Viajes
Gerona, un destino lleno de autenticidad e idílicos enclaves
La belleza de su capital, el encanto de sus pueblecitos costeros y sus históricas localidades la convierten en una obligada visita.
Si buscáramos referencias literarias de Gerona que nos incitaran a elegirla como destino de viaje, sin duda la intensa y profunda descripción sobre ella del ilustre escritor Josep Pla en su obra El cuaderno gris sería una de ellas, ya que transmite que es una ciudad auténtica y vibrante: «Bajo la lluvia, Girona tiene un carácter impresionante», así comienza. Al leerla, la fuerza de sus palabras hace sentir sabores, olores e incluso visualizar colores…, y es entonces cuando se despierta el deseo irrefrenable de conocerla.
No se puede escribir de Gerona sin mencionar algunos de los grandes tesoros de la provincia homónima que la alberga —su preciosa Costa Brava o la belleza de sus pueblecitos, algunos costeros y otros de interior—, pero comencemos, para entender su encanto y esencia, por ella; y tras su visita, proponemos unos días en un idílico pueblecito costero, Llafranc, para luego ir a una histórica localidad, Peralada. Con la diversidad de lo que ofrecen al viajero estos tres puntos gerundenses queremos mostrar por qué Girona es un destino de viaje obligado al menos una vez en la vida.
Una cautivadora ciudad
Pequeña y acogedora, así es la ciudad de Gerona. Su origen se remonta al siglo I a. C., cuando los romanos levantaron una poderosa fortaleza, una especie de acrópolis muy bien protegida por muros, a la que se conoce como la Força Vella. Este primer recinto de la ciudad se mantuvo sin alteraciones hasta el año 1.000, y aún hoy se pueden ver partes de la muralla que la caracterizaban. Esta urbe posee hermosos rincones en los que se alzan vestigios de su época romana, así como elegantes edificios contemporáneos, sin olvidar, por supuesto, su fascinante trazado medieval.
Recorrer su casco histórico despierta un sinfín de sensaciones a través de sus laberínticas calles y plazas porticadas, los exultantes espacios barrocos o sus famosos baños árabes del siglo XII —que fueron en realidad termas de origen románico—. Pero si hay algo que caracteriza a Gerona son sus Cases de l’Onyar, también llamadas casas del Río, que constituyen una de las imágenes más emblemáticas de Gerona. Casi todas estas viviendas fueron edificadas durante los siglos XIX y XX, y son únicas por sus fachadas que dan al río Onyar y por el efecto visual al contemplarlas de que están «colgadas», a esto hay que sumarle que al estar pintadas de colores vivos cautivan cuando se reflejan en el agua. Lo mejor en esta zona es perderse por sus callejas, descubrirá muchos lugares de interés que, sin duda, le cautivarán, y seguro que se emocionará ante su icónica e imponente catedral y la soberbia escalinata que lleva a su fachada principal.
Al caer la tarde, tras recorrerla, le recomendamos un lugar en el que más allá de una deliciosa experiencia gastronómica, le hará sentir lo que buscamos en este viaje, la magia y romanticismo de Gerona. Se trata del bonito restaurante Nomo de Girona. En pleno corazón de la zona antigua, junto a la muralla que aún se alza, este restaurante se ubica en una casa señorial del año 1900. El interior mantiene la estructura original de la vivienda, por lo que sus cuatro salas envuelven con su toque de otra época, y en su exterior un romántico jardín hace este espacio mágico y diferente. Los fogones tienen el sello personal de los restaurantes del Grupo Nomo, conjuga la gastronomía tradicional nipona con la moderna occidental de toques mediterráneos; es una fusión que despierta los sentidos a cada bocado.
La estancia en la ciudad no estaría completa sin alojarse en el centro histórico, como por ejemplo en los apartamentos Del Vi Apartamentos, decorados con calidez y lujo, y que, por su ubicación, sumergen en la más pura atmósfera especial de Gerona.
Llafranc, una escapada al corazón de la Costa Brava
Continuamos la ruta por tierras gerundenses con una pequeña escapada al corazón de su Costa Brava, Llafranc. Este pueblecito de origen pesquero viaja entre la tradición y la modernidad. Su bahía de arena fina, su paseo, su pintoresco puerto náutico y su impresionante Cabo de Sant Sebastià hacen de esta pequeña localidad un paraíso. Aguas cristalinas, olor a pinos, canto de pájaros y sonido de la olas al romper contra las rocas, eso es Llafranc. Ha sido un favorito frecuente entre estrellas de cine, escritores, pintores…, es un lugar idílico.
Para conseguir captar con todos los sentidos el encanto de Llafranc proponemos alojarse en un hotel elegante y coqueto, situado en una de las zonas altas, a tan solo un minuto de la playa, y con algunas de sus habitaciones con preciosas vistas al mar, el Casamar Restaurant & Hotel. Y un consejo, si decide alojarse allí, no deje de preguntar por su «casita de piedra», ideal para una estancia romántica y tranquila, o si va en familia por la «casa Garbí», con capacidad para seis personas. Destacamos también su restaurante, muy reconocido en el mundo gastronómico por su exquisita cocina de autor con criterios éticos y sostenibles de la mano del chef Quim Casellas.
