Iglesia católica

La teóloga española designada por el Papa: "Las mujeres todavía somos vistas como la tentación en la Iglesia"

Francisco ha elegido a dedo a la investigadora maña Cristina Inogés, primera laica española en un Sínodo católico, para estrenar el sufragio femenino en el principal foro de diálogo que tienen los papas para promover las reformas eclesiales

La teóloga española Cristina Inogés, designada por el Papa Francisco para estrenar el sufragio femenino en el principal foro de diálogo que tienen los Papas para promover reformas eclesiales
La teóloga española Cristina Inogés, designada por el Papa Francisco para estrenar el sufragio femenino en el principal foro de diálogo que tienen los Papas para promover reformas eclesialesLa Razón

La teóloga maña Cristina Inogés se va a convertir en octubre en la primera y única laica española de las 55 que votarán en la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, un foro convocado por Francisco en el que la Iglesia busca analizar qué tiene que reformar para responder a los desafíos del Evangelio en el mundo de hoy. Se trata de la primera vez que los cristianos de a pie van a tener voz y voto en este órgano de reflexión creado por Pablo VI en 1965 para que los obispos asesoraren a los Papas.

No sé si se siente una privilegiada o se lo ha ganado a pulso…

Ni me lo he ganado a pulso ni me siento privilegiada. Siento que es un momento en el que hay una gran evolución en la Iglesia y, por tanto, es un paso normal que haya mujeres que voten. No creo que me lo haya ganado a pulso, porque hay otras muchas personas trabajando a fondo desde el inicio del Sínodo que podrían haber sido elegidas. Eso sí, siento una enorme responsabilidad.

¿Vota en su nombre o en el de otras tantas?

El voto lo emitiré yo, pero siento que llevaré a los que no han tenido mucha voz hasta el momento en la Iglesia. Eso sí lo tengo muy asumido después de todo el tiempo de preparación que hemos tenido. Votaré yo como Cristina, pero confío en que haya otros muchos que se sientan representados por mí.

¿Por ejemplo?

Las comunidades LGTBI a las que he acompañado y escuchado en estos años, a las víctimas de abuso, a las mujeres que sueñan con esta Iglesia… Todos a los que hoy no se les escucha con claridad.

Las mujeres que votan han pasado del 0% al 14% de una asamblea masculina. Paridad e Iglesia no parecen maridar…

Todavía no, pero llegará. En cualquier caso, yo lo abordo desde una perspectiva positiva. Hace dos meses esta presencia femenina era impensable. Hemos pasado de repente de 0 a 14 y eso en la Iglesia es mucho, aunque parezca que no. Si analizamos el camino recorrido en estos dos años desde que Francisco convocó este Sínodo, vemos que, con todas las deficiencias y obstáculos, se ha iniciado un proceso que sigue adelante y no se para. Visto así, pasar de 0 a 14 es maravilloso.

Podría darse que en las sesiones del Sínodo usted lleve pantalones y los obispos lleven faldas en sus sotanas. ¿Un anacronismo?

Yo casi nunca llevo falda… Está claro que la vocación y el ministerio no tiene que ir tan ligado a la imagen que se lleva y se proyecta, y sí las actitudes y el servicio. Si hay obispos que todavía quieren significarse con la filetata, son libres. ¿Es anacrónico? Puede, pero hay un sector de la Iglesia que está recuperando esas prácticas.

Cuando estudió teología, tuvo que licenciarse en una facultad protestante porque alguien decidió que no se la evaluara en un seminario católico. ¿Eso pasaría hoy?

Hoy sería más complicado, porque los seminarios están vinculados directamente a facultades, pero podría suceder. En aquella época pasó, lo viví con un dolor tremendo porque sentí el rechazo de mi Iglesia por la única condición de ser mujer, pero afortunadamente me abrió horizontes inesperados. No sería la teóloga que soy de no haber estudiado en una facultad protestante.

Mujer y teóloga. Para algunos, ese cóctel es un peligro…

No somos peligrosas, somos diferentes. El problema no radica en ser mujer, sino en la falta de diálogo con las mujeres. Hay algunos hombres en la Iglesia que no hablan con las mujeres, sino de las mujeres, creándose su propio estereotipo. Algunos obispos piensan que, por sistema, las mujeres nos paseamos con una manzana en la mano, aunque ni siquiera existiera la manzana en el Génesis… Es fruto de cómo se han formado los sacerdotes en el seminario: sin presencia femenina. Eso al final genera un cortocircuito y somos vistas como la tentación. Y no es verdad.

Su designación ha sido una decisión directa del Papa. ¿Qué ha visto en usted?

Sinceramente, habría que preguntárselo a él. Me gustaría saberlo.

Es una investigadora batalladora, pero que huye del aumento de decibelios en debates y escritos. ¿Cómo se logra este equilibrio?

Con mucha paciencia conmigo misma y de mucho autoeducarme en ser consciente de que se puede decir todo si controlas cómo decirlo. Te lo juegas en el adverbio, en el sinónimo y en cómo modulas el tono de la voz y los gestos. Hasta ahora el Espíritu me va ayudando bastante a encajar esas piezas.

Aun así, en redes sociales hay quien le tacha de hereje…

Si les sirve para divertirse, bendito sea Dios. No soy herejeni entra en mis cálculos hacer, decir o escribir algo que rompa la comunión.

En este contexto, será impensable aprobar pasado mañana la ordenación femenina. Sin embargo, sí aparece como reflexión para debatir en este Sínodo…

Defenderé siempre que la mujer pueda ser sacerdote, porque no hay impedimento alguno. Pablo VI en 1970 encargó a la Comisión Teológica Internacional y a la Comisión Bíblica Internacional un estudio sobre la viabilidad del sacerdocio femenino. La Teológica dijo que no, pero la Bíblica dijo que no hay ningún inconveniente en la Biblia que justificase la exclusión de las mujeres y que el hecho de que Jesús eligiera a doce varones era fruto de una cuestión práctica de la cultura de entonces. A lo mejor habría que retomar esos estudios hoy. Además, si la vocación en sí es un don de Dios, no me imagino a Dios elaborando un listado en el que quita a las mujeres a la hora de recibir los dones del Espíritu. Y hasta donde sé, esos dones no tienen género. Sin embargo, entrar ahora en la ordenación con la clericalización tan fuerte que hay, no sé si sería lo más adecuado, porque al final, o se nos comería, o acabaríamos volviéndonos tan clericales como otros grupos ideologizados de la Iglesia.

¿Francisco es progre, carca o ninguna de las dos cosas?

Es un fiel seguidor del Evangelio. A los que les parece carca necesitarían revisar sus posturas evangélicas. A los que les parece progre, tendrían que ver que Jesús tampoco iba pisando el acelerador por los caminos de Galilea. Francisco no es ni progre ni carca.

Dicen que el Papa se ha leído de arriba abajo su libro «Beguinas. Memoria herida» (PPC), un grupo de mujeres católicas independientes y libres en la Edad Media. ¿Deberían existir hoy?

Me siento totalmente una beguina del siglo XXI. En el libro se muestra una forma de vida que sería muy alentadora hoy en la Iglesia.