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Entrevista

Amber Shana Williams: «Ser inmigrante te hace más empática con las historias de los demás»

Tamar no solo vive en «The Chosen», su historia se funde con la de una actriz que sabe muy bien lo que es empezar de nuevo

Amber Shana Williams: «Ser inmigrante te hace más empática con las historias de los demás» The Chosen

Amber Shana Williams ha vivido un viaje personal y profesional que bien podría confundirse con el de su personaje en «The Chosen». Actriz, inmigrante, creyente de la fuerza del arte y fundadora de una organización en defensa de la diversidad, Williams conversa con LA RAZÓN sobre el impacto que ha tenido la serie en su vida. La quinta temporada, estrenada hace poco en cines en España, es también una nueva oportunidad para reflexionar sobre lo que queda de aquellos tiempos en nosotros. En su caso, la respuesta es clara: mucho más de lo que parece.

¿ Cómo llegó a la serie? ¿Conocía «The Chosen» antes del casting?

Sí, pero no desde el principio. Yo estaba viviendo en Madrid cuando me llegó el casting por primera vez. Era para otro papel, pero finalmente no salió. Luego me ofrecieron leer para otro personaje. No sabía nada de Tamar, así que empecé a investigar. Me encontré con los primeros capítulos de la serie en YouTube y, en cuanto vi los primeros minutos, me quedé enganchada. Pensé: «¡Qué forma tan especial de contar esta historia!». Me atrapó todo: la dirección, el guion, los actores, la fotografía. Fue un flechazo artístico.

¿Qué pensó al descubrir que Tamar no era un personaje «canónico»?

Al principio no la reconocí. Sabía que había una Tamar en el Antiguo Testamento, pero no en el contexto de Jesús. Entonces me di cuenta de que era un personaje compuesto, creado para dar voz a muchas mujeres reales de aquella época. Y eso me conmovió. Pensé que era una mujer valiente, con una voz propia, que no tiene miedo de empezar de nuevo. Y eso me tocó profundamente, porque en mi vida he tenido que hacer eso muchas veces.

¿En qué sentido?

Bueno, por ejemplo, cuando vine a vivir a España. No tenía trabajo, ni familia, ni amigos. Solo tenía a mi pareja. Estaba completamente sola y me sentía fuera de lugar. Pero seguí adelante. Tamar también lo hace. Pierde a su familia, se queda sola, sin el respaldo de un hombre, que en aquella época era fundamental, y, aun así, encuentra la fuerza para empezar de nuevo. Esa resiliencia la admiro muchísimo, y me reconozco en ella.

¿Le ha cambiado esta serie como actriz?

Muchísimo. Recuerdo que mi primera escena fue muy emotiva. Tamar bajaba a su amigo paralítico desde el techo para acercarlo a Jesús. Tuve que buscar dentro de mí, pensar en quién en mi vida merecería ese gesto desesperado, esa urgencia. Y conecté con algo muy profundo. Yo perdí a parte de mi familia siendo niña, en un accidente de coche. Mi abuelita, mis hermanos... Fue un golpe muy fuerte. Y aunque al principio pensaba que Tamar y yo éramos diferentes, ahora veo que tenemos mucho en común. Ambas venimos de una pérdida grande. Ambas seguimos adelante.

¿Qué ha aportado usted al personaje?

Empatía. Ser inmigrante, ser «la otra», te hace más empática con las historias de los demás. Tamar es extranjera también, y eso se nota. Pero además, le he aportado mis cicatrices, mi humanidad. Ella y yo no somos un monolito. No somos perfectas. Tenemos contradicciones, momentos de fuerza y otros de vulnerabilidad. Pero eso nos hace reales. Y creo que es eso lo que conecta con el público

La serie ha recibido críticas desde sectores religiosos. ¿Cómo vive usted eso?

Con serenidad. A veces leo comentarios muy duros, incluso ofensivos. Pero eso solo demuestra que la gente no ha cambiado tanto en dos mil años. Siguen juzgando, siguen poniendo etiquetas. Nosotros no hacemos esta serie para gustar a todos. La hacemos para contar una historia humana. Y lo hermoso es que conecta con creyentes y no creyentes. He conocido personas profundamente religiosas que me han dicho que la serie ha fortalecido su fe, y también personas alejadas de la religión que han encontrado consuelo en ella.

¿Qué le parece el enfoque que la serie da a las mujeres?

Muy valiente. En muchas producciones de temática religiosa, las mujeres son personajes secundarios. Están ahí como apoyo, o como víctimas, o como figuras decorativas. En «The Chosen», en cambio, están al frente. Son valientes, son complejas, son humanas. María Magdalena, María la madre, Tamar... todas son únicas y tienen una voz potente. Eso me parece esencial.

¿Cree que Tamar marca un antes y un después en su carrera?

Sí. Es un personaje muy especial. Me encantaría hacer más cosas, por supuesto: cine de acción, proyectos en Hollywood, incluso Marvel. Pero sé que algo como «The Chosen» no pasa dos veces. Es un proyecto que afecta a millones de personas, que toca el corazón de quien lo ve. Y eso no es fácil de encontrar.

¿Qué desea que el público español vea en Tamar?

Deseo que vean a una mujer que se levanta, una y otra vez. Que no importa cuánto dolor haya detrás, siempre se puede empezar de nuevo. Tamar es fuerza, pero también ternura. Es duda y es fe. Es una mujer del siglo I que podría ser cualquiera de nosotras hoy. Esa es su verdad, y también la mía.