La atmósfera de esta localidad es un poco bohemia e invita a relajarse y dejarse llevar por la indescriptible belleza del entorno. En este punto, es imprescindible mencionar un espacio que parece salido de El sueño de una noche de verano y que tiene unas maravillosas vistas al Mediterráneo infinito; es el restaurante Far Nomo. Dominando un acantilado a 170 m sobre el mar, se encuentra el icónico faro de Sant Sebastià, convertido desde el 2015 en bastión gastronómico. El espacio mantiene las estructuras antiguas de las dos viviendas del farero y su familia. Luz, calma, frescura y Mediterráneo por los cuatro costados. El despliegue gastronómico está más que a la altura del espacio, con una carta con influencias niponas, asiáticas y castizas. Cada plato hace vibrar los sentidos de la vista, el gusto y el olfato, y todo ello aderezado con la magia del entorno. De ensueño por el día con el azul del cielo y del Mediterráneo y espectacular en la noche cuando lo ilumina la luz del imponente faro.
«Experiencia Peralada», una maravillosa vivencia para deleitar los cinco sentidos
Cambiemos de escenario para mostrar la diversidad de la provincia de Gerona y vayamos a disfrutar de un enclave histórico en el centro del Alt Empordà: Peralada. Su origen es muy antiguo, data del 500 a. C., y es muy conocido por su emblemático castillo. Lo cierto es que en este pueblecito se puede vivir una experiencia de viaje diferente, con un ritmo pausado y saboreando los pequeños detalles, es conocida como «Experiencia Peralada» y ofrece disfrutar de actividades alrededor del vino, la cultura y el ocio. Un hotel de 5 estrellas, un Wine Spa & Golf, varios restaurantes, el citado castillo y una reciente bodega espectacular.
Nos detenemos primeramente en la visita guiada al castillo, una fortaleza medieval del siglo XIV flanqueada por dos imponentes torres y rodeada por 77.000 m2 de jardines. El museo del castillo se encuentra dentro de un antiguo convento de frailes carmelitas del siglo XVI. Actualmente, acoge, entre otras estancias como una preciosa iglesia y un claustro que es en sí mismo una obra de arte arquitectónica, el Museo del Vino, el Museo del Vidrio, una impresionante biblioteca y una exposición sobre la marca Hispano Suiza. El Museo del Vino se encuentra en una parte de las antiguas bodegas de los frailes carmelitas, donde se inició la elaboración del vino en el siglo XIV. Lo componen cuatro salas que muestra desde pequeñas prensas hasta un lagar para pisar la uva, así como una gran cuba en la que hay instalado un comedor del siglo XIX, ánforas, vitrinas con objetos relacionas con el vino, toneles cercados en madera…
Por otro lado, su Museo del Vidrio cuenta con una de las colecciones privadas más importantes del mundo con más de 2.500 piezas; y la biblioteca, con sus más de 800.000 volúmenes, es única e impactante por su belleza: «colores cálidos, luz tímida, aroma a libro y suave silencio» es lo que describe este espacio singular que deja sin palabras. Y terminamos este tour por las salas que recientemente exponen la historia de la marca Hispano Suiza —íntimamente ligada al castillo—, con la recreación de espacios históricos donde se forjó la leyenda de la marca, la exposición de automóviles como el Hispano Suiza K6 y una colección de objetos y piezas únicas.
Pasamos a recorrer las nuevas bodegas de Perelada, que abren la puerta a todo lo que hay detrás de sus vinos: arquitectura, sostenibilidad y excelencia. Con una tradición vinícola de más de seis siglos, Perelada produce vinos con carácter, presencia y reconocimiento internacional. La singularidad de la nueva bodega Perelada es su vertiente enológica, arquitectónica y ecoturística, su fusión con la tradición vinícola y la raíces de la región.
La bodega combina un gran componente artesanal en el cuidado y selección de la uva con la incorporación de distintas avances tecnológicos y mejoras funcionales. Da prioridad a aspectos como la sostenibilidad, la calidad y el equilibrio a la diferenciación. Su arquitectura se basa en el respeto por el paisaje preexistente, priorizando la vertiente emocional y experiencial del espacio resultante, lo que da lugar a un edificio integrado plenamente en el entorno, atemporal y dotado de fuerte personalidad. Una obra con aires faraónicos por la textura de sus muros, por sus formas geométricas… parte de la visita transcurre bajo tierra con iluminación tenue; es una bodega pensada para emocionar. La bodega se completa con el wine bar Celler 1923, perfecto para disfrutar tras la visita gracias a la propuesta gastronómica creada por Paco Pérez: platos sencillos que se maridan con los vinos, que son los que mandan, platillos ampurdaneses, selección de embutidos o deliciosas tablas de queso.
Terminamos con unas pinceladas al Hotel Peralada Wine Spa & Golf. Confort y elegancia lo definen, y podría decirse de él que es un espacio que nace de los orígenes del descanso, en una búsqueda de ofrecer un mimo total a los huéspedes. La tranquilidad y la armonía de sus espacios aseguran una estancia memorable. Dispone de wine bar, piscina interior y exterior y un spa exclusivo, y posee un valor añadido: su restaurante Olivera. Sentarse en sus mesas es descubrir la gastronomía más pura del Empordà, una explosión de sabores logrados por la mano del ya citado chef Paco Pérez en los que mezcla los productos de esta fértil tierra con un toque vanguardista; el resultado es sublime. Realmente, la «Experiencia Peralada» ofrece todo lo que se puede desear para pasar unos días de relax maravillosos e inolvidables
Podríamos seguir describiendo enclaves idílicos gerundenses, daría para un libro escribir sobre todo lo que atesora esta provincia, estos tres lugares son solo unas pinceladas de su belleza, de sus paisajes únicos, de su gastronomía… No dude en incluirla en su lista de destinos, superará todas sus expectativas.
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