Propiedades
La pesadilla de vivir al lado de Mark Zuckerberg: ha tenido que regalar auriculares con cancelación de ruido a todos sus vecinos
Las obras que acomete el director ejecutivo de Meta en las más de diez propiedades que posee en el prestigioso barrio de Palo Alto, California, incomodan el día a día del resto de sus vecinos
La revista Forbes elevaba la fortuna de Mark Zuckerberg en abril de 2025 hasta los 216.000 millones de dólares. Una cifra que ha ido en aumento en los últimos años gracias a la cuenta de resultados del conglomerado Meta, con Facebook, Instagram y WhatsApp como estandartes y que conserva a pesar de inversiones millonarias pensando en reforzar sus equipos investigadores en inteligencia artificial.
Con esa cantidad tan cuantiosa a su disposición, el cofundador de la red social de la F blanca sobre fondo azul ha ido adquiriendo propiedades en Palo Alto, una ubicación reservada para una clase social con gran poder adquisitivo situada en el condado de Santa Clara, en el estado de California.
Las consiguientes reformas y modificaciones en sus nuevas propiedades han trastocado el día a día del resto de vecinos de la zona residencial, pese al intento del multimillonario por calmar la tensión con ellos a través de regalos que ni mucho menos compran la paz que perturban unas obras.
Ocho años de obras colman la paciencia de los vecinos
Mark Zuckerberg ha adquirido en el vecindario de Crescent Park un total de once propiedades por valor total de 110 millones de dólares en los últimos catorce años, en las que no cesan las obras desde hace al menos ocho, para disgusto del resto de vecinos. El director ejecutivo de Meta, conocedor de la situación, ha querido subsanar las molestias y hacer que los vecinos las pudieran sobrellevar del mejor modo posible.
Para ello, tal como apunta el periódico estadounidense The New York Times, Zuckerberg ha regalado a sus vecinos auriculares con cancelación de ruido. Una ofrenda de paz que serviría para silenciar, al menos en parte, el ruido y las molestias que generan las máquinas y los equipos que llevan a cabo las obras que proyecta el cofundador de Facebook en sus propiedades.
Zuckerberg se ha hecho con un gran número de residencias en la zona pensando en su privacidad y la del resto de su familia, cuestión que choca ligeramente con algunas de las prácticas de sus plataformas. Para preservar su intimidad y la de los suyos, ha convertido algunas de esas propiedades en casas de huéspedes e incluso en una escuela privada para sus hijos y ha instalado multitud de cámaras de videovigilancia, obras de gran magnitud y que requieren de trabajos de maquinaria pesada y que ponen en jaque la intimidad vecinal.
El subsuelo, otro escenario de obras
Pero las obras no solo afectan a las viviendas que hay en la superficie. Los residentes de la zona reportan la construcción también de un complejo subterráneo de 650 metros cuadrados, con la consiguiente presencia de escombros, polvo, camiones extrayendo residuos y cortes de calles y por supuesto el ruido, aunque en eso sí parece haber reparado el director ejecutivo de Meta con los auriculares con cancelación de ruido que ha regalado a sus compañeros de barrio.
Los detalles de Mark Zuckerberg para calmar los ánimos han incluido también botellas de vino espumoso y donuts, pero nada de ello parece suficiente como para aplacar el malestar de quienes formaban parte de un barrio exclusivo y un remanso de tranquilidad que se ha visto transformado en los últimos años.
Todo ello por la llegada de un vecino muy preocupado por su privacidad y su seguridad a quien no le ha costado romper el ambiente apacible del barrio, y que además cuenta con un respaldo económico que bien podría acabar haciendo que todo el vecindario apareciera en el registro de la propiedad a su nombre.