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Aranjuez y sus jardines: legado vivo de los reyes
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en la Comunidad de Madrid comparte distinción con el Paisaje de la Luz en la capital, San Lorenzo de El Escorial, Alcalá de Henares y el Hayedo de Montejo
Su encanto atrae a miles de visitantes cada año, y no es casualidad: Aranjuez fue el primer paisaje cultural de España reconocido por la UNESCO, un título que premia la armonía perfecta entre el arte, la naturaleza y la historia. El rumor del Tajo, las avenidas arboladas y la huerta, que aún abastece su cocina, explican por qué se ha convertido en una escapada imprescindible desde Madrid. Y para disfrutarla de verdad no basta con una visita fugaz, conviene reservar unos días en la agenda: este enclave debe recorrerse sin prisa, disfrutando poco a poco del encanto de cada uno de sus rincones.
Un pedacito de historia
El Palacio Real de Aranjuez es el corazón de este conjunto monumental. Su fachada domina la plaza principal y abre paso a interiores que resumen el esplendor de la corte borbónica. Entre sus estancias más icónicas destacan el Salón del Trono, el Gabinete de Porcelana, revestido con piezas de la Real Fábrica del Buen Retiro, o el Gabinete Árabe, inspirado en la Alhambra de Granada. Muy cerca se encuentra el Museo de las Falúas Reales, que conserva las embarcaciones con las que los reyes surcaban el Tajo.
Pero si hay algo que define este destino son sus jardines, los más extensos del sur de Europa, con más de 111 hectáreas visitables de naturaleza cuidadosamente trazada. Adentrarse en ellos siempre tiene un halo de romanticismo, pero en esta época del año aún más… El otoño los tiñe de sus característicos tonos ocre y permite pasear sobre un manto de hojas recién caídas. El Jardín del Príncipe, el más extenso, invita a perderse entre senderos, esculturas y fuentes hasta llegar al Estanque Chinesco, un rincón de aire oriental que sorprende a quien lo encuentra. El Jardín de la Isla, rodeado por el Tajo, y el Jardín del Parterre, de inspiración francesa, albergan un auténtico museo al aire libre con fuentes monumentales como la de Hércules y Anteo, la de Ceres, la de Hércules e Hidra, la del Niño de la Espina o la del Reloj. A todo ello se suman la Real Casa del Labrador, un elegante pabellón neoclásico que Carlos IV mandó construir como retiro privado, y la Real Iglesia de San Antonio, en la plaza del mismo nombre que tiene la impresionante fuente de la Mariblanca.
El trazado racional del centro histórico, con calles porticadas, fachadas uniformes y plazas abiertas, refleja la idea de ciudad pensada para el descanso real. Entre los imprescindibles figuran el Teatro Real Carlos III, la Plaza de la Iglesia de San Antonio, el Palacio de Godoy, el Convento de San Pascual y el mercado de abastos, un buen lugar para sentir el pulso del municipio. El recorrido puede completarse con la visita al Museo Taurino, junto a la Plaza de Toros, o actividades para todos los públicos: paseos en globo, excursiones en barco por el Tajo o el divertido chiquitrén, que recorre los principales atractivos de la ciudad.
Hablar de Aranjuez también es hablar de su huerta, una de las más fértiles de España. Sus fresas, espárragos y alcachofas han dado fama a su cocina, que se puede saborear en restaurantes como Casa Pablo, Casa José, Aguatinta, Carême, Casa Delapio o A Terra Delapio. Todos ellos rinden homenaje al producto local con propuestas que combinan tradición y respeto por la temporada. El vino también tiene aquí su lugar. Las Bodegas Real Cortijo, fundadas por Carlos III en el siglo XVIII, ofrecen una experiencia enoturística en un entorno histórico de galerías subterráneas. Las Bodegas El Regajal, por su parte, combinan viñedos, biodiversidad y vinos de autor, en una visita perfecta para quienes disfrutan a través del gusto.
Experiencias únicas
Y hay más… Cada año, este destino celebra eventos que llenan sus calles de vida, como el Festival de Globos, que colorea el cielo, o la Recreación del Motín de Aranjuez, una fiesta que revive los sucesos de 1808 con trajes de época, representaciones teatrales y la participación de todo el municipio.
En temporada, subir al Tren de la Fresa, que une Madrid y Aranjuez desde 1984, es otro imperdible. Este tren turístico, uno de los más veteranos de España, combina el encanto del viaje clásico con degustaciones a bordo y una ambientación que transporta a otra época.
A solo 40 minutos del centro de Madrid, Aranjuez es una escapada perfecta para quienes buscan historia, naturaleza y buena mesa sin alejarse demasiado. Además, su ubicación permite continuar la ruta hacia Chinchón y Colmenar de Oreja, dos pueblos de gran personalidad con plazas llenas de encanto, bodegas familiares y una gastronomía que conserva el sabor más auténtico de la región.
Aranjuez forma parte del exclusivo grupo de cinco enclaves Patrimonio Mundial de la Comunidad de Madrid, junto al Paisaje de la Luz en la capital, el Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, la Universidad y recinto histórico de Alcalá de Henares y el Hayedo de Montejo, declarado Patrimonio Natural. Cinco enclaves que reflejan la diversidad y riqueza cultural de la región.
Sin duda, es mucho más que una excursión desde Madrid: es un paisaje que merece la pena ser descubierto a paso lento, entre jardines, fuentes y sabores que cuentan siglos de historia.
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