
Investigación
La vacunación contra el herpes zóster, una estrategia preventiva de la demencia
El efecto protector se extiende a la salud cerebral y se mantiene durante años, según un estudio reciente publicado en Nature

El efecto protector de la vacunación contra el herpes zóster frente a la demencia va ganando peso científico. Un estudio reciente, publicado en Nature, aporta, por primera vez, una explicación biológica de este hecho y amplía la protección a la salud de todo el sistema nervioso central. Según los investigadores, la inmunización frente al virus varicela-zóster, que permanece latente durante años en el sistema nervioso tras la infección infantil, reduciría la inflamación y el daño neuronal asociados a su reactivación.
Hasta ahora, diversas investigaciones habían demostrado que la vacunación completa frente al virus disminuye un 32% el riesgo de demencia, un efecto que se mantendría entre 4 y 10 años. El nuevo trabajo da un paso más y describe los mecanismos inmunológicos y celulares implicados.
Partiendo de un análisis retrospectivo y longitudinal de más de 100 millones de historiales médicos en Estados Unidos (2007–2023), los científicos observaron que la vacuna recombinante Shingrix, utilizada de forma preventiva en mayores de 65 años, estimula una respuesta inmune específica capaz de mantener al virus en estado inactivo dentro de las neuronas.
Mejora la memoria inmune
Esa "vigilancia inmunitaria" evitaría que el virus se reactive y cause inflamación persistente en el tejido nervioso, un proceso que se ha relacionado con la degeneración cognitiva. Además, el estudio muestra que la vacuna induce cambios epigenéticos en las células inmunes –un tipo de "reprogramación" que mejora la memoria del sistema inmunitario–, lo que podría explicar por qué su protección se mantiene durante años.
Otras conclusiones relevantes fueron que el efecto protector fue más fuerte en personas mayores y mujeres, que son quienes presentan mayor riesgo de reactivación del virus varicela-zóster, que recibir dos dosis se asoció con menor riesgo de demencia que recibir solo una y que quienes tuvieron múltiples episodios de herpes zóster presentaron un riesgo hasta el 9% mayor de demencia que aquellos con un solo episodio.
Los autores destacaron que no se trata sólo de evitar los brotes de las enfermedades asociadas al virus sino de preservar la salud del sistema nervioso. "Nuestros resultados sugieren que el control de las infecciones latentes tiene efectos beneficiosos más amplios de lo que pensábamos, incluso en el cerebro".
Aunque el hallazgo no demuestra una relación causal definitiva, sí refuerza la hipótesis de que las infecciones virales latentes -como las del herpes o el virus Epstein-Barr- podrían desempeñar un papel en el desarrollo posterior de enfermedades neurodegenerativas.
Pese a que los autores reconocen que se necesitan más estudios, el trabajo es relevante porque consolida un cambio de paradigma: las vacunas no solo previenen infecciones, también podrían ayudar a frenar procesos inflamatorios y degenerativos del cerebro. Una idea que podría representar una estrategia preventiva de la demencia con importantes implicaciones en salud pública.
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