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Córdoba: ¡Ah del Castillo!

Entre torres, murallas y leyendas, este destino despliega un itinerario que combina patrimonio, naturaleza y fantasía para vivir una escapada inolvidable

Vista exterior del castillo de Belálcazar DIPUTACIÓN DE CÓRDOBALR

El turismo de castillos y fortalezas cada vez atrae a más personas que apuestan por darle una vuelta de tuerca a sus vacaciones en busca de aventuras y experiencias diferentes. Esta forma de viajar permite empaparse de historia, disfrutar del paisaje, respirar la cultura y dejarse llevar por intensas emociones. Y Córdoba es uno de los mejores destinos para conseguirlo. El viajero no tiene que hacer ningún esfuerzo para encontrar los castillos en esta provincia andaluza; allí se encuentran por docenas. Los hay en todos los puntos cardinales, y sobre todo al sur, en la comarca de la Subbética, tierra de frontera y salvaguarda frente al último Estado musulmán de la península, el reino nazarí de Granada.

En las últimas décadas, las fortalezas han vuelto a resurgir gracias a la inversión pública

Su conservación es tan variable como los avatares de la historia que los han zarandeado. Fueron, en su mayoría, de origen árabe, pero el avance cristiano los reformó y amplió a su manera, y, hoy, los arqueólogos se afanan por estudiar los anillos de esos árboles de piedra con el fin de bosquejar su semblanza más fidedigna. En el siglo XIX, las invasiones napoleónicas mortificaron su esencia y el abandono de nobles y «plebeyos» hizo el resto. No obstante, en las últimas décadas, han vuelto a resurgir gracias a la inversión pública, que ha salvado de la ruina torres y murallas y ha allanado el acceso a todos los públicos.

Como consecuencia, castillos como el de Almodóvar del Río, que literalmente boqueaba a finales del siglo XIX, reciben hoy una media de cien mil visitantes anuales, y el Alcázar de los Reyes Cristianos, en Córdoba capital, pasa por ser el segundo monumento más visitado de la ciudad, solo por detrás de la Mezquita-Catedral.

Varios recintos organizan visitas teatralizadas, combates, almuerzos y diversos espectáculos

Y es que a nadie le amarga un castillo. Motor de desarrollo turístico y económico, en su interior los mayores regresan a la infancia y los pequeños crecen lo suficiente como para sostener una espada y un escudo en su patio de armas. Eso, antes de ponerse a trepar por los angostos escalones que los llevarán hasta lo alto de una torre del homenaje, donde asimilarán la belleza de los pueblos que los acogen y entenderán por qué esas fortalezas fueron casi siempre inexpugnables.

De sus matacanes, almenas y fosos recibimos un sinfín de enseñanzas sobre historia, arte y hasta supervivencia, y, a su vez, la presencia e interés de los curiosos les infunde el deseo de narrarse a sí mismos, con ayuda, eso sí, de intérpretes o guías humanos. A su manera, las piedras de los castillos hablan y sus mazmorras estremecen con las leyendas de los condenados que murieron en ellas. En este sentido, varios recintos organizan actividades como visitas teatralizadas, combates, almuerzos o espectáculos de luz y sonido para que el hechizo sea completo y un castillo abra la puerta al siguiente. O, lo que es lo mismo, para que una aventura conduzca a otra y un pueblo a otro pueblo, siguiendo el rumbo de los guerreros, la puntería de los arqueros y el vivaracho canto de los juglares.

Valle del Guadiato

El castillo de Belmez domina el paisaje desde un peñasco calizo. Tras la visita, el recorrido continúa por la ermita de Nuestra Señora del Castillo, la parroquia de la Anunciación y el dolmen de Casas de Don Pedro. Peñarroya-Pueblonuevo aporta su legado minero, con museo y patrimonio industrial, mientras que Fuente Obejuna se asoma al teatro de Lope de Vega con orgullo. Allí, la Casa Cardona acoge hoy la oficina de turismo y el museo municipal, entre recuerdos de una historia rebelde.

Los Pedroches

La torre del homenaje del castillo de Belalcázar se alza como la más alta de la península. A sus pies, el convento de Santa Clara guarda siglos de calma. El camino continúa entre pueblos como Hinojosa del Duque, con su iglesia de San Juan Bautista; El Viso, con el castillo de Madroñiz; o Dos Torres, con su encantadora plaza mayor. Añora y Pozoblanco completan una ruta donde patrimonio, paisaje y gastronomía de la dehesa se dan la mano.

Córdoba, cuatro veces Patrimonio

El Alcázar de los Reyes Cristianos recuerda la grandeza de otros tiempos: los planes para tomar Granada, el encuentro con Colón, la presencia de la Inquisición. En la ciudad, la Mezquita-Catedral sigue siendo el alma. San Basilio, el puente romano, la torre de la Calahorra, la sinagoga o los baños califales enriquecen aún más el paseo. A las afueras, Medina Azahara completa una imagen única del esplendor omeya.

Valle Medio del Guadalquivir

El castillo de Almodóvar del Río es uno de los mejor conservados del país. Restaurado a fondo en el siglo XX, sorprende con sus nueve torres, su historia ligada al califato y sus visitas teatralizadas. Su presencia en Juego de Tronos lo ha relanzado como destino cultural. Muy cerca, Posadas presume de su entorno y su patrimonio etnográfico y Palma del Río conserva su recinto amurallado almohade, con torres, puertas históricas y vestigios de su antiguo castillo.

Guadajoz-Campiña Este

Castillo de Almodóvar del Río, CórdobaDiputación de Córdoba

Espejo guarda en lo alto su castillo con torres, mazmorras y vistas que alcanzan Montilla o Castro del Río, cuya fortaleza cristiana se integra con una muralla almohade. La zona conserva casas solariegas, historia romana, rincones cervantinos y hasta una ruta dedicada al fotógrafo Robert Capa. Aquí, cada detalle cuenta, y el patrimonio se abre paso incluso en plazas pequeñas.

Castillo de EspejoDIPUTACIÓN DE CÓRDOBALR

La Subbética, el encanto natural

Aquí se concentra el mayor número de castillos. Zuheros y su torre sobre un peñón, Luque y su bastión defensivo, Cabra con su castillo-convento, Priego con su torre Gorda o Iznájar con vistas al Genil.

Castillo de Priego, Córdoba Diputación de Córdoba

Todos cuentan algo distinto y ofrecen experiencias que van más allá de la historia: museos, rutas senderistas, patrimonio judío o incluso fiestas medievales. Lucena y Doña Mencía completan esta lista, con el castillo del Moral y, en Cabra, el molino del duque de Sessa como puntos destacados.

Castillo de Hisn-Ashar (Iznájar)DIPUTACIÓN DE CÓRDOBALR

La comarca suma, además, atractivos naturales, como el Parque Natural de las Sierras Subbéticas y la Vía Verde del Aceite, que permiten combinar castillos y naturaleza.

En Córdoba, los castillos no son meras huellas del pasado: son la excusa perfecta para que el visitante escriba su propia historia entre paisajes y leyendas.