Viajes
Dónde hacer el picnic perfecto
Este año la primavera arranca prematura. Los días se alargan y calientan, provocando en nosotros el gusanillo del disfrute. Un día soleado en la naturaleza, bien acompañado de comida y bebida, parece el mejor plan para estos fines de semana que se acercan.
Las Barrancas de Burujón
A las afueras de la Puebla de Montalbán, en la provincia de Toledo, un milagro de la naturaleza espera a los sándwiches y las cervezas. Esta formación sedimentaria en el curso del río Tajo es hogar de una impresionante comunidad de aves y mamíferos protegidos. No es complicado, mientras hincamos el diente a las aceitunas, ver sobrevolar sobre nosotros un halcón peregrino, o incluso alguna de las águilas reales que crían en el próximo Castillo de Montalbán. Cerca de las barrancas se encuentra también la hermosa Ermita de Santa María de Melque, la zona entera está sembrada por ejemplos de arquitectura visigoda y románica en perfecto estado.
Las lagunas de Peñalara
El lugar ideal si queremos hacer estómago antes de lanzarnos al banquete. Empezando en el Puerto de Cotos, comienza una hermosa ruta circular de 13 kilómetros para luego terminar en el mismo punto. Con buen calzado y la mochila amarrada a la espalda, es maravilloso pasar el día entero caminando primero entre los pinares de Guadarrama y más arriba, donde sopla fuerte el viento, sorteando hermosos arbustos de enebro. La vista de las lagunas es francamente hermosa. Pequeñas o grandes, se diseminan a la sombra de los picos de Peñalara, Hermana Mayor y Hermana Menor, brotando de ellas agua cristalina con sabor a nieve.
Mirador de Pikatua
El Bosque de Irati, ubicado entre los Pirineos navarros y el suroeste de Francia, es el segundo bosque de hayas y abetos más extenso de Europa, justo por detrás de la famosa Selva Negra. Considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, todo visitante que llega a conocerla no puede evitar sentir un leve enamoramiento animal hacia la naturaleza. En el mirador de Pikatua es posible experimentar esta sensación tan llevadera, desde lo alto, como lo haría un pájaro. Está situado en el kilómetro 7 de la NA-2011, en la misma vía que hace siglos formó parte de la Ruta de la Lana hacia el norte de Europa, y para los que no quieren caminar demasiado es una localización impecable porque lo separan 500 metros de la carretera.
El nacimiento del río Cuervo
Este pequeño río, afluente del Guadiela, nace en la localidad de Vega del Codorno, en Cuenca, y es otro de los monumentos que tan graciosamente se desprenden de la madre naturaleza. Existen tres posibles rutas a seguir para ver las fuentes, la más larga de 11 km y la más corta de apenas 1,5 km, y aunque no existe un llano propiamente dicho dónde extender el mantel, cualquier roca plana es buena para sujetar algo tan sencillo como una cerveza y el gazpacho. Un picnic en este lugar tiene algo de brutalidad, con el agua insistente golpeando contra las desgastadas rocas, chapoteando al fin libre en el curso de su río. Pero sí es importante llevar un calzado adecuado, ya que la roca húmeda es conocida por sus intenciones traicioneras. Además, sería un desastre si el que lleva la comida se cae al río…
Encinar de Camparañón
¡Encinares castellanos en laderas y altozanos, serrijones y colinas llenos de oscura maleza, encinas, pardas encinas; humildad y fortaleza! Así alababa Antonio Machado las centenarias encinas de España durante sus paseos por Castilla. Una visita al Encinar de Caparañón quizás sea la mejor forma de beber directamente de su fuente de inspiración, comprender su éxtasis frente a las hojas de espinas. Quizás también podamos inspirarnos nosotros mismos, es sencillo bajo sus sombra con un vino en la mano. Para llevar a cabo el experimento poeta habrá que ir a Soria, al municipio de Golmayo. Diseminadas sin molestarse descansan las encinas centenarias, algunas de ellas las más longevas de toda la provincia. Y aunque nuestra escapada a su sombra fresca sea apenas un pestañeo de sus vidas, es capaz de hacer de las nuestras una más feliz y disfrutada.
Mirador de la Corneja
Cualquier excusa es válida cuando queremos permitirnos un capricho y visitar el pueblo de Comillas, en la Cantabria más hermosa. Una ruta por sus edificios modernistas, un baño en la playa de Gerra, un arroz negro en el restaurante Adolfo, son placeres irresistibles que vuelven épico un fin de semana maravilloso. Extensos prados verdes parecen limpiar la mirada y no muy lejos, casi salpicando esa yerba tan limpia, choca furioso el mar contra los acantilados del Mirador de la Corneja. Este es el punto perfecto para sumergirnos en el agua del Cantábrico sin necesidad de mojarnos los pies. Pequeñas mesas de picnic facilitan la operación y los días soleados confunden la frontera del mar y el cielo como un único lienzo.
Parque del Retiro, Parque María Luisa, Parque de Mataleñas
Algunos tienen más difícil salir durante el fin de semana. Los atascos pueden llevar a la desesperación, el trabajo de la semana se acumula y nunca acaba... Cualquier excusa nos pone la vida en ocasiones para privarnos de la alegría. El truco consiste en no dejar que nos derrote. Por eso, si no es posible coger el coche y hacerse una larga ruta de carretera con destino al paraíso, siempre podemos contar con un plan B que nos devuelva el ánimo. Todas las ciudades de España cuentan con hermosos parques plagados de diversidad y con un cómodo césped que sirva de lecho al mantel. A tiro de piedra de nuestra casa, el picnic perfecto también es posible.
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