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Bienvenido, señor 7, ¿lo mismo de siempre?

Bienvenido, señor 7, ¿lo mismo de siempre?
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Cinco días conviviendo con el esperado iPhone 7 puede que no sea mucho tiempo, pero es el suficiente para comenzar a establecer algunas conclusiones sobre cuánto promete y qué cumple el nuevo smartphone de Apple.

Cinco días conviviendo con el esperado iPhone 7 puede que no sea mucho tiempo, pero es el suficiente para comenzar a establecer algunas conclusiones sobre cuánto promete y qué cumple el nuevo smartphone de Apple.

Diseño

A primera vista y de no ser por algunos colores, como el nuevo jet black, el iPhone 7 parece el gemelo del modelo 2014 (léase el 6). Luego, al sacarlo de la caja llegan las primeras diferencias. La pantalla se fusiona con el cuerpo de un modo más sutil, las líneas de la antena desaparecen en los modelos negros, aunque en rosa, gris y oro no se pueden teñir esas bandas que tanto «molestaban» dos años atrás. La otra gran diferencia es el puerto para los cascos. El conector lightning es ahora la única opción tanto para alimentar la batería como para escuchar música. Esto es algo muy bueno, comienzan a desaparecer los cables. Se trata de un primer y tímido paso que, con la llegada de los AirPods (cascos inalámbricos aún no disponibles), será más definitivo. A cambio presentan por primera vez altavoces en estéreo y este es uno de los aspectos en los que más se nota la diferencia con versiones anteriores. Basta ver algún vídeo, conectarse a Netflix o escuchar música para notar la diferencia. Los que se las ingeniaban para construir un altavoz casero con tubos de cartón o vasos (que levante la mano el que no lo haya hecho), ahora verán que resulta innecesario. Dos puntos a favor para Apple por reducir la necesidad de cable y por los altavoces en estéreo. Uno en contra por seguir utilizando los mismos cables que parecen diseñados para ser usados por cirujanos cerebrales y que al poco tiempo comienzan a desprenderse, a romperse o a quebrarse. Parece el «síndrome de Espidifen»: si fuimos capaces de llegar a la Luna, por qué no podemos hacer que un medicamento sepa bien. Pues lo mismo con los cables. Con toda la tecnología aplicada al dispositivo, ¿no se podía invertir un poco en mejorar la durabilidad y la resistencia mecánica (que no eléctrica) de los susodichos?

Cámara y rendimiento

Bien, muy bien por una mejor cámara frontal, ahora de 7 MP, contra los 5 del iPhone 6. Otro punto a favor para la mejor apertura de diafragma (1,8 contra 2,2): si entra más luz, mejor es el arte, el dibujo de la luz (fotografía), no hay que olvidarse. También incrementa el rendimiento del procesamiento de imágenes y, en breve, contará con la capacidad para controlar la profundidad de campo (actualización del sistema operativo mediante), aunque sólo en la versión Plus, que tiene dos lentes y un zoom óptico muy respetable. Así, la versión Plus ya no sólo se diferencia en el tamaño o la batería, también en importantes prestaciones como la cámara, en donde se nota y bastante, la diferencia.

Pantalla y nuevas prestaciones

Aquí sí hay que conceder un punto a favor para el iPhone 7. Su pantalla es un 25% más brillante. Y se nota mucho la diferencia. Sobre todo cuando estamos a plena luz del día, el contenido es visible y no hace falta hacer la postura del caracol para poder ver algo. Eso sí, el modelo jet black es la niña mimada de la marca. Tanto que Apple mismo señala que «puede presentar leves microabrasiones con el uso» y recomienda una funda que, claro y desde luego, oculta el brillante negro del modelo. Medio punto menos en este aspecto (¿para qué comprarse este color si necesitas ocultarlo con una funda?).

Al mismo tiempo, el nuevo modelo presenta, por fin, la categoría IP67. No es sumergible, pero al menos ya es resistente al agua y al polvo. De ahí a hacerse «selfies» en la piscina sólo hay un paso. Veremos si lo da en el décimo aniversario del primer iPhone, el año que viene.

En el inicio, el botón

A Apple le sucede siempre algo parecido. O se lanza a un nuevo producto cuando el mercado ya está muy preparado (y lo revoluciona, como ocurrió con el iPod o el iPad) o propone una innovación para la que ni el público ni los desarrolladores están preparados y hay que esperar un tiempo para sacar todo el partido que tiene. Esto último es lo que ocurre con el nuevo botón de inicio y su motor háptico. Desaparece, en cierto sentido el botón físico y da paso a uno sensorial que transmite, mucho mejor que las versiones anteriores de 3D Touch, la sensación de presionar una tecla. La sensibilidad se puede graduar en tres modos: leve, medio y fuerte. El problema es que ofrece muchas posibilidades, pero el mercado y los desarrolladores no estaban preparados para ello. Y el iPhone 7 pierde una oportunidad para convertirse, a través de este motor táctil tan sofisticado, en una herramienta vital, por ejemplo, para personas ciegas que hubieran tenido en sus manos un poder enorme. Por otro lado, para quienes estén acostumbrados a los anteriores botones de inicio, puede costarles un poco y al principio ser hasta molesto desbloquear el teléfono, ya que hay que pulsarlo dos veces para que aparezca la pantalla de desbloqueo. El truco es dejar que el iPhone lo haga solo: al cogerlo (de la mesa o el bolsillo el acelerómetro se activa y la pantalla se enciende, es entonces cuando hay que pulsar el botón de inicio para desbloquear.

Veredicto

Sí, pero no. Quiero pero no puedo. Indudablemente es mejor, sobre todo la versión Plus, que modelos anteriores, pero no hay un salto tan drástico entre el iPhone 6 y el 7. Para ello quizás habría que esperar un año y ver si tiran la manzana por la ventana y revuelven el mercado, como hicieron diez años atrás, cuando presentaron el primer iPhone.