Sociedad

Yoga para crear hábitos saludables entre los penados del CIS en Almería

Busca “un cambio profundo” en la “forma de pensar” y “de actuar” de los internos

Vista del interior del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega", dependiente del centro penitenciario El Acebuche de Almería, donde se desarrollan clases de yoga para los internos. EFE/ Carlos Barba
Vista del interior del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega", dependiente del centro penitenciario El Acebuche de Almería, donde se desarrollan clases de yoga para los internos. EFE/ Carlos BarbaCarlos BarbaAgencia EFE

Un Centro de Inserción Social (CIS) es un establecimiento penitenciario para usuarios que cumplen sus penas en régimen abierto o que se encuentran en un proceso avanzado de reinserción, pero es también un espacio óptimo para aprender hábitos saludables a través de prácticas como el yoga.

Es lo que ocurre en el CIS ‘Manuel Pérez Ortega’, dependiente del centro penitenciario El Acebuche de Almería, dónde los alumnos de la escuela aprenden desde hace un mes este arte milenario bajo la tutela de Marit Schmeling, miembro de ‘Yoga Raíz’, una ONG almeriense que desde hace años trabaja con los internos de esta provincia.

“Es una asociación que se dedica a hacer llegar el yoga a personas que normalmente no lo conocen nada y no tienen la posibilidad de acceder. Queremos con esto llegar a ofrecerles un cambio profundo en su forma de pensar, de actuar”, asegura Schmeling en declaraciones a EFE, apuntando que esperaba a su llegada que todo “fuese mucho más difícil”.

La monitora de yoga Marit Schmeling imparte una clase a varios reclusos del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega". EFE/ Carlos Barba
La monitora de yoga Marit Schmeling imparte una clase a varios reclusos del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega". EFE/ Carlos BarbaCarlos BarbaAgencia EFE

“Me regalan mucha atención y son bastante perceptivos (…) Nos hemos decidido por empezar con un programa de Ashtangayoga. En mi escuela también estoy enseñando este yoga que trabaja siempre la misma serie, lo que nos da una referencia de cómo estamos realmente en ese día, porque lo podemos comparar con otro día cuando estuvimos practicando lo mismo”, señala.

Así, los penados trabajan una serie de forma sistemática, con un primer “acceso a través del cuerpo”, sin necesidad de una excesiva teoría o explicaciones. “Como toda la información, de alguna manera, se guarda en nuestro cuerpo, podemos conseguir el cambio (…) Lo bueno es que no necesitas ni pensarlo, lo haces y puedes estar seguro de que funciona”, afirma.

Schmeling considera que estos discípulos valoran también este “regalo” que se hace de forma voluntaria y añade que aunque todavía llevan poco tiempo, porque en el yoga “notas los efectos a largo plazo”; en ellos “ya hay efectos y se sienten mejor”.

Ana Escobar es la directora de Programas en estas instalaciones ubicadas en el polígono del Sector 20, y recuerda que los internos están en un régimen de semilibertad, por lo que se intenta “dinamizar la vida en tercer grado”. “Utilizamos la plataforma de la escuela (…) Ahí introducimos el yoga y hacemos todos los días una meditación”, cuenta a EFE.

“La escuela ha sido un motor importante (…) Observamos que cada vez hay más participación, con lo cual las actividades están gustando. De hecho la escuela ha duplicado sus alumnos en estos últimos meses. Cada vez tiene más interés”.

Vista exterior del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega", dependiente del centro penitenciario El Acebuche de Almería. EFE/ Carlos Barba
Vista exterior del Centro de Inserción Social (CIS) "Manuel Pérez Ortega", dependiente del centro penitenciario El Acebuche de Almería. EFE/ Carlos BarbaCarlos BarbaAgencia EFE

Considera que los alumnos están “muy satisfechos” con esta actividad y subraya que para que puedan estar ocupados, “la escuela es el recurso más potente” del CIS”.

“Es verdad que los alumnos fluctúan mucho. Es uno de los problemas que hay aquí, porque a lo mejor hay alumnos que están tres meses y luego salen. Pero bueno, ya nos hemos hecho a esa situación aprovechamos el tiempo que estén aquí para que se lleven las herramientas que puedan llevarse y que estén haciendo algo productivo”, dice.

El profesor Javier López-Gay también coincide en la fluctuación de los alumnos, ya que “la mayoría de ellos no pasa periodos muy largos, sino de unos meses”. “El tipo de actividades que tenemos que hacer, por lo tanto, son las que les permitan ir preparándose para su reinserción y aquellas que impliquen, sobre todo, hábitos, rutinas y sobre todo influyan en su salud, son las más recomendables”.

“Por eso utilizamos mucho el trabajo dentro de la escuela en el programa de Hábitos de Vida Saludable que oferta la Consejