Estreno
Un viaje único hacia la inclusión real
Este martes en la noche, en el canal Enfamilia, se estrena «Todos somos perfectos», una historia tan original, tierna, divertida y acertada que hace olvidar los prejuicios
Pocas veces, al menos en los últimos tiempos, la televisión nos ofrece una historia tan enternecedora y original, alejada de los efectos especiales y esa tensión adictiva que tanto nos gusta, como la que Enfamilia, el canal de AMC Networks, nos entrega a partir de hoy. Se trata de «Todos somos perfectos», una serie italiana, producida por la RAI, que nos propone temas de inclusión y autonomía desde una perspectiva única, y que lo largo de seis episodios sigue a un joven con síndrome de Down que busca independencia y amor en un mundo que frecuentemente limita sus posibilidades.
La historia comienza con Rick, interpretado por Gabriele Di Bello, quien, cansado de prácticas laborales sin futuro, decide luchar por un trabajo normal, libre de condescendencias. Su padre le ayuda en esta búsqueda, y Rick finalmente es contratado por Miriam, la dueña de la Antica Cioccolateria Abrate, una prestigiosa chocolatería en Turín. Allí, Rick se encuentra con un equipo de jóvenes con discapacidad que se encargan del departamento de embalaje. Entre sus compañeros conoce a Tina, una joven albanesa con síndrome de Down que, al igual que él, busca un espacio de pertenencia y propósito en el trabajo y la vida. El romance que surge entre ambos se convierte en el hilo conductor de la serie, hasta que Tina debe dejar el país debido a problemas con su permiso de residencia.
Este giro da paso a una nueva aventura en la que Rick, junto a sus compañeros, emprende un viaje para reencontrarse con Tina. Desde entonces, la serie se transforma en una especie de road-movie que combina elementos de humor y drama en un trayecto que desafía al grupo en múltiples niveles. Los protagonistas se enfrentan a diferencias culturales y lingüísticas en su travesía por distintas ciudades, mientras Rick mantiene la esperanza de estar junto a Tina. El viaje revela la fuerza y la capacidad de superación de cada miembro del grupo, cuyas personalidades únicas contribuyen a resolver los obstáculos en el camino.
Uno de los aspectos más notables de «Todos somos perfectos» es cómo logra representar la vida de personas con discapacidad desde una óptica inclusiva, dejando de lado la compasión y presentándolos como individuos completos, con virtudes y defectos. Es raro ver a un elenco con síndrome de Down y autismo interpretando papeles principales en una historia que va más allá de lo estereotípico. La serie muestra cómo este grupo tan diverso encuentra su propio espacio de inclusión y cómo enfrentan con valentía el día a día, tanto en el ámbito laboral como en su vida personal. Además, la trama pone de manifiesto la diversidad en este colectivo, evidenciando que, al igual que cualquier otro grupo, también existen diferencias de carácter y de comportamiento entre ellos.
Lo más poderoso de «Todos somos perfectos» es la perspectiva de inclusión que plantea. No se trata de adaptar a los personajes con síndrome de Down a un mundo sin discapacidad; al contraro, la serie nos invita a que seamos nosotros quienes entendamos y valoremos sus experiencias y su forma de enfrentar retos, identificándonos perfectamente con las circunstancias que atraviesan y sus vulnerabilidades. A través de su historia, la serie consigue que el público empatice profundamente con los protagonistas, sintiendo su frustración ante las barreras y sus logros cuando las superan. La honestidad y franqueza de los personajes, su modo de actuar «sin filtros», y su ausencia de maldad añaden una dimensión de autenticidad pocas veces vista en pantalla.
La serie, adaptación de la belga «Tytgat Chocolat», no solo aborda temas de inclusión, sino que también plantea una reflexión sobre cómo todos enfrentamos los desafíos de la vida, sin importar nuestra condición. Los personajes de «Todos somos perfectos» navegan por sus problemas cotidianos desde una perspectiva diferente, en la que la honestidad, la ternura y la determinación son claves para seguir adelante. Además, establece un inteligente paralelismo entre el mundo de personas con y sin discapacidad, demostrando que, al final, todos compartimos los mismos deseos y sueños.
Es interesante también como «Todos somos perfectos» aborda todos estos temas de una manera natural, sin adornos ni estereotipos. Su enfoque auténtico y su reparto genuino nos recuerdan que todos tenemos algo que aportar al mundo y que la perfección está en aceptar la diversidad. A través del humor y la aventura, esta serie consigue inspirar sin caer en tópicos, transmitiendo un mensaje claro: todos, con nuestras peculiaridades, somos igualmente valiosos.
Dos protagonistas verdaderamente especiales
Gabriele Di Bello y Alice De Carlo, quienes interpretan a Rick y Tina, destaca por la naturalidad con la que abordan temas complejos y, en ocasiones, difíciles. Gabriele, quien además de actor es deportista y medallista de bronce en natación en las Olimpiadas Especiales de Abu Dabi, transmite con mucha honestidad las emociones de su personaje. Alice De Carlo, quien debuta en televisión con este trabajo, muestra una sensibilidad particular en su papel, reflejando con gran acierto los deseos y miedos de su personaje. La química entre ambos personajes impulsa la historia y eleva el nivel de profundidad de la narrativa.
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