La atomización del feminismo rebaja la asistencia a las protestas por el 8M

Frente a la unidad del movimiento feminista exhibida en los dos años que siguieron a la explosión del movimiento «Me too», este año la división por diferentes motivos tuvo un impacto directo en el éxito de las protestas por la igualdad de la mujer. Ejemplo de ello fueron las dos manifestaciones convocadas en Sevilla, otras cuatro en Granada y en Jaén una por la mañana y otra por la tarde. El 8M se había erigido como el día señalado en morado en los calendarios para salir a la calle a reclamar la igualdad de las mujeres y ayer volvió a serlo, con multitudinarias protestas en todas las provincias, pero muy lejos en asistencia de las del pasado año.

En Sevilla, veinte mil personas según la Delegación del Gobierno y ochenta mil según las convocantes, participaron en las dos protestas –en 2019 se habló de más de 130.000 asistentes–. En Granada se calcularon 18.000 personas; ocho mil en Córdoba y Cádiz y unas dos mil en Jaén, mientras que en Málaga hubo diez mil, en Huelva acudieron seis mil y 4.500 en Almería –estas tres últimas se celebraron por la tarde–. Las expectativas estaban muy altas por las dos citas precedentes, en las que las calles de las capitales andaluzas se tiñeron de morado durante varias horas, pero el recorrido también fue más corto. Pudo influir también la coincidencia de la cita en domingo, pero la división interna debe llevar al movimiento a reflexionar por el retroceso que supone para el éxito de la convocatoria. Pese a todo, se vieron familias enteras y grupos de mujeres, muchas pancartas y se escucharon consignas reivindicativas. Las más jóvenes gritaban lemas ya habituales en estas citas como «que no, que no tenemos miedo» o «sola y borracha quiero llegar a casa», la frase que tomó prestada la ministra de Igualdad, Irene Montero, al presentar la Ley de libertades sexuales y que ha suscitado mucha polémica en esta pasada semana. Hubo recuerdos especiales para las víctimas mortales de la violencia machista –13 el año pasado y cinco cuando solo han transcurrido dos meses de este 2020– con varias sentadas como homenaje y con lemas como «no estamos todas, faltan las asesinadas» o «nos tocan a una, nos tocan a todas».

La política también estuvo muy presente y todos los partidos , excepto Vox, participaron en las marchas. En Andalucía, las presencias más destacadas fueron las de los ministros de Hacienda, María Jesús Montero –acompañada de otros dirigentes como Gómez de Celis y los «susanistas» Verónica Pérez y Felipe López– y de Justicia, Juan Carlos Campo, en Cádiz. Por parte del PP, su vicesecretario de Comunicación, el diputado Pablo Montesinos, asistió a un acto en Marbella; Teresa Rodríguez, la líder de Adelante Andalucía, estuvo en Cádiz, y las dirigentes de Ciudadanos Rocío Ruiz, consejera de Igualdad, y Marta Bosquet, presidenta del Parlamento, también en Sevilla. Mientras que los dirigentes del PP y Cs, que gobiernan juntos en Andalucía, reclamaron «unidad» en la lucha por la igualdad –según recogió Efe–, la ministra Montero reprochó al PP que «nunca» ha estado en la «lucha feminista» y que su posición ha sido «más una pose que un compromiso por la igualdad de la mujeres», un reproche que también hizo la dirigente de Podemos, al asegurar que «uno no puede ser de derechas y pretender estar al mismo nivel que los demás en el movimiento feminista».