"Méritos e infamias"

El valor de Cs

“Si no hubiera sido por el partido naranja, los escaños del PP nunca hubieran sumado lo suficiente como para colocar a Juanma Moreno en la Presidencia de la Junta”

La presidenta de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas (i), junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín (d)
La presidenta de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas (i), junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín (d)María José LópezEuropa Press

Inés Arrimadas, sin quererlo seguramente, ha prendido la mechita que hacía falta en Cs para que el partido entrara en ebullición de nuevo. A los dos años de cogobierno en la Junta, la visita a San Telmo para meter el dedo en el agua puede leerse del derecho y el revés con la sangría de votos de su formación. Pero en realidad, los análisis políticos no van mucho más lejos de las cifras de escaños y de los posibles «sorpassos» entre una formación y otra cuando, en el caso de la gente que lidera Juan Marín, habría que preguntarse qué es lo que ha cambiado en Andalucía desde la Noche Triste de Susana Díaz. Pues ahí es dónde se debe mirar para cuestionarse el futuro político. Cs, como otras formaciones, tomó fuste con el descontento de la calle ante el bloqueo del bipartidismo al calor de la crisis de 2007. Ese contexto fue su desarrollo, sobre todo en Cataluña donde nació dos años antes como alternativa al nacionalismo, y su apoteosis llegó con la posibilidad de gobernar desde el más pequeño de los municipios hasta el Gobierno de España. Nadie entiende la maniobra de Rivera, supongo que ni él mismo, pero la ventaja de la facción andaluza es que el experimento naranja aquí funciona. Si no hubiera sido por Cs, los escaños del PP nunca hubieran sumado lo suficiente como para colocar a Juanma Moreno en la Presidencia de la Junta o quizás, para sacar a Susana Díaz de ella, porque esa fue realmente la maniobra. Lo mismo, las encuestas lo afirman, pasará en los próximos comicios pero nadie se atreve a hacer cábalas en la era Covid-19. Aunque Arrimadas venga con el mazo, Juan Marín cuenta con la llave de haber permitido hacer real, o al menos arrancando el tedio de 40 años de PSOE-A, eso para lo que los partidos se supone que existen. Para facilitar los acuerdos y avanzar en el progreso de las sociedades con responsabilidad y a pesar del virus.