Viajes
São Miguel, sinónimo de viajes auténticos
Su capital, Ponta Delgada, junto a algunas de sus localidades como Furnas, conforman una escapada de contrastes singular y perfecta en Las Azores
Salvaje, exuberante y cautivadora: así es la belleza de las Azores, un paraíso donde los verdes infinitos se funden con el azul sereno del Atlántico y los paisajes volcánicos trazan una panorámica de escenarios únicos. Como puerta de entrada o de salida a este archipiélago tan seductor e indomable se perfila su isla más grande, São Miguel; irresistible para todo tipo de viajeros.
El esplendor natural de São Miguel alcanza su punto álgido ahora con la llegada de la primavera. Abril, mayo y junio son meses perfectos para explorar la isla, y es que el clima se vuelve más templado y los días soleados son más frecuentes. Además, con las vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina, São Miguel se presenta como un destino ideal y diferente, donde la tranquilidad, la belleza indómita y el agradable ritmo de su capital, Ponta Delgada, se combinan para garantizar vivencias extraordinarias.
Descubrir, saborear y sentir Ponta Delgada
Lo cierto es que Ponta Delgada no es un simple lugar de paso. Perderse por sus calles adoquinadas, descubrir sus iglesias de piedra basáltica y detenerse en una terraza con vistas al puerto es solo el comienzo. Las emblemáticas Portas da Cidade, erigidas en 1783 y todo un símbolo de Ponta Delgada, dan la bienvenida a un casco histórico lleno de sorpresas. Entre ellas, la bonita plaza de Largo da Matriz, donde se alza imponente la Iglesia Matriz de São Sebastião, un impresionante templo del siglo XVI que combina los estilos gótico, barroco y manuelino.
Para sumergirse en la cultura local, el Mercado da Graça es una parada imprescindible. Y si lo que se desea es un momento de tranquilidad, el Jardín António Borges es un oasis en plena ciudad, igual que el Jardín Botánico José do Canto, justo al lado del Palacio de Sant'Ana, que también cuenta con sus propios jardines con plantas exóticas, árboles enormes y un precioso estanque.
Más allá de Ponta Delgada, la isla de São Miguel se abre a infinitas posibilidades para disfrutar de experiencias que aúnan aventura, relajación y conexión con la naturaleza. Uno de los planes con más atractivo es sumergirse en las aguas termales del Parque Natural de Caldeira Velha, un lugar lleno de magia donde las cascadas y las piscinas naturales de agua caliente rodeadas de vegetación invitan a la desconexión total.
A pocos minutos, el Lagoa do Fogo es también un obligado. Este impresionante lago, enclavado en el cráter del macizo de Água de Pau y envuelto en un paisaje casi virgen, es uno de los más bellos de las Azores. Y si de lagunas se trata, no se puede dejar de recorrer la Ruta de Sete Cidades, un trayecto inolvidable que lleva a la famosa laguna doble, donde el azul y el verde de las aguas reflejan la inmensidad del cielo atlántico.
Visitar las plantaciones de té en Gorreana, las más antiguas de Europa, es también una experiencia de acierto seguro. En ellas se puede aprender sobre su producción y disfrutar de una degustación con vistas al mar. Y para los aventureros, desde el puerto de Ponta Delgada parten excursiones de avistamiento de ballenas y delfines, una maravillosa oportunidad para observar estos majestuosos animales en su hábitat natural.
En busca de la magia de Furnas
Si hay un lugar en São Miguel que encapsula la esencia volcánica y mística de las Azores, ese es Furnas. Ubicado en el corazón de un valle rodeado de montañas cubiertas de vegetación exuberante, este rincón de la isla es célebre por sus fumarolas humeantes, sus piscinas naturales y su icónica gastronomía cocida bajo tierra.
El viaje a Furnas ya es en sí mismo una fascinante vivencia. A medida que se avanza por la carretera desde Ponta Delgada, el paisaje se transforma en un mosaico de intensos verdes, con colinas ondulantes y la silueta del Lagoa das Furnas anunciando la llegada a un lugar donde reinan la naturaleza y la energía geotérmica.
La primera parada es precisamente este lago, un espejo de aguas tranquilas que esconde en sus orillas uno de los secretos más curiosos de la isla: los «caldeirões», cavidades en el suelo donde se cocina lentamente el famoso «cozido das Furnas». Este guiso tradicional de carne y verduras se entierra durante horas en la tierra caliente, aprovechando el calor volcánico natural, y el resultado es un plato de sabores intensos y únicos que todo viajero debería probar en alguno de los restaurantes locales.
Tras la degustación, llega el momento de sumergirse en las cálidas aguas termales que han hecho de Furnas un destino de bienestar por excelencia. El Parque Terra Nostra es el lugar perfecto para ello. Su enorme piscina de aguas ferruginosas, con una temperatura de alrededor de 39°C, ofrece un baño relajante en medio de un bello jardín botánico, donde la naturaleza se exhibe en su máximo esplendor con árboles exóticos, helechos gigantes y senderos serpenteantes. Otra opción si se prefiere algo más íntimo es el Poça da Dona Beija, un conjunto de pequeñas pozas termales al aire libre con una atmósfera aún más mágica cuando cae la noche.
Antes de dejar Furnas, una última cita obligada es la zona de las «caldeiras», donde el suelo burbujea y exhala vapor en una demostración continua del poder geotérmico de la isla. El olor a azufre y el sonido del agua hirviendo completan una experiencia sensorial que deja claro que en las Azores la naturaleza es un fenómeno vivo y palpitante que puede sentirse en cada rincón.
Sí, sin duda, São Miguel es un destino ideal para vivir un comienzo de lo que puede ser una primavera inolvidable. Solo queda preparar las maletas y subir a un avión rumbo a este paraíso, ¿no cree?