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Variante Ómicron: ¿Y si el CNI hiciera un seguimiento de nuestros teléfonos para contener infecciones? Es lo que ocurre en Israel

Ya a principios de la pandemia, la agencia de seguridad israelí recibió órdenes de realizar seguimientos sobre personas infectadas y sus contactos. Sin necesidad de que estos se descarguen una aplicación.

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Como ocurrió a inicios de la pandemia, en 2020, Israel se ha convertido en uno de los primeros países en cerrar sus fronteras a turistas. Esta vez debido a la variante Ómicron. Y, al igual que el año pasado, el gobierno ha decidido que los servicios de seguridad internos, el Shin Bet, rastreara digitalmente a los pacientes para localizar a las personas que podrían haber sido infectadas con la nueva variante. Además, a las personas sospechosas de estar en contacto con una persona infectada con la variante Ómicron se le indicará que debe acudir a realizarse un test para determinar si se ha contagiado.

Todo esto sin necesidad que los ciudadanos se descarguen ningún tipo de aplicación, simplemente por tecnología de rastreo y seguimiento de teléfonos móviles. Sí, la agencia de seguridad interna seguía a aquellas personas que estaban infectadas. Obviamente esto ha levantado muchas ampollas, aún en el propio Shin Bet. La agencia propuso, ya el año pasado, que un organismo civil se encargue del seguimiento, en lugar de pedirle a la agencia que lo haga. Y ahora ha vuelto a solicitar idéntica medida ya que teme que su participación en una tarea altamente intrusiva y puramente civil, entraría en conflicto con el objetivo de la agencia. A pesar de ello, no se ha establecido ningún organismo para ello.

El director de Shin Bet, Ronen Bar, argumentó que cualquier participación de su agencia debería ser mucho más limitada que durante las oleadas anteriores del virus, cuando el Shin Bet rastreaba a todos los pacientes. Tanto el gabinete del coronavirus como el gabinete en pleno aceptaron esta posición y acordaron que la agencia rastreara solo a las personas sospechosas de portar la variante Ómicron.

Bar también le dijo al gabinete del coronavirus que, según la experiencia obtenida el año pasado, el rastreo es efectivo siempre y cuando el número de pacientes sea reducido. Si la tasa de infección aumenta significativamente, e Israel ve a docenas o cientos de pacientes con Omicron (por ahora habría solo 2 casos confirmados), el Shin Bet solicitará detener su seguimiento.

Por su parte, el ministro de Salud, Nitzan Horowitz, dijo en una conferencia de prensa el domingo que prefiere “que el Shin Bet se ocupe de asuntos de seguridad, en lugar de asuntos civiles”… Pero también agregó que, debido a la situación actual, “decidí con la autoridad que se me confiere acceder a la solicitud de los expertos y tomar esta decisión”.

La medida ha creado polémica desde el principio. El Tribunal Superior de Justicia ha criticado esta práctica señalando que casi 400.000 personas fueron puestas en cuarentena por error debido al rastreo realizado por el Shin Bet. En marzo, el Tribunal Superior dictaminó que la agencia solo podía rastrear a los pacientes que se niegan a cooperar con los rastreadores de contactos, diciendo que la política de monitorear a los ciudadanos violaba injustificadamente sus derechos de privacidad.

La presidenta de la Corte Suprema, Esther Hayut, afirmo que los eventos habían validado preocupaciones anteriores: el temor a que una medida temporal, pudiera volverse permanente. Por su parte, Yitzhak Amit, también miembro de la Corte Suprema, describió el rastreo como “una pendiente resbaladiza” y dijo que lo que estaba en juego no eran meras violaciones a la privacidad, sino más bien el hecho de que la privacidad estaba siendo violada específicamente por el servicio de seguridad del país.