Viral
Es la estrella del momento, pero no le gusta verse actuar: Así reaccionó Owen Cooper a su audición para "Adolescence"
El actor de 15 años ha recibido elogios unánimes por su papel en el drama británico de Netflix rodado en plano secuencia
Hay talentos que nacen con foco y otros que se encienden sin darse cuenta. En el caso de Owen Cooper, ocurrió lo segundo. El joven actor británico —que debutó profesionalmente en “Adolescence”, la nueva serie limitada de Netflix— ha sorprendido a la industria por su madurez interpretativa y su capacidad emocional. Pero sorprende aún más lo que acaba de confesar al ver el vídeo de su primera audición: “Ni siquiera sabía que eso se grabó”.
En el clip, compartido por la propia plataforma, se ve a Cooper interpretando con naturalidad desarmante al personaje de Jamie, un niño acusado de asesinar a una compañera de clase. A su lado, Erin Doherty —quien interpreta a la trabajadora social que lo acompaña durante el proceso— lo observa con una mezcla de fascinación y ternura. Ella ve a Jamie. Él, en cambio, solo ve a un niño nervioso, con otro peinado y muchas dudas. “No me gusta verme”, reconoce. Y se nota. La incomodidad lo atraviesa, aunque lo que está viendo sea, objetivamente, brillante.
El momento revela algo más profundo que una simple anécdota. “Podrían haber rodado eso”, dice Doherty, impresionada por la veracidad del casting. Y tiene razón. La escena funciona porque no parece actuada. Porque Cooper, incluso entonces, ya tenía esa mirada opaca, ese gesto contenido, esa capacidad de sostener el silencio sin forzar la emoción. Esa es su fuerza: no parece interpretar, parece estar.
“Adolescence” ha sido recibida como un experimento narrativo arriesgado —cuatro capítulos rodados en plano secuencia—, pero lo que la eleva es su enfoque. En lugar de centrarse en la víctima o el juicio, coloca el foco sobre el agresor: un niño, sí, pero también un enigma social. “Quizás todos debamos rendir cuentas de alguna forma”, dijo Stephen Graham, cocreador de la serie y actor que interpreta al padre de Jamie. La serie no busca el morbo: busca entender cómo algo así es posible… sin que nadie lo vea venir.
El tercer episodio, protagonizado por Cooper y Doherty, es el más comentado. Y no solo porque fue el primero en rodarse, sino porque condensa en media hora todo el proyecto: intensidad emocional, tensión invisible y una crudeza que nunca se vuelve sensacionalista. Ver al actor revivir su audición, avergonzado, es casi un acto de justicia poética: sigue sin saber lo bien que lo hizo. Y quizá eso lo hace aún mejor.
Lo paradójico es que ese adolescente tímido que no soporta verse en pantalla ha sostenido uno de los papeles más complejos de la televisión reciente. No hay efectismos. No hay lágrimas fáciles. Solo verdad. Y esa verdad duele, incomoda, emociona y te deja pensando. Igual que su reacción. Porque la mejor interpretación del año, tal vez, la hizo alguien que aún no sabe que está actuando.