Agroindustria

Aranceles: fin a una guerra que deja un sabor agridulce en Andalucía

El sector confía en recuperar las exportaciones de la aceituna verde de mesa a Estados Unidos, aunque la denuncia por las ayudas de la PAC sigue lastrando a la negra

Un agricultor recogiendo la aceituna
Un agricultor recogiendo la aceitunaLa RazónLa Razón

De la reciente cumbre Unión Europea-Estados Unidos ha salido un anuncio que deja un sabor agridulce en la agroindustria andaluza. La Administración Biden suspenderá los aranceles derivados de las disputas sobre Airbus y Boeing y que afectaban a productos agroalimentarios españoles como el aceite de oliva y la aceituna de mesa. Antonio de Mora, secretario general de Asemesa –asociación de exportadores e industriales de aceituna de mesa–, considera que la medida es una «buena noticia» para el sector, aunque expresa sus reservas. Por un lado, la aceituna verde no seguirá sufriendo los aranceles del 35 por ciento, lo que «supone volver a la normalidad, a la situación anterior a octubre de 2019, así que podremos recuperar la capacidad de competir porque Estados Unidos se ha ido a comprar a otros países». Sin embargo, los impuestos siguen vigentes para la aceituna negra, a pesar de que el Gobierno de España se comprometió a incluir este producto en las negociaciones para arbitrar una solución. «De momento no tenemos ninguna noticia sobre esto», subraya.

Con la llegada de Biden a la Casa Blanca se dieron las circunstancias para anular estos tributos creados por Trump. «Ha habido un acercamiento que ha desembocado en esta solución que garantiza, al menos, que no tendremos aranceles durante cinco años», sostiene De Mora, quien atribuye el éxito de esta operación a los «máximos niveles de representación» de la UE y Estados Unidos. «No creo que haya habido intervención de nadie más».

¿Por qué se eliminan las tasas a la aceituna verde y no la negra? Ambos productos están inmersos en conflictos distintos. La verde era una de las damnificadas por la disputa comercial entre Boeing y Airbus y la negra se vincula a la denuncia que interpuso Estados Unidos por las ayudas de la PAC que recibe, y que considera que son fondos que suponen una «competencia desleal». «Si Estados Unidos se sale con la suya, y se confirma que las ayudas de la PAC son ilegales, la UE tendría que cambiar todo el sistema de reparto», advierte De Mora, por lo que habría que volver a repartir las ayudas a todos los productos de la UE. «Esto significaría una guerra a navajazos entre distintos sectores, regiones y países para adjudicarse la mayor cantidad posible». La Organización Mundial del Comercio tendrá la última palabra.

En estos casi dos años de veto al sector la aceituna verde de mesa ha dejado de exportar casi 30 millones de euros a Estados Unidos, el 30 por ciento del mercado. En el caso de la aceituna negra la cifra alcanza los 120 millones de euros, según datos de Asemesa, habiéndose perdido casi el 70 por ciento del mercado.

De Mora asegura que la aceituna verde tendrá más fácil volver a la situación anterior porque el arancel llevaba menos tiempo en vigor y hay menos países capaces de ofrecer la amplia gama de productos que vende España. En el caso de la aceituna negra «va a costar más años» recuperar sus exportaciones. «El comprador americano es fiel y se ha acostumbrado a un nuevo proveedor; si éste le facilita el producto a buen precio y con calidad, poco podemos hacer a no ser que se abra una oportunidad y volvamos a meter cabeza».

En estos años sí se han perdido muchos puestos de trabajo, aunque el mercado es muy volátil y tiene muy diversificadas las ventas. «Grecia, Marruecos o Turquía han tenido poca producción de aceituna y eso nos ha permitido vender más», sostiene el secretario general de Asemesa, quien matiza que «las cifras están camufladas por las coyunturas y por el deseo de que los aranceles iban a ser provisionales». En la aceituna verde las tasas han durado poco tiempo y las empresas «han hecho todo lo posible por mantener el empleo».

La producción de este año no difiere mucho de las cifras totales de otras campañas, a pesar de las estimaciones de las organizaciones agrarias, que prevén «mucha menos aceituna de la que hay», asegura De Mora. En definitiva, ha sido una campaña «muy normal» con una cantidad «muy importante». No obstante, advierte de que el sector acumula un excedente significativo de casi 300 millones de kilos. «Esta cantidad es una barbaridad que influye en los precios».

Tanto la Junta como las organizaciones agrarias se han felicitado por el fin de estos impuestos a las exportaciones. La Consejería de Agricultura sostiene que esta suspensión permite trabajar «con más certidumbre» a los productores andaluces y defiende que contribuirá a la reactivación económica de la Andalucía postcovid, «dada la relevancia social y económica del sector del aceite de oliva y de la aceituna de mesa en la comunidad». Por su parte, Asaja y Coag señalaron que ahora es el momento «de pedir a la industria que suscriba el contrato tipo y de regularizar de una vez por todas al sector de la aceituna de mesa».