Educación
Tener compañeros de clase pobres o inmigrantes no empeora el aprendizaje
Un estudio afirma que lo que sí puede influir en el aprendizaje son los resultados académicos de los compañeros
Tener en la misma clase compañeros de clase social más baja, inmigrantes o de hogares desfavorecidos "no empeora de por sí" el aprendizaje en la escuela, mientras que la presencia de alumnos de clase alta tampoco garantiza buenos resultados académicos, según un estudio del catedrático Julio Carabaña, presentado hoy.
"La segregación social en las escuelas, un dudoso problema del sistema escolar", publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación, explica que lo que sí puede influir en el aprendizaje son los resultados académicos de los compañeros.
Este "efecto pares", es decir, "la influencia de los compañeros en el rendimiento, consistiría en que los alumnos de nivel académico alto ayudan, mientras los de nivel académico bajo perjudican", informa Efe.
Según los datos del catedrático emérito de la Universidad Complutense la segregación, al menos la socio-económica, es en España tan alta como la media de los países de la OCDE, incluso más en términos absolutos; "pero eso es un hecho, no un problema".
"El problema vendría de sus consecuencias negativas, pero no hemos encontrado que revistan particular gravedad. Parecen nulas a nivel de recursos, están por determinar al nivel de las consecuencias en la vida adulta y han resultado muy pequeñas a nivel de desigualdad de resultados académicos", añade el trabajo del sociólogo.
El dato "clave" al respecto es que, en 2012, en el conjunto de España la segregación socioeconómica entre escuelas aumenta la desigualdad de aprendizaje de los alumnos en unos 150 puntos, una de las cifras más bajas de los 65 países participantes en el informe PISA.
En opinión del catedrático, "la segregación social entre escuelas parece uno más de los falsos problemas que los sociólogos crean, tomando como reales las abstracciones que ellos mismos producen a partir de las estadísticas".
Defiende asimismo que hay "poco que ganar en términos de igualdad reduciendo la segregación social entre los centros y por otro que las políticas para conseguirlo parecen costosas y de eficacia dudosa".
Y concluye que afirmar que la segregación social no es un problema de los sistemas escolares no es negar la existencia de problemas de segregación variados y dispersos, cuyo ámbito adecuado de diagnóstico y tratamiento son los espacios en que los alumnos pueden moverse por sí mismos entre la casa y la escuela.
"En esos ámbitos es posible el tratamiento y en esos ámbitos sería relevante el diagnóstico. Es muy probable que, en muchos de ellos, el impacto de la segregación social sobre la desigualdad de resultados llegue a ser tan débil como a escala más amplia, si no más, pero también es posible que haya lugares en que el impacto sea fuerte. Habría que averiguarlo en cada caso antes de actuar", añade.
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