Educación tecnológica

Begoña Villacís: “No hay que estigmatizar internet o los videojuegos, su impacto puede ser positivo en nuestros hijos"

La ex vicealcaldesa de Madrid estudió diseño en HTML a los 19 años y nos habla de su relación con la tecnología como madre.

Begoña Villacís.
Begoña Villacís.Begoña Villacís

Es conocida como abogada, política, ex vicealcaldesa de Madrid (no necesariamente en ese orden), pero tiene un lado menos público: a los 19 años estudió diseño web o más precisamente diseño HTML, el lenguaje que utilizan las páginas web. Por ello no es extraño que al hablar con ella, su vínculo con la tecnología y con sus hijas ocupe un lugar destacado. ¿Cómo gestiona Begoña Villacís la relación de sus hijas con las redes sociales y los dispositivos?

“Soy madre de familia numerosa: tres hijas, una de 17, una de 16 y una de 4. Cada hija es única y requiere diferentes estrategias – nos explica Villacís en conversación telefónica -. Lo que tienen en común es que ninguna consume televisión abierta, por ejemplo. La mayor, por su parte, tiene muy poca dependencia de las redes y las pantallas. La mediana tiene una comprensión muy alta. Ha estudiado programación, robótica y le encantan los videojuegos. De hecho, ha hecho pruebas prácticas en U-tad, el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital. Mientras que la más pequeña ve algún contenido por la noche, intento limitarlo a eso, pero confieso que a veces le he puesto dibujos si tenía una reunión por zoom… La conciliación no es sencilla. Eso sí: en el idioma original, nunca doblajes”.

Aquí es cuando aparece una de las utilidades de la tecnología y las redes: la exposición a otros idiomas. De acuerdo con un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, desde los 2 meses los recién nacidos son capaces de identificar diferentes idiomas. “A nivel fonético – explican los autores -, la exposición a un idioma específico reduce la capacidad de los bebés para discriminar los sonidos del habla de un idioma extranjero: disciernen fácilmente las diferencias entre las unidades fonéticas utilizadas en los idiomas, algo que ya no hacemos como adultos”. Básicamente, mejora nuestra comprensión, pero también nuestra pronunciación al identificar la fonética. Si a eso le sumamos que aprender un idioma reduce nuestros prejuicios hacia otras culturas y religiones, los beneficios son muy claros y no se limitan a personas.

“Todo el ciberespacio lo vemos con prejuicios – añade Villacís - pero actualmente es parte de la sociabilización. Es una nueva habitación donde conversar. Al principio, con mis hijas mayores, utilizaba mucho control parental. Hablamos mucho: ellas saben qué es el sexting, les hablo de casos reales. Una de las claves es explicar cómo funciona para que no cometan errores. Y lo bueno es que ellas me cuentan lo que ven a su alrededor. Asumo la privacidad que tienen. Inicialmente, les pedía contraseñas, pero luego ya no. También saben qué herramientas hay que usar si hay que denunciar algo, ya sea a través de la policía, de la escuela o de padres y madres”.

Otorgar estas herramientas son parte del aprendizaje de nuestros hijos en el universo tecnológico. De acuerdo con un informe publicado por la Fundación ANAR, los casos de grooming aumentaron un 55% en un año (entre 2021 y 2022) y se han multiplicado por cuatro en la última década. Y aquí entra un factor clave: la edad del primer móvil. Si bien no hay recetas mágicas, ni claves inequívocas, el conocimiento, de nuestros hijos, es el mejor consejero.

“Muchos niños tienen móviles desde muy pequeños y no me parece lo más adecuado – afirma Villacís-. Las mayores mías tuvieron su primer móvil entre los 12 y los 13 años, pero no es algo fijo, depende de cada persona, de su madurez, de la confianza… de muchos factores”.

Y en ese momento comienza la aventura, pero en su acepción etimológica: el futuro del verbo llegar. Las redes sociales tienen y contienen una ambivalencia propia de su definición: pueden servir tanto para conectarnos, como una red de amigos, como para atraparnos en una telaraña.

“Lo que condiciona de las redes sociales es que ya no se ven los sitios, sino las fotos de los sitios – coincide Villacís-. Estamos sometidos a demasiados estímulos y es en ese momento cuando asoman las carencias. Por ello no es extraño que en algunas circunstancias se viva con mucha ansiedad. Lo que hay que comprender es que todo lo que publicamos queda allí. Por otro lado, es importante destacar que no hay que estigmatizar las redes o los videojuegos. Es algo que puede impactar en su futuro. Es necesario realizar una criba, tanto de la tecnología como de algunos prejuicios. En lo que a creatividad e imaginación respecta, si bien es cierto que al tener todo hecho se hace muy difícil crear algo nuevo, ahora se tienen muchos más medios. La tecnología ha democratizado el acceso a muchos medios y las redes permiten encontrar la inspiración, conocer personas, relatos y sitios que de otro modo serían imposibles de encontrar”.

No hay una receta mágica para nuestros hijos e hijas en las redes, pero la docencia y la confianza pueden ser los guijarros que dejemos en el camino para que ellos siempre tengan la posibilidad de volver.