
Restos lunares
La Luna bombardea a la Tierra con sus restos, pero esto nos explica algo crucial
Una reciente investigación ha podido realizar simulaciones que permiten conocer cuántos restos procedentes del satélite acaban en nuestro planeta, así como la zona de impacto

Si uno cierra los ojos y dibuja con la mente una imagen de la Luna, a buen seguro en la oscuridad inicial del pensamiento le sigue la aparición de una imagen gris, redonda y con unas muescas en su superficie.
Esas marcas que definen de forma tan personal a la Luna son cráteres formados por impactos recibidos en el satélite. De ellos y gracias a un reciente estudio se ha podido obtener una información desconocida hasta la fecha sobre los restos generados por dichos impactos y que en el pasado fueron objeto de estudios con conclusiones muy significativas.
Uno de cada cuatro fragmentos
Y es que gracias a la investigación dirigida por José Daniel Castro-Cisneros junto a los investigadores Renu Malhotra y Aaron J. Rosengren y recogida por el medio Science Alert se ha podido saber cuánto material resultante de esos impactos sufridos por la Luna llega a la Tierra.
No obstante, los científicos centraron su trabajo en rastrear con mayor fiabilidad gracias a los más modernos modelos informáticos cómo los desechos lunares terminan en la Tierra. El uso de paquetes de simulación conocidos como “Rebound”, que modelan de forma simultánea la Tierra y la Luna y que emplean una velocidad de eyección más realista tras el impacto sobre la superficie lunar que genera esos restos que llegan al planeta azul, ha permitido al equipo obtener conclusiones con un mayor grado de fiabilidad.
Gracias a esa investigación y a los factores con los que han podido contar, han llegado a la conclusión de que cerca de una cuarta parte de los restos salidos de la Luna a lo largo de 100.000 años (el 22,6% según datos del estudio) acaban en la Tierra. De ese porcentaje, y a tenor de las conclusiones del estudio, la mitad de esas colisiones tienen lugar durante los primeros 10.000 años.
Otro de los focos del estudio estaba puesta para el equipo de Castro-Cisneros en el asteroide Kamo'oalewa, que orbita circunferencialmente alrededor de nuestro planeta, aunque a una distancia que impide considerarlo un satélite. Para el equipo, Kamo'oalewa podría ser un fragmento lunar desprendido en alguno de los impactos recibidos por el satélite. Esto se ha visto en el pasado con restos bautizados como cuasi-satélites.
El equipo investigador también ha sido capaz de calcular tanto la velocidad de salida de los restos como la zona de impacto. La eyección lunar viaja a 11,0-13,1 km/s y termina de forma mayoritaria cerca del ecuador, con un 24% menos de impactos en los polos.
Esta información que ve la luz tras la investigación del equipo encabezado por José Daniel Castro-Cisneros permite no solo actualizar con métodos más modernos sino también extender el conocimiento acerca del intercambio de material ente la Luna y la Tierra y demostrar que cerca de una cuarta parte de ese material acaba en la Tierra.
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