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Deporte

La vela paralímpica renace gracias a la tecnología inclusiva

El ingeniero y deportista gallego impulsa Yes We Sail, un proyecto que une innovación tecnológica y navegación inclusiva para personas con discapacidad visual

Dani Anglada, fundador de Yes We Sail, logró circunnavegar en solitario la Isla de Wight gracias a un chaleco-brújula háptico SAILINGSHOTS BY MARIA MUIÑAEUROPAPRESS

Dani Anglada Pich no se define únicamente como ingeniero o deportista. Prefiere presentarse como alguien que se niega a aceptar que el mar tenga barreras.

En 2024 fundó Yes We Sail, un proyecto nacido con una idea sencilla y poderosa: que cualquier persona, incluso con discapacidad visual, pueda sentir el viento, competir y disfrutar de algo que a él le llena tanto como la propia navegación.

Del sueño al primer barco inclusivo

Todo comenzó con un sueño del deportista, que se convirtió en una realidad gracias a la ayuda de su equipo, que levantó el primer Patín Catalán A2 adaptado del mundo, un barco equipado con tecnología IoT, vibraciones hápticas y sistemas de guiado capaces de transformar datos en sensaciones.

No es solo una embarcación, sino la puerta hacia una náutica inclusiva, universal y con infinitas posibilidades reales.

Si alguien tuvo la culpa de que este sueño hoy sea una realidad, esos fueron sus familiares y amigos.“Ellos nunca me dijeron que no”, recuerda Dani al hablar del apoyo constante de su madre, de su socio Giorgio Maritan y de Salomé Valero, directora de innovación en Kyndryl.

Ese respaldo fue decisivo para que la idea creciera y se consolidara como un proyecto que hoy busca convencer al Comité Olímpico Internacional de que la vela vuelva a ser un deporte paralímpico oficial en Brisbane 2032.

Como en toda buena historia, hubo un día que marcó el punto de inflexión. El 24 de julio, Dani se convirtió en la primera persona invidente en circunnavegar en solitario y sin escalas la Isla de Wight.

Fueron trece horas y ocho minutos de navegación, setenta millas de resistencia y confianza a bordo de su patín Lady.

El reto comenzó con el cañonazo del Royal Yacht Squadron y terminó con el deportista demostrando que la inclusión es práctica.

El chaleco-brújula que diseñó junto a Yes We Sail no necesita hablar, sino que vibra. Cuenta con doce puntos de referencia, conectividad satelital y sensores que convierten el rumbo en sencillas señales táctiles. “El sonido se pierde con el viento, pero la vibración es inmediata y transparente”.

El mar como aliado inclusivo

Gracias a esta innovación, el mar deja de ser un lugar hostil y lleno de peligros, pasando a ser un terreno donde la tecnología acompaña al instinto y multiplica la autonomía del navegante.

Este “ingeniero de la visión” quiere llevar su invento a otro nivel, incorporando la inteligencia artificial para detectar obstáculos, anticipar decisiones y ofrecer aún más independencia a quienes se atrevan a desafiar las olas.

Para lograrlo, Yes We Sail busca financiación y aliados que crean, al igual que ellos, que en el mar nohay barreras.