El peligro del metaverso: las leyes no están preparadas

Sin duda el Metaverso es la última tendencia y el tiempo decidirá si está a la altura de sus pretenciones o sus inversiones. De lo que no cabe duda es que en el último año ha invadido todos los sectores. Y con ello ha aumentado notablementesu lado oscuro, sus peligros por decirlo de algún modo.

El Metaverso, pese a ser una tendencia reciente, tiene un pasado más remoto ya que su germen podría encontrarse en la novela Snow Crash que el escritor estadounidense Neal Stephenson publicó en 1992. Tres décadas después de aquel libro, las predicciones para este universo digital hablan de un mercado de 13 billones de euros y con 5.000 millones de usuarios para 2030.

En términos muy sencillos el metaverso busca acercar a las personas al mundo cibernético de una forma más sensorial que internet. A este mundo virtual los navegantes tienen acceso gracias a dispositivos como las gafas de realidad virtual y demás accesorios opcionales. Toda esta parafernalia tiene como objetivo hacernos experimentar de forma creíble actividades que no son cotidianas, como viajes a ciudades (o planetas), videojuegos inmersivos, reuniones, conciertos, etc.

De acuerdo con la Oficina de Seguridad del Internauta, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, sus beneficios se pueden aplicar a numerosas áreas. Por ejemplo en educación permitiendo actividades inmersivas. Abriendo las puertas a un comercio diferente, la visita a ciudades y museos de forma virtual y en grupo (aunque los participantes vivan en sitios distintos). En salud, facilitando las prácticas de intervenciones complejas y hasta en el ámbito de salud mental, propiciando la creación de escenarios o situaciones que los pacientes deben afrontar.

Solo hay un problema. De acuerdo con la empresa experta en ciberseguridad Arkose Labs, en 2021, las empresas de metaverso enfrentaron un 80 % más de ataques de bots y un 40 % más de ataques humanos que otras empresas en línea. A esto habría que sumarle que aún no hay muchas leyes específicas del Metaverso y la piratería o ciertos derechos de propiedad intelectual pueden ser vulnerados.

Desde la Oficina de Seguridad del Internauta explican que el metaverso tiene una cara A, con sus beneficios, pero también un lado B. Por ejemplo, dado que es necesario contar con dispositivos como gafas de realidad virtual, mandos, micrófonos y audífonos, son más las posibilidades de hackeo. También hablan del robo de datos e información personal, lo que lleva directamente al chantaje o la extorsión. “Otro peligro que tiene es el incremento de casos de acoso por la naturaleza inmersiva y realista – añaden desde esta oficina estatal –, por lo que el uso de esta tecnología por menores de edad debería limitarse y supervisarse”.

Para evitar estos peligros lo aconsejable es limitar la información que compartimos en el metaverso (tanto personal como la que subimos en reuniones de empresa), actualizar los dispositivos para evitar nuevos virus y recurrir a las tiendas oficiales a la hora de descargarse aplicaciones o juegos. Aún así desde las empresas que proveen este servicio y desde los responsables de crear las leyes, también se necesita una actualización de las mismas. Y pronto.