiles distintos. Ahora «son cada vez más las familias y personas que viajan solas» las que demandan disfrutar de su descanso sin estar 24 horas al día conectado, explican desde Vincci Hoteles. «En los últimos cuatro años ha crecido la demanda un 60%». Nada más llegar al alojamiento dejará el teléfono móvil o el ordenador en recepción. A cambio, dentro de este pack, recibe un masaje, un circuito termal, piscina, yoga, pilates,etc. todo para romper con el día a día.

En la cadena Barceló hacen énfasis es que la gente hable en las comidas. Y es que según el estudio «Cómo comen los españoles», elaborado por el Grupo de Investigación Bienestar y Capital Social de la Universidad de Zaragoza, un 80% de las personas están pendientes del móvil durante los almuerzos. «No se trata de evitar que se moleste a otros comensales, sino de intentar generar un ambiente familiar en el que padres e hijos, parejas y amigos vuelvan a conectar sin la distracción del teléfono», explica Manuel Quintana Torres, director de La Bobadilla, a Royal Hideaway Hotel. Para lograrlo, en los restaurantes del hotel se ofrece a sus clientes la posibilidad de dejar el teléfono en la entrada y recuperarlos a la salida. «Lo que intenamos es crear un ambiente en el que sea posible disfrutar tanto de la propuesta gastronómica como de la compañía». «Los más reacios son los grupos de amigos adultos. Pero las familias con hijos adolescentes ven esta propuesta como una oportunidad de comunicarse con ellos».

Todos estos planteamintos entran no sólo dentro del concepto de «detox digital», los norteamericanos ya han creado una palabra para este modelo: «Braincation». No es más que la suma de dos palabras «brain» y «vacation». Lo que se busca es huir del estrés al que está sometido nuestro cerebro, no sólo por las largas jornadas laborales, sino también por el uso incontrolado de todos los dispositivos conectados. Y es que muchas personas llegan a la ansiada hamaca con el ‘‘síndrome de la vibración fantasma’’, que no es más que creer que el dispositivo se activa cuando no es así. Si es su caso, apunte también estas opciones.

El adiós a las redes sociales se puede conseguir en un gran número de casas rurales, caseríos e incluso pueblos enteros. En La Gándara Burgos, «no hay televisión. Eso le gusta a muchos clientes, aunque siempre hay gente a la que no. Además, como no hay casi cobertura móvil e Internet va peor, nos estamos planteando ofrecer este establecimiento como un enclave para desconexión digital», explican desde el establecimiento, donde por cierto, los clientes desayunan y cenan todos juntos para disfrutar de largas conversaciones.

Otra opción es Matavenero, una aldea participativa sita en la comarca de El Bierzo, en León, en la que viven 30 personas durante el invierno y unas 80 en verano. Los visitantes pueden disfrutar de una estancia máxima de 15 días, una quincena en la que no sólo no tendrán conexión, también aprenderán a vivir en comunidad en plena naturaleza.

En Canarias, a las afueras de Tao (Lanzarote), el dueño de una casa la ofrece como «libre de ondas electromagnéticas». Aunque, según nos explican desde la agencia que alquila su vivienda, esto pasa en toda esta zona. «Todas las viviendas cuentan con conexión a Internet, pero sin ondas». Si bien en ésta no hay televisión ni cobertura móvil. A esta oferta hay que sumar los pueblos que no tienen wifi, como en Vega del Castillo (Zamora) o Umbralejo, en Guadalajara.

Para los que buscan desconectar a todo lujo y no sólo su mente, sino también su cuerpo, el paquete «Transforma» que ofrece el Hotel MasQi en el Parque Natural de la Sierra de Mariola (Alicante) puede ser una opción. «Durante siete días se trabajan los puntos más débiles, tanto a nivel de salud física como emocional y mental», explican desde el centro. ¿Su precio? 2.100 euros.

Todo un abanico de posibilidades para huir del «tsunami social que nos arrastra a estar constantemente conectados», sostiene Javier Quintero, psiquiatra del Hospital Universitario Infanta Leonor. No ve mal estas ofertas veraniegas, pero insiste: «Lo importante es aprender a autodominarnos. Por nuestra higiene mental».