
Aviación
X-59, el avión supersónico experimental de la NASA, realiza su primer vuelo
El X-59 pretende reducir el estampido sónico que se produce al superar la barrera del sonido (Mach 1), de los 110 decibelios del Concorde a 75, y abrir una nueva etapa de vuelos comerciales supersónicos

El transporte de pasajeros a velocidades supersónicas murió con el desastre del Concorde en 2000, tras 24 años volando a velocidades que llegaban a alcanzar los 2.180 kilómetros por hora. Pero la NASA quiere resucitarlo y trabaja desde 2016 en un nuevo avión llamado a revolucionar el transporte supersónico que ayer voló por primera vez.
El X-59 es el avión más llamativo en circular los cielos en mucho tiempo. En gran medida, por una espectacular aerodinámica que forma parte de la tecnología que le permite el vuelo supersónico sin el atronador estampido sónico del Concorde y pone el apellido al X-59: QueSST, siglas de Quiet Supersonic Technology o Tecnología Supersónica Silenciosa.
El X-59 QueSST, que desarrolla conjuntamente con la NASA la división Skunk Works de Lokheed Martin, despegó desde las instalaciones Plant 42 de la Fuerza Aérea de EE. UU. en Palmdale, California. El vuelo consistió en un circuito a baja altitud a una velocidad de 385 km/h, muy por debajo de la que alcanzará en el futuro, para comprobar la integración de los sistemas. Ahora, el X-59 será trasladado al Centro Armstrong de Investigación de Vuelo de la NASA, junto a la base aérea de Edwards, para seguir realizando pruebas.
(2) A historic first flight for the #LockheedMartin / #NASA#X59QueSST , Tail #N859NA, SER.# 18-5901 from the Air Force’s Plant 42 in #Palmdale#California#AvGeek 10-28-25 pic.twitter.com/hXF273qrwi
— Matt Hartman (@ShorealoneFilms) October 28, 2025
De los 110 decibelios del Concorde a los 75 del X-59
Allí, el avión tendrá que demostrar la efectividad de la tecnología Quiet Supersonic Technology y que su diseño puede reducir el clásico estampido sónico a lo que la NASA calificó como un ‘golpe sordo’ poco audible, al menos en comparación con el que producía el Concorde y por el que estaba vetado para volar sobre territorio de Estados Unidos y de otros países. Mientras que el avión que se estrelló al despegar desde Paris hace 25 años generaba 110 decibelios, el X-59 aspira a que el impacto auditivo en tierra sea de 75, similar al que genera el golpe de la puerta de un coche al cerrarse El umbral de dolor para el oído humano se sitúa sobre los 120 decibelios.

El programa de pruebas de la NASA pondrá al X-59 a volar a una velocidad de Mach 1.4 (unos 1.485 km/h, por encima de la barrera del sonido) sobre tierra y evaluará si su diseño y materiales lo logran. La segunda fase del proyecto verificará la eficacia del diseño con vuelos sobre el campo de ensayos supersónicos de Edwards y la tercera medirá la reacción de los ciudadanos de a pie. El X-59 volará entonces sobre varias zonas de Estados Unidos y los residentes enviarán sus impresiones sobre el sonido mediante el móvil.
Lokheed Martin ha señalado en un comunicado que ‘el X-59 se comportó exactamente como se esperaba, verificando sus características de vuelo y rendimiento antes de aterrizar con seguridad en su nuevo hogar. Skunk Works continuará liderando la campaña inicial de pruebas junto a la NASA, ampliando el perfil de vuelo en los próximos meses, incluido su primer vuelo supersónico, para medir la firma acústica y realizar pruebas de aceptación comunitaria’.
Un diseño que impide la visión directa del piloto para lograr un vuelo supersónico más silencioso

El X-59 mide 30,4 metros y tiene una envergadura de 9 metros. Su nariz es extremadamente larga y ocupa casi un tercio del fuselaje, una forma diseñada para disipar las ondas de choque que provocan el estampido sónico. La cabina del piloto se sitúa casi a mitad del avión, sin ventanilla frontal. En su lugar, utiliza un sistema llamado eXternal Vision System (XVS) con cámaras de alta resolución que proyectan la vista exterior en un monitor 4K.

El motor, un General Electrics F414-GE-100 derivado del usado en los cazas F/A-18E/F Super Hornet, se sitúa en la parte superior trasera para mantener el vientre del avión liso y reducir las ondas de choque. Otros componentes también provienes de otros aviones. La cúpula y el asiento del piloto del T-38 Talon, el tren de aterrizaje es el del F-16 y el sistema de soporte vital el que emplean los F-15 Eagle.
Inicialmente estaba previsto que el X-59 realizara su primer vuelo en 2020, pero se retrasó a 2023 y después, debido según la NASA a ‘diversos desafíos técnicos identificados durante 2023’, hasta la fecha en que finalmente ha tenido lugar.
Si el X-59 tiene éxito y su diseño consigue su propósito, la NASA espera que la normativa que impide el vuelo a velocidad supersónica sobre tierra pueda cambiarse y abrirse una nueva etapa de vuelos supersónicos comerciales.
Sean Duffy, secretario de Transporte y administrador interino de la NASA, ha afirmado tras este primer vuelo que ‘el X-59 es un símbolo del ingenio estadounidense. El espíritu de ir más lejos, más rápido y más silencioso forma parte de nuestro ADN. Este trabajo mantiene a Estados Unidos a la vanguardia de la aviación y podría cambiar la forma en que viajamos’.
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