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«Veep»: lo que los políticos no deben hacer en campaña

La sátira, disponible en HBO y Movistar+, tiene como protagonista a Selina Meyer, una ex senadora tan ambiciosa como torpe que quiere llegar a la Casa Blanca.

Julie Louis-Dreyfus, la protagonista de la serie «Veep»
Julie Louis-Dreyfus, la protagonista de la serie «Veep»larazon

La sátira, disponible en HBO y Movistar+, tiene como protagonista a Selina Meyer, una ex senadora tan ambiciosa como torpe que quiere llegar a la Casa Blanca.

Antre los mítines, las entrevistas y los debates electorales de turno, los políticos españoles deberían estar viendo las siete temporadas de «Veep», porque es un manual de mala praxis política elevada al cubo y muestra la máxima cantidad de tonterías que los candidatos pueden decir o hacer por día, que son muchas, aunque siempre tienen la capacidad de superarse. Uno de los principales aciertos de la serie protagonizada por Julia Louis-Dreyfus es que muestra lo que ocurre entre bambalinas y la cantidad de barbaridades que dice de los ciudadanos antes de sus apariciones públicas. Si Meyer no da pie con bola, sus asesores no saben ni por dónde les da el aire. Ahí está la fuerza de esta ficción, además de sus ácidos diálogos. Recordemos que la ex senadora fue vicepresidenta de Estados Unidos, presidenta por accidente y, tras ser desalojada, aspira de nuevo a ocupar la Casa Blanca. Estas son algunos de sus comportamientos que se deberían evitar.

Su trato con la Prensa: Meyer mantiene una relación hipocrítamente cordial con los medios de comunicación. En la era de la imagen, en uno de los episodios está furibunda porque aluden a su gordura, lo que está haciendo mella en su campaña electoral. Su salida no puede ser más ofensiva. Uno de sus asesores le dice: «Señora, a la gente le encantan las personas que eran gordas y después no». Su respuesta no puede ser más cruel: «Los gordos ni siquiera votan. Ni siquiera se molestan en salir a la calle. ¿Sabes por qué? No hay comida en la cabina de votación».

Ser elegante con tus rivales políticos: en un debate televisado tiene guardado un as bajo la manga: su rival mantuvo un romance extramarital. En directo, lo confiesa. ¿Cuál es la relación de Meyer? «Maldita sea. Si hay un truco sucio que no soporto es la honestidad».

No ser egocéntrico: la protagonista tiene la autoestima por las nubes; tanto, que entra en un estado de pánico cuando su equipo le dice que el próximo huracán que asolará EE UU se llama como ella, Selina. Su primer comentario es: «¿Qué pasaría si llegase a la presidencia y saliese el titular: ''Selina causa una devastación a gran escala''? La intentan tranquilizar explicándole que no la compararán con un desastre natural. Ella replica que conoce a muchas personas a las que no se les puede calificar de otra manera.

Evitar el populismo: En los últimos capítulos le da un ataque de paroxismo al ver que puede que no consiga la presidencia. Su mensaje es rotundo: «Necesitamos darles a los votantes estadounidenses lo que quieren, como una minoría impopular a la que puedan culpar de todos sus problemas». Su hombre de confianza le dice entusiasmado: «¡Muy propio de Hitler, señora!».