Túnez

El nuevo ciclo turístico de Túnez presentado en FITUR 2020

El país africano vive un renacer como potencia turística.

Stand de Túnez en FITUR 2020
Stand de Túnez en FITUR 2020Fotografía de promotourist

La apuesta de la República Tunecina por reinventarse en uno de sus sectores fundamentales, como lo es el turismo, quedó patente en FITUR. Como afirma Leila Tekaia —directora regional de turismo de Túnez para España y Portugal— el país africano vive un renacer como potencia turística. Se debe, en buena parte, a que las grandes cadenas hoteleras —incluidas las españolas— han decidido apostar por él e impulsar el turismo de lujo sostenible, ofreciendo, a su vez, nuevas experiencias que permiten descubrir el alma de Túnez. De esa forma, con el refuerzo de la turoperación, el país norteafricano pretende aumentar el flujo turístico, especialmente el español, cuya atracción por el desierto y la aventura hará que consideren fundamental visitar la región del sur de Túnez. Además, es, según la delegación tunecina, el turista español quien presenta la mayor tasa de movilidad, puesto que se aloja en varios hoteles y se mezcla con los locales en busca de nuevas sensaciones, con lo que así podrán aprovechar todo lo que el nuevo ciclo del turismo tunecino les ofrece.

Por otro lado, la importancia de la gastronomía nos lleva a diferentes rutas, destacando, por supuesto, la vitícola de Magón —cartaginés y padre de estas técnicas agronómicas—, cuyo recorrido nos lleva a conocer la riqueza culinaria del país, además de impregnarnos con su impronta histórica, pues el trayecto nos invita a adentrarnos en bodegas, en yacimientos arqueológicos y museos que permiten conectar con el pasado histórico del territorio y la herencia que las civilizaciones precedentes han dejado en él.

En la Feria Internacional de Turismo, se reivindicó a Túnez también como un destino deportivo y musical. De esa forma, la maratón de Cartago o la ultra trail —con cien kilómetros de carrera en el Sahara, convirtiendo a Túnez en lugar de encuentro para los mejores corredores— se confirma como un país atractivo para los deportistas, que estarán acompañados por la hospitalidad que caracteriza a los tunecinos. Aprovechando su particular paisaje, se celebra «Las Dunas Electrónicas», un festival en las dunas de Nefta —situado a las puertas del Sahara—, que, además, tiene lugar en los escenarios originales de La Guerra de las Galaxias, cuya ruta se convierte en un reclamo turístico para los amantes del séptimo arte.

Medina, Patrimonio de la Humanidad

Con todo ello, no se puede conocer Túnez sin adentrarse en la Medina —el centro histórico y cultural de Túnez, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981—. Recorrer las estrechas callejuelas, con sus singulares olores a especias y té, perderse entre sus puestos, deleitarse con algún plato de sus muchos restaurantes, cuya influencia francesa y su aprecio al pescado marcan su personalidad, y adquirir productos artesanales tradicionales de los zocos es una buena manera de penetrar en el corazón de Túnez.

Leila Tekaia, directora de turismo de Túnez
Leila Tekaia, directora de turismo de TúnezFotografía Miguel Berrocal

Otra de las cosas que más llaman la atención de la Medina de Túnez a los viandantes son sus puertas. La mayoría, pintadas de amarillo y con dibujos hechos con clavos, son otra manifestación artística, única del exotismo árabe que baña sus calles, cuyas figuras en forma de cruces, estrellas de David y medias lunas nos señala la convivencia de cristianos, judíos y musulmanes en una ciudad que representa el Túnez acogedor, hospitalario y receptor de turistas.

Túnez experimenta, así, una innovación en su oferta hotelera, gastronómica y cultural, sin perder la esencia de un país por cuyo territorio han dejado la huella cartagineses, romanos o árabes. En definitiva, la combinación mediterránea de sol y playa y los atractivos culturales, como las ruinas de Cartago, los zocos o los diferentes museos, acompañados por las nuevas actividades turísticas que están potenciando, convierten a Túnez en otros de esos destinos que hay que visitar, al menos, una vez en la vida.