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Sanidad

El sindicato amigo de Mónica García se resquebraja

Dimite la vicepresidenta de la organización madrileña Amyts, Sheila Justo. Apoyó la unión sindical contra el Estatuto Marco, lo que le valió la marginación de la directiva

Manifestación del sindicato de médicos Amyts Rodrigo JimenezEFE

Desde que, el pasado enero, Sanidad diera a conocer los puntos esenciales del borrador del anteproyecto del Estatuto Marco del personal sanitario del Sistema Nacional de Salud, la profesión médica comenzó a organizarse para estar unida ante lo que consideraba unas condiciones incluso peores que las de la regulación actual en vigor, que data de 2003.

Dada la poca representación del colectivo médico en las organizaciones sindicales que integran el Ámbito de Negociación del texto con el Ministerio (tan solo un 18%), la profesión debía sumar fuerzas y trabajar en bloque para defender sus intereses. Lo lógico era que quien liderara este movimiento fuera la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), dada su presencia y su capilaridad en toda España. Así fue al principio pero, al poco tiempo, el sindicato madrileño Amyts, muy conocido por ser el principal impulsor de las protestas y manifestaciones sanitarias contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, decidió ir por libre y salirse de la CESM.

Así, junto a Metges de Cataluña, el de País Vasco y otros sindicatos locales fundaron la Agrupación Profesional Por un Estatuto Médico y Facultativo (Apemyf).

Detrás de este movimiento se veía la sombra de la ministra de Sanidad, Mónica García, exmilitante de Amyts y habitual de las cabeceras de pancarta en las manifestaciones contra Ayuso. La jugada de la ministra de Sanidad era tratar de dividir a la profesión médica y crear rencillas entre ellos, porque enfrentados serían más débiles. De hecho, García se reunión tanto con Amyts como con Metges de Cataluña en momentos clave previos a manifestaciones, negociaciones de la Mesa del Ámbito y huelgas, lo que le valió la bronca pública de los sindicatos generalistas por estos contactos secretos y bilaterales.

Pues bien, parece que la ministra ha conseguido parte de su objetivo, a juzgar por la carta que ha enviado la vicepresidenta del sindicato madrileño, Sheila Justo, a la dirección de Amyts para informar de que deja su cargo y la organización.

En ella expresa, literalmente, que "las últimas decisiones estratégicas –entre ellas el adelanto electoral como mecanismo de blindaje– evidencian una deriva directiva que, a mi juicio, se aparta de los principios esenciales como la pluralidad, la transparencia, la democracia interna y el respeto institucional".

Sheila Justo es una médico de familia de impecable trayectoria y alto valor en su desempeño profesional y sindical. Su postura ha sido contraria a la de la directiva (presidida por Ángela Hernández) de abandonar la CESM justo en el momento en el que la profesión médica debía estar más unida para defenderse frente a la desidia del Gobierno. Y aquí parece estar la clave de su salida. Aunque su cese es por voluntad propia, los argumentos que desgrana en la carta dejan poco margen a la duda.

Intento fallido de colonizar el Icomem

En la misiva, Justo explica que "la opacidad entorno a proyectos estratégicos fallidos, el uso cuestionable de los recursos y la creciente dificultad para el trabajo colaborativo dificultan el desarrollo de nuevas iniciativas y comprometen el bienestar laboral".

Cabe recordar que Amyts fue la principal impulsora de la candidatura de Tomás Merina a presidir el Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem) durante las polémicas elecciones celebradas en diciembre del año pasado. Acceder al Icomem era un objetivo estratégico para Amyts, ya que desde esta institución podrían hacer más fuerza en su oposición a Ayuso. Pero salió mal.

Pese a que Merina fue el ganador de los comicios, no fue elegido presidente porque no acreditó de forma conveniente uno de los requisitos exigidos para acceder al cargo: el de hallarse en el ejercicio de la profesión médica. Por este motivo, su candidatura fue anulada por la Comisión de Recursos de dicha corporación profesional el pasado 16 de enero, lo que creó una gran tensión en el entorno sanitario de Madrid.