"Méritos e infamias"

«To e verdá»

“No había otro título, no, el programa se tenía que llamar «Todo es mentira», el mantra repetido por los enchufados del PSOE que siguen trincando”

La ex presidenta andaluza Susana Díaz, a su llegada a la Cámara autonómica en Sevilla. EFE/José Manuel Vidal.
La ex presidenta andaluza Susana Díaz, a su llegada a la Cámara autonómica en Sevilla. EFE/José Manuel Vidal.Jose Manuel Vidal.EFE

Nada en el mundo de Susana Díaz es original. Ni su manera de medrar en la política ni su forma de entender el fracaso. Por eso en cuanto ha visto la ocasión, se ha colado en la tele para sumarse al carro de los políticos reciclados en colaboradores, que suena a los tiempos de La Resistencia y las purgas en la Francia liberada de 1944.

La ex lideresa socialista calienta motores para lanzar pullitas desde tele y no perder pie en la mantequilla de la política, aunque mantenga su puesto de senadora obtenido de manera digital.

Lo peor que le pasa a un político es que se olviden de ti y que ya no tengas ni un trocito de barra donde apoyar el codo, así que ahora toca explicarle a la audiencia cómo diferenciar entre una noticia falsa y otra verdadera.

No había otro título, no, el programa se tenía que llamar «Todo es mentira», el mantra repetido por los enchufados del PSOE que siguen trincando.

No se le va a escapar ni una noticia falsa, porque durante años dirigió esa máquina engrasada para lanzar panfletos y propaganda que es San Telmo.

Pienso que Susana Díaz encajaría mejor en una versión actualizada de aquella mítica «To er mundo e güeno» de Manolo Summers, recreando en diversos episodios cómo funcionaba la «mangoleta» de la Agencia IDEA, los ERE, la trama de los cursos de formación, el «Caso Invercaria», etcétera.

Summers en el episodio piloto juraba sobre una biblia que todo era cierto. Se llamaría «To e verdá» y cada capítulo completaría las auditorías veraniegas de los entes instrumentales, que parecen que no van a quedar en mucho más por una cuestión eminentemente práctica, y estaría protagonizado por los nombres propios que dieron luz verde a la corrupción meridional.