Medio Ambiente

«Los intereses especulativos basados en el ladrillo siguen latentes en Tarifa»

Salvemos Valdevaqueros teme que «se termine modificando el ecosistema dunar con nuevas infraestructuras y se rompa ese espacio protegido» y avisa de la escasez de agua

Vista de la duna de Valdevaqueros, en la que se aprecian tablas de las vallas caídas
Vista de la duna de Valdevaqueros, en la que se aprecian tablas de las vallas caídaslarazon

Para la plataforma Salvemos Valdevaqueros una idea sigue flotando en la atmósfera de la provincia de Cádiz: «Los intereses especulativos basados en el ladrillo siguen latentes en el ámbito de Tarifa», resume su portavoz, Noelia Jurado. Hace unos días se presentó el proyecto urbanístico de un complejo residencial y hotelero denominado «Montevaqueros» y sus promotores aseveraron que reduce de forma notable la edificación prevista por otro impulsado hace unos años que acabó en los tribunales. Pero miembros de la mencionada plataforma, integrada por organizaciones conservacionistas, replican poniendo el acento en que se busca ocupar «el mismo espacio protegido», al estar en una superficie «colindante a los parques naturales del Estrecho y de los Alcornocales, dentro de una Zona de Especial Conservación a nivel europeo, incluida en Red Natura 2000, y Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo».

Los ecologistas amplían el foco y trasladan a LA RAZÓN su «preocupación» porque «los nuevos proyectos urbanísticos de Tarifa» pretendan «conectar» las áreas playeras de «Los Lances, Valdevaqueros y Bolonia», ya que temen que, «con el tiempo, se termine modificando el ecosistema dunar con nuevas infraestructuras y se rompa ese espacio protegido», explican. Anotan que, según lo reflejado en la página web del ayuntamiento, «las previsiones de crecimiento rondan los ocho millones de metros cuadrados, lo que es casi un 200% más de la extensión del suelo urbano actual».

Y hay otra certeza molesta para ellos: «Tarifa sólo dispone, a fecha de hoy, de 2,11 hectómetros cúbicos de agua procedentes del pantano de Almodóvar y para atender la demanda estival se continúa recurriendo a captaciones ilegales del Parque Natural de Los Alcornocales», denuncian. En ese escenario, «la ampliación urbanística» significará que «se esquilmen» aún más los «recursos hídricos» de ese espacio verde, «cuyos manantiales languidecen», lo que ha contribuido a «la modificación de la vegetación de ribera, comenzando por la aliseda y el resto de especies umbrófilas, que crecen bajo su dosel». Desde la plataforma recuerdan en ese punto que «buena parte de la flora que puebla esas gargantas está protegidas por la ley» e incluye «especies de vegetación riparia de la Lista Roja de la Flora Andaluza».

Jurado cree «inadmisible» que «se engañe a los vecinos con promociones urbanísticas como la de Atlanterra, sin recursos de abastecimiento y depuración de aguas residuales». Cose que esa urbanización «puede llegar a tener una ocupación de 25.000 personas en temporada alta en verano y las viviendas y los resorts de golf construidos necesitarían en un año el agua que acumula el pantano de Almodóvar en la actualidad para todo el municipio tarifeño». Si no se depura, conforme se establece a las directrices que han sido marcadas desde la Unión Europea (UE), las aguas sucias pueden acabar «contaminando» el Parque Natural del Estrecho «desde Los Lances a Atlanterra», auguran otras fuentes de la plataforma.

En definitiva, los integrantes de Salvemos Valdevaqueros ven un riesgo en ebullición en ese territorio: «El de un crecimiento urbanístico desordenado, no regulado, carente de servicios básicos, con un potencial altamente contaminante y sin planificación ni previsiones reales de futuro». Y ello vendría a sumarse a «que ya se han identificado varios asentamientos irregulares en la aglomeración urbana de Tarifa».

«Se ha apostado por una actuación urbanística desligada del núcleo principal, vulnerando el espíritu legal que reclama crecimientos compactos a partir de la ciudad ya existente. Se enmascaran iniciativas insostenibles ‘per se’ y se reincide en el argumento de la cohesión social, que será entre los ricos usuarios de las instalaciones, quienes no lo necesitan, pues ya forman un grupo social homogéneo y bien estructurado», ironizan para concluir.