
China
La 'superarma' definitiva de China no es un misil: es un robot humanoide ideado por un joven de 20 años
Un joven de 20 años impulsa en Pekín la creación del primer robot humanoide open source, respaldado por millonarias inversiones y el apoyo del gobierno chino

En un dormitorio universitario, con apenas 2.100 euros de presupuesto y mucha curiosidad y pasión por la robótica, un estudiante chino de 20 años construyó un robot humanoide capaz de caminar por sí solo.
Ese joven se llama Huang Yi, y hoy es el fundador de RoboParty, una startup de Pekín que quiere revolucionar la robótica con un proyecto tan ambicioso como inusual: crear el primer robot humanoide totalmente open source.
Para que nos entendamos, este término se refiere a programas o proyectos cuyo código fuente está disponible públicamente para que cualquiera pueda verlo, modificarlo y compartirlo.
De un experimento casero a una revolución tecnológica
Lo que empezó como un experimento casero se ha convertido en una empresa respaldada por gigantes como Xiaomi y Matrix Partners China, con rondas de inversión millonarias y el apoyo explícito del propio gobierno chino.
Huang ya presentó versiones iniciales de su robot, “AlexBot” y “AlexBotmini”, y ahora trabaja en ATOM, un modelo abierto que busca convertirse en la base principal de la tecnología robótica china.
Y esto llega en un momento en el que China está apostando más fuerte que nunca por la robótica y la inteligencia artificial como tecnologías estratégicas en distintos ámbitos, poniendo sobre la mesa fondos públicos que superan los 20.000 millones de euros en subvenciones.
Además, se han creado programas específicos para jóvenes investigadores, con becas que rondan los 70.000 euros, y fondos locales como el de Shenzhen, que destina más de 1.300 millones a impulsar empresas de este sector.
Los humanoides ya no son solo máquinas: actualmente se han convertido en protagonistas de la próxima gran carrera tecnológica.
Y en medio de esa competencia aparece Huang Yi, un joven de apenas 20 años que se ha transformado en el rostro más inesperado de esa ambición.
El universitario tiene una apuesta clara, abrir el código, compartir estándares y construir un ecosistema colaborativo, algo que contrasta totalmente con lo que hemos visto hasta ahora.
Mientras Elon Musk se pelea por ser el más importante, este joven da una lección de cómo buscar la prosperidad colectiva.
El camino, sin embargo, está lleno de obstáculos. Hoy en día, los robots humanoides siguen siendo caros, experimentales y con pocas aplicaciones reales. Hasta que se encuentren soluciones a estos desafíos, será muy complicado que esta tecnología alcance su verdadero potencial.
Aun así, RoboParty, con su espíritu juvenil y su filosofía abierta, se presenta como una pieza distinta en un tablero controlado por grandes corporaciones y proyectos estatales.
Porque más allá de los misiles y la propaganda militar, la verdadera “superarma” de China podría ser un robot humanoide nacido en un dormitorio universitario, fruto de la visión de un joven convencido de que la tecnología solo avanza de verdad cuando se comparte.
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