Sevilla

Ganan los enchiqueramientos de Alaya

Media de Miguel Ángel Perera en La Maestranza, que vivió ayer su noveno festejo de feria
Media de Miguel Ángel Perera en La Maestranza, que vivió ayer su noveno festejo de ferialarazon

Uno espera impaciente que lleguen las corridas a Sevilla para alejarse de las melopeas parlamentarias, del escándalo de los prejubilados de los ERE, de los gorigori partidistas, del enfunde de teletipos que inunda las redacciones-ponedero. Pero hay momentos en los que tienta la «espantá» gallista camino de las tablas. Algunos enchiqueramientos de la juez Alaya –seis presos seis están en la trena- dan bastante más juego que ciertas tardes en La Maestranza. La de ayer fue de zaíno aburrimiento, aliviada en el sexto por la entrega y el valor de Jiménez Fortes con un toro de Parladé. Mal empezó el asunto con la opereta de corrales. La corrida de Daniel Ruiz, remendada con dos toros del segundo hierro de Juan Pedro. Cuatro se quedaron en el camino por falta de trapío y aún así pasó el corte el contrahecho primero, que de aire Domecq tenía lo que un ñú de la sabana.

Con todo, El Cid de Salteras –oh, casualidad- tuvo un lote para haber salido a hombros al Guadalquivir a saborear estos atardeceres ambarinos que son el único alivio después de estas corridas de mala resaca. El Cid planteó a la madrileña el inicio de faena al primero. Muleta en ristre en la boca de riego citó al de Daniel Ruiz y hasta allí acudió como un fogonazo el animal pidiendo franela. El resto de la historia es una tolvanera de muletazos de lo que no acierto a recordar ninguno, más allá de ese rastro espídico que deja el exceso de velocidad. Rápido como el Ave por Ciudad Real toreó El Cid, que cuando está bien –como en la corrida de Victorino- se le canta, pero cuando está mal... El Cid recordó en algunos momentos en la mala Victorinada a otro Cid que tenía en la izquierda una gubia para modelar santos. Ayer, la pedrada en el charco, y apareció otro Cid moviendo los avíos con aire industrial. Lo dicho, dos toros para haberse ido a tomar la brisa del Guadalquivir. Y probablemente sea el momento de pensar que son muchos los toros que han desfilado esta feria con las orejas intactas.

Perera tuvo el peor lote. El aplomo y el temple demostrado los dilapidó con un concierto de descabellos al quinto. Menos mal que no estaba en Pamplona. Porque si se los cuentan... Hoy El Juli, Manzanares y Antonio Nazaré. El Juli puede redondear su mejor feria, metales pesados en las alas de Manzanares si no es capaz de remontar el bajo vuelo. Y ojo con Nazaré, que éste quiere y puede ser torero.