A pesar de que la serie vio su desenlace final hace casi 15 años, Smallville sigue siendo un clásico atemporal de DC que nunca pasará de moda. La exitosa serie llegó a tener 10 temporadas y fue protagonizada por Tom Welling como Clark Kent. Sin embargo, lo que verdaderamente distinguió a Smallville fue su enfoque dividido entre Clark y Lex Luthor, que fue interpretado por Michael Rosenbaum.

Ambos personajes cruzaron sus caminos cuando el primero salva al segundo después de que su coche se estrellara en un lago. Eso fue lo que acabó forjando una amistad que se mantuvo durante bastante tiempo. Lo cierto es que su elenco fue una parte importante del atractivo que tuvo la serie, pero el factor indiscutible que explicó su éxito fue la manera en que trató el legado de Superman.

'Smallville' fue la serie que marcó a una generación

Y es que Smallville nunca necesitó que Clark Kent se vistiera como Superman para que se sintiera la esencia del personaje. Por otro lado, quizás el más icónico de los muchos invitados estrella de la serie fue Christopher Reeve. En una aparición en la Fan Expo Dallas, Tom Welling habló sobre cómo fue la experiencia de trabajar con Christopher Reeve y reveló que era especialmente alegre.

Estas fueron sus palabras:

"Se suponía que Christopher Reeves solo estaría allí tres horas, y creo que se quedó seis o siete. Quería quedarse para grabar las escenas conmigo, porque originalmente solo íbamos a rodar su parte. Su enfermera le dijo que si no iba con él, llamaría a la policía y haría que lo sacasen de allí. Él me dijo que siempre le decían qué hacer. Al final tuvo que irse, pero tenía muchas ganas de estar allí. Nos divertimos mucho".

Esa positividad de Christopher Reeve fue la que dejó una huella imborrable en Tom Welling. Al final, Christopher Reeve apareció dos veces en la serie antes de su fallecimiento en 2004. Ambos episodios se consideran entre los mejores de la serie de Smallville. Debido a que Christopher Reeve le cedió el testigo a Tom Welling como el nuevo Clark Kent, ambos crearon un vínculo único que se materializó en la producción.