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Almería, la tranquilidad de disfrutar del paraíso todo el año

Con más de 3.000 horas de sol al año, el sol que necesita está en la provincia de Almería, además de naturaleza, pueblos con historia y rica gastronomía

Hay hechos objetivos como que los más de 8.000 kilómetros que componen la provincia de Almería disponen al año de un total 3.305 horas de sol, haciéndola destino indiscutible para los amantes del buen tiempo también en invierno. Este clima ofrece al visitante un sinfín de posibilidades para descubrir una provincia para todos: Almería permite pasar de rozar la orilla de playas paradisiacas a notar el frío aire de las montañas en apenas una hora de trayecto.

Por todo ello, la Diputación Provincial de Almería ha lanzado la campaña de promoción del interior del destino «Costa de Almería» bajo el lema «Almería, el sol que necesito». Con ella la institución subraya la excelencia de una tierra llena de contrastes, de historia, cultura, arte, tradición, gastronomía y autenticidad, con un interior sorprendente del que se puede disfrutar en esta época del año, un destino con un plan que se ajusta a las necesidades de cada viajero.

Con la paz y la tranquilidad como ingredientes indiscutibles de la vida en este territorio, Almería es uno de los lugares abanderados del «slow life». Y es que recordar Almería es rememorar atardeces y no las agujas del reloj, es aprender a contar momentos y no minutos.

La provincia cuenta con un patrimonio que da fe del paso de las civilizaciones que dejaron un reguero cultural que pervive a día de hoy y que es posible contemplar a través de las iglesias que no restan, sin embargo, importancia a parajes naturales como el Desierto de Tabernas o el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. La peregrinación hacia lugares de culto repartidos por el interior de Almería se ha convertido en un atractivo, como la del Cristo de la Luz, en Dalías, que reúne cada año a miles de personas.

Joyas patrimoniales de belleza indescriptible como el Castillo Palacio de Vélez-Blanco, del Renacimiento Español, dan fe de la historia de una provincia que no tiene miedo a mirar hacia atrás. Así, el pequeño pueblo de Terque, situado entre los ríos Andarax y Nacimiento, es referente en turismo etnográfico mostrando parte de la memoria colectiva y rural de Almería. Los Museos de Terque suponen un complejo formado por cinco instalaciones: Museo Etnográfico, Museo Provincial de la Uva del Barco (cultura parralera almeriense), La Modernista (tejidos y vestimenta) y el Museo de Escritura Popular, además de la Cueva de San José, dedicado a exposiciones y conciertos.

En esta línea destacan las recreaciones de Macael con los Canteros y Caciques, aunque, en los últimos meses la teatralización histórica ha llegado también a municipios como Fondón. O la recreación de La Paz de las Alpujarras, que cada año reúne a cientos de visitantes en Padules para contar la Rebelión de los Moriscos en la comarca durante el siglo XVI. O la de los Reyes Católicos en Fiñana, entre otras.

Tal es el favor de las coordenadas geográficas hacia Almería que desde alguno de sus puntos más altos es posible contemplar las estrellas en todo su esplendor, ofreciendo espacios como el observatorio de Calar Alto desde donde se admira el universo. Sin olvidar los Filabres, donde se halla el Planetario de Serón, un espacio científico enfocado a la difusión del conocimiento a pequeños y mayores.

Una forma única de vivir

Aprender a contemplar la vida bajo el brillo radiante del sol o convivir a diario con el murmullo de las olas ha definido el carácter de los almerienses con una forma de ser abierta y alegre. Es por ello que las opciones de ocio no pueden faltar en un territorio engrandecido por sus gentes y su forma de vida basada en disfrutar de espacios naturales y de una gastronomía hecha con productos de kilómetro 0, de origen almeriense y que es posible consumir en todo el mundo a través de la marca gourmet de Diputación «Sabores Almería».

Los almerienses no pueden sino disfrutar de los callejones de cada localidad, de los yacimientos históricos, iglesias, las casas señoriales de la Alpujarra o los paisajes de pueblos blancos del Levante o del Parque Natural de Cabo de Gata- Níjar. Es imposible no ver una calle transitada en cualquier época del año porque el clima ha hecho a los almerienses y les ha otorgado aquello que les define: el sol, el sol que el viajero necesita.