
Estreno
Adivina quién viene a litigar esta noche
►Movistar Plus+ estrena hoy con doble episodio esta serie protagonizada por Kathy Bates en el papel de una abogada

Cuando la veterana actriz Kathy Bates entra en una habitación nadie puede evitar un estremecimiento. Y no todo es culpa de «Misery», si no que a sus 76 años sigue siendo un animal de la actuación. Tras su paso por «American Horror Story» hace cuatro años, ahora es la protagonista indiscutible de la nueva serie procedimental legal «Matlock», que estrena hoy Movistar Plus+ con capítulo doble. Sí, es otra serie de abogados, pero esta tiene el aliciente doble del juego a ser la anciana desvalida y ocultar una motivación muy poderosa para volver a los juzgados tras más de una década sin ejercer.
Angela Lansbury
En la primera escena de la serie vemos a Madeline «Matty» Matlock («sí, como el detective de la serie de televisión de los años 80»), una amable anciana que disimuladamente consigue mezclarse y colarse en la reunión de socios del prestigioso bufete Jacobson Moore. Y todo lo hace para solicitarle directamente a los jefes poder volver a ejercer la abogacía por necesidades monetarias. Viuda y haciéndose cargo de su nieto, es puesta a prueba para valorar las capacidades de esta septuagenaria distraída. Allí conocerá al dueño del bufete, interpretado por Beau Bridges, a su hijo Julian (Jason Ritter) y a la mujer que será su mentora y tutora Olympia (Skye P. Marshall). También a los que serán sus compañeros, con los que formará el «YouThree», recién salidos de la facultad de derecho: el carismático Billy (David del Río) y la ambiciosa Sarah (Leah Lewis). Juntos se enfrentarán a los casos más enrevesados gracias a las armas secretas que guarda Matty, un aspecto anodino de señora inofensiva que acompaña de su olfato profesional y picaresca particular. Necesita ganarse el favor y la confianza de los abogados del bufete para llevar a cabo su plan secreto. Su objetivo es investigar la relación de estos abogados con la compañía farmacéutica a la que responsabiliza de la muerte de su hija, una más en la terrible crisis de los opiáceos. Detrás de Madeline Matlock se esconde Madeline Knight, una anciana nada desvalida que posee mucho dinero, tiempo libre y la connivencia de su marido no difunto, Edwin (Sam Anderson) y su nieto Alfie (Aaron D. Harris), avispado especialista en nuevas tecnologías.
La estructura de la serie no es nada que no se haya visto antes: al bufete llega un caso popular y millonario, pero que parece imposible de ganar. Sin embargo, Matty necesita anotarse puntos y se pone la primera de la cola para intentar sonsacar a los testigos, trampear a quien haga falta para conseguir sus objetivos y jugando con el súper poder de hacerse invisible e inofensiva ante los ojos de cualquiera. Eso le dará ventaja en las investigaciones que la acabarán guiando hasta el éxito del caso (aunque no siempre). Sus jóvenes ayudantes se dejarán guiar por ella, ya sea como una gurú (Billy) o con cierto recelo por su relación con Olympia (Sarah). Los espectadores encontrarán en el pelo blanco, el bolso bien agarrado y la mirada inquisitiva, una versión modernizada de la señora Fletcher (alguien la llama Angela Lansbury en los primeros episodios), que utiliza una ingenuidad graciosa para hacerse con lo que necesita para resolver el caso. En paralelo a cada caso de cada episodio, subyace la línea general que casi se acerca más a «Misión imposible», con Matty, su marido y su nieto, robando portátiles, entrando en sitios sin autorización, consiguiendo huellas y provocando efectos dirigidos para conseguir algo que demuestre quién fue el responsable de la muerte de su hija. La obsesión con este tema pondrá a prueba las resistencias de abuela, abuelo y nieto sobre la conveniencia de seguir adelante con sus planes.
Por supuesto que la interpretación de Kathy Bates es superior, desde su apariencia de viejecilla desvalida con el pelo en un enorme moño y la clásica chaquetilla de punto que la deja pasar por la puerta en el primer episodio, pero también como la estirada señora que no pasará una por la muerte de su hija y que tiene que ocultar con dificultad sus verdaderas intenciones. La serie equilibra con cuidado cierta apariencia añeja de las series de la época del Matlock original, lo que es loable, pero deberían evitarse recursos algo desgastados como los «flashbacks» envueltos en neblina. Algunas de las historias de los personajes flojean como es el caso de todo aquello que no tiene que ver con los casos o la muerte de la hija de Maddy. Esto hace peligrar los papeles de los jóvenes ayudantes con tramas demasiado endebles. Quizá se hizo pensando en una serie larga duración. Está claro que Bates es Matlock, un papel hecho a medida para la actriz, que sustenta casi sola el peso de una serie que podría durar.
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