Unión Europea
El fracaso de la fiesta del metaverso
«Una isla paradisiaca digital con pantallas con vídeos en bucle de la UE, ¿quién se lo puede perder?»
Llega la Navidad y con ella las recepciones, fiestas y cenas. Cualquier organizador quiere que su evento sea un éxito de convocatoria. Ni una mesa calva, ni un baño sin cola, ni un aforo sin completar. La misma intención que un proyecto de la Unión Europea, la EU Global Gateway de la Comisión Europea que ya ha costado 387.000 euros. Su objetivo: entusiasmar a los jóvenes para «impulsar conexiones inteligentes, limpias y seguras en el ámbito digital, la energía y el transporte, y reforzar los sistemas de salud, educación e investigación en todo el mundo». Convocaron un fiestón en su propia isla idílica en el metaverso, ese universo paralelo tan en boga. La plataforma de realidad virtual en línea se preparó para recibir a millares de participantes en este «lugar perfecto para conocer nuevas personas y reflexionar sobre temas globales para marcar la diferencia en nuestro futuro compartido».
Por fin llegó el gran día. Pero solo se presentaron a esta fiesta digital una docena de personas. Una de ellas, era un periodista, Vince Chadwick.
«Escribo sobre la política de desarrollo europea, que engloba el presupuesto de ayuda exterior. Aprendí que este metaverso existía y que se lanzó a mediados de octubre. E hice un reportaje sobre él a principios del mes pasado. Planeaban una celebración el 29 de noviembre a las 21:00, y me puse la alarma del móvil para entrar y ver qué pasaba», cuenta Chadwick desde Bruselas. Reconoce que pensó que iba a estar vacío, pero decidió dar una oportunidad al proyecto y, como buen reportero, comprobarlo. Al conectarse, vio que estaba en lo cierto.
«Recuerdo que había un tipo llamado Nick, periodista del EU Observer. Y después vi a una mujer, Pilar, que estaba en Madrid hablando con Derek, desde Roma». Chadwick describe la experiencia como surrealista, «es como estar dentro de un cuadro de Salvador Dalí, con vídeos en bucle de la UE en pantallas. Además, la isla en la que se desarrolla este metaverso es bastante grande, pero la parte de la zona de la fiesta en la playa era muy pequeña, y por eso me pareció que yo era el único que estaba allí».
Eso fue el otro día. Gracias a la repercusión de los artículos de Chadwick, ayer yo ya no pude entrar. Había cola, como para acceder a una discoteca de moda. Al final, un periodista curioso consiguió el lleno anhelado.
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