Viajes
Madeira: bienvenida a la primavera desde la isla de las flores
Considerado el «Mejor destino insular del mundo», celebra la Festa da Flor del 27 de abril al 21 de mayo
«Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía», con esta frase atribuida al escritor mexicano José Vasconcelos comenzamos este artículo en el que nos trasladamos a Madeira, que deja tan impresionado al viajero que, efectivamente, cuando se abandona esta extraordinaria y admirable isla portuguesa se siente una profunda melancolía por dejar atrás estas tierras de indiscutible belleza. Aun así, le aseguramos que merece la pena, porque viajar hasta Madeira y conocer su flamante capital, Funchal, y otras de sus encantadoras localidades, se convertirá en una de sus mejores experiencias vividas.
En anteriores ocasiones hemos hablado de Funchal y de su casi indescriptible encanto, por lo que nos centraremos en sus alrededores, sin embargo, queremos recordarle que el evento más emblemático del archipiélago de Madeira, y que por supuesto se celebra en Funchal, está muy próximo, será del 27 de abril al 21 de mayo: Festa da Flor. Créanos, en estas fechas la ciudad se transforma con alfombras florales en sus calles, con un simbólico Muro de la Esperanza, preciosos desfiles… Así que, aunque ya conozca Funchal, recorrerla en estos días es completamente diferente y excepcional. Tras este apunte (que es una invitación a visitar Madeira esta primavera), y dado que ya hemos descrito en otros artículos lo hermosa que es Funchal, ahora le vamos a mostrar la «magia» de otros lugares de la isla.
Comenzamos nuestros recorrido por Cãmara de Lobos, una de las localidades más antiguas de la isla de Madeira y cuyo nombre se debe a que en su día había una gran presencia de lobos marinos en su bella bahía. De imprescindible visita aquí es el Cabo Girão, el acantilado más alto de Europa y el segundo de todo el mundo; desde aquí y desde su mirador podrá sacar unas espectaculares fotografías. Si no tiene miedo a las alturas, no dude tampoco en subirse al teleférico das Fajãs do Cabo Girão, con el que tendrá una perspectiva muy singular del valle de Cabo Girão.
Continuando por la costa sur, nos dirigimos a Ponta do Sol, aunque antes le recomendamos hacer un alto en el camino para ver Ribeira Brava, que cuenta con el interesante Museo Etnográfico de Madeira, ubicado en un antiguo molino de azúcar, y una desbordante naturaleza caracterizada por su tranquilidad, a excepción de finales de otoño y en invierno, cuando el Río Salvaje, al que le debe su nombre, baja con el caudal lleno; durante esos meses, su imagen es tan espectacular como bonita. Nos detenemos, como le decíamos, en Ponta Do Sol, donde el clima se mantiene muy equilibrado durante todo el año, por lo que podrá, sea el mes que sea, darse un baño en las que están consideradas las mejores playas de Madeira, y además, si le gusta bucear, Ponta do Sol es el sitio perfecto para ello, ya que, aparte de la riqueza natural, cerca de la costa hay enterradas auténticas joyas arqueológicas, verlas mientras se sumerge en el mar es algo que se queda grabado en la retina; como curiosidad, los restos más destacados son los del Bowbelle, un barco dragador de Londres que naufragó en 1989 en una fuerte tormenta que asoló las costas de Madeira.
Escapada a otros tres esenciales: Machico, Santana y Porto Moniz
Si bien es cierto que hemos aludido principalmente a los alrededores de Funchal, queremos también recomendarle algunas localizaciones que se distancian un poco más de la capital de Madeira, aunque, como comprobará cuando viaje hasta allí, ninguna a más de una hora en coche. Empezamos por Machico, donde encontrará un buen número de tiendas y restaurantes para degustar una buena comida y descansar para recargar energías y seguir descubriendo los encantos de la isla. Desde sus dos miradores, el Miradouro do Pico do Facho y el Miradouro do Senhor dos Milagres ou da Queimada, contemplará unas inolvidables visitas, y si desea adentrarse de lleno en la naturaleza de la isla, no solo visite sus playas, sino también haga alguna de las muchas rutas que hay en Machico y sus alrededores.
Nos alejamos un poco más para dirigirnos a la costa norte, en concreto a la localidad de Santana, cuyo icono es su arquitectura tradicional: las casinhas de Santana, unas pequeñas casitas triangulares de las que llama la atención su techo de paja y su colorido, normalmente en azul y rojo. De recomendable visita es también el Parque Temático de Santana, un centro de exposiciones que honra la historia y las tradiciones de Madeira y que cuenta con atracciones modernas, con diferentes pabellones multimedia, y senderos y jardines en los que está representada la flora endémica de la isla.
Si su viaje se alarga, y créanos, querrá que ocurra, no deje de ir a las grutas de São Vicente, donde puede realizar una visita guiada para descubrir sus impresionantes cuevas, será una experiencia única y fascinante. Dejando atrás São Vicente, de visita imprescindible es Porto Moniz, aquí hay unas excepcionales piscinas naturales formadas por rocas volcánicas en las que entra el agua del mar de forma natural. Además de ello, en esta localidad se encuentra el Acuario de Madeira, que, aunque no es muy grande, merece la pena visitarlo por su particular ubicación: el Fuerte de São João Baptista, uno de los emblemas más importantes de la isla.
Esperamos que, después de leer este artículo, se le hayan despertado las ganas de viajar al considerado «Mejor Destino Insular» del Mundo, como así se lo han reconocido en diversas ocasiones los «World Travel Awards». No cabe duda de que su capital, Funchal, es la joya de la corona, pero, como ha podido comprobar a través de estas líneas, sus alrededores y otras localidades de la isla merecen ser también vistas, porque todas ellas, con sus particulares atractivos, hacen de Madeira un destino de ensueño en cualquier época del año.
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