
Gastronomía
Nintai: La armonía entre arte visual, alta cocina y hospitalidad japonesa
Un santuario gastronómico en el corazón de Marbella que lleva la experiencia más allá del plato

En el corazón de Marbella, Nintai no es simplemente un restaurante: es un espacio de contemplación, un santuario gastronómico donde el arte visual y culinario se fusionan bajo la filosofía del omotenashi, la hospitalidad japonesa llevada a su máxima expresión. Diseñado por Marcos Granda, referente de la alta restauración con siete estrellas Michelin repartidas en seis restaurantes, Nintai representa su proyecto más íntimo y emocional.
Con solo ocho plazas en barra, Nintai ofrece una experiencia omakase pura: el comensal se entrega por completo a las manos del maestro itamae, confiando en que cada pase será un equilibrio perfecto entre estética, temporalidad y sabor. En este entorno relajado, ceremonial y casi silencioso, el cuidado al detalle se percibe en cada gesto, en cada mirada, en cada plato.
Los pescados del día se presentan antes de ser transformados: caballa, jurel, ventresca de atún, sardina o rodaballo salvaje son tratados con técnicas como otsukuri o ika sukuri, dando vida a cortes precisos, sashimis o tartares que reflejan el respeto por la materia prima. El musimono, una versión del clásico chawanmushi de maíz con navajas y hongos fermentados, se acompaña de un crujiente visualmente inspirado en los jardines zen. El osuimono, caldo claro de shitake y dashi, perfuma el ambiente como una brisa sutil. Otros platos incluyen joyas como el ankimon (hígado de rape), umeboshi (ciruela fermentada), berenjena japonesa o vinagres especiales como el tosazu, elaborado con lima, lichi, yuzu y vinagre rojo fermentado.

Las piezas de sushi se elaboran frente al cliente y se sirven directamente en su mano. Cada bocado se convierte así en un pequeño ritual, donde tradición y cercanía se funden. Ingredientes como alga igiki, fibra de alga kombu, bambú o calamar tratado como si fueran fideos, enriquecen la propuesta y amplían el espectro de texturas.
Un pequeño ritual íntimo y cuidado donde tradición y cercanía se funden en cada bocado
El maridaje, tan vivo como el menú, incluye sakes únicos como el Komyo (pulido al 1 %) o el Dassai 45, obtenidos mediante métodos tradicionales basados en el hongo kiokai. También hay tés japoneses de alta gama y vinos seleccionados de microbodegas internacionales.
El postre, en clave yōgashi, cierra la velada con la sutileza de la repostería francesa reinterpretada: bizcochos de mantequilla negra, chocolate blanco, almendras garrapiñadas y helado de almendras con bergamota.
En Nintai, la experiencia va más allá del plato. Aquí se contempla, se respira, se siente. El lujo no está en la ostentación, sino en el silencio, la precisión y la armonía entre cocina, servicio y entorno. Un lugar donde el tiempo se detiene y el comensal se abandona, confiando, como dicta la filosofía omakase, en que cada decisión del chef será un acto de arte efímero.
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