Robótica

Elon Musk, CEO de Tesla y Neuralink, alerta sobre la futura relación entre IA y personas: "Si los humanos tenemos la capacidad cognitiva de una planta en maceta, la IA podría aburrirse e ignorarnos"

En el horizonte temporal de una década el hombre más rico del mundo aspira a que inteligencia artificial y humana se puedan alinear para potenciarse mutuamente y conservar la alimentación cognitiva

Elon Musk, fundador de compañías como SpaceX y Neuralink, durante una presentación
Elon Musk, fundador de compañías como SpaceX y Neuralink, durante una presentaciónJAMES DUNCAN DAVIDSON

Hoy en día se ve la relación entre el conocimiento y la tecnología como algo unidireccional. La existencia de saber, de estudios, de datos, de información como alimento de aquellos sistemas en los que se centra la industria tecnológica actual.

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La inteligencia artificial y, de su mano, la robótica, copan un gran espectro del trabajo de las grandes compañías, por ejemplo, Tesla, pero también las orientales, como Xpeng. Y es que el mercado asiático apuesta de manera decidida por los robots humanoides, tal como destacó recientemente el magnate Elon Musk.

Para el dueño de compañías tan destacadas como Tesla, SpaceX o Neuralink, resulta inevitable establecer marcos temporales en los que tratar de obtener un resultado que satisfaga las aspiraciones como la de transferir un cerebro humano a un robot. En su caso, y habida cuenta de que a través de Tesla y Neuralink puede aunar tanto conocimiento técnico en robótica como en neurotecnología, esa meta ya está fijada: 10 años.

Necesidad de mantener el interés de la IA en el conocimiento humano

El primer esbozo de ello ya se ha producido en Neuralink, con las primeras imágenes de un paciente manejando un brazo robótico con su propia mente, pero Elon Musk piensa más allá. No obstante, reconoce que para cumplir con sus deseos tiene que seguir habiendo una alimentación en forma de información y conocimiento a la inteligencia artificial que haga que ésta mantenga el interés en cuanto emana de los humanos.

Así lo expresó el empresario a través de la red social ‘X’ (antes Twitter) a colación de una interacción de Peter Diamandis, escritor y experto en tecnología, quien recordó un vaticinio de Musk acerca de que la evolución estaba a solo 20 años de transferir una mente humana a un robot. En su réplica, Musk acortó esos plazos y los fijó en torno a una década: “Probablemente cerca de 10 años, pero puede que no se sienta igual estar "en" un cuerpo robótico, dado que no tendría toda la química de un humano”, expresó Musk.

No obstante, para ello hay condiciones que se deben mantener, como el hecho de potenciar la capacidad cognitiva tanto de la inteligencia artificial como la humana para que la primera no se quede sin flujo de conocimiento y pierda el interés en su fuente de alimentación principal: “Si los humanos tenemos la capacidad cognitiva de una planta en maceta, la IA podría aburrirse e ignorarnos, tal como nosotros ignoramos a la planta”, reconoció el multimillonario.

Una circunstancia que, de producirse, supondría un frenazo en las aspiraciones del empresario canadiense de origen sudafricano de lograr, a través del desarrollo de sus robots Optimus en Tesla y de las conexiones cerebro-computadora en las que trabaja Neuralink, dar con ese ente artificial al que trasladar la capacidad mental humana para, como señala el propio Elon Musk, “aumentar la probabilidad de que la inteligencia artificial se alinee con la humanidad”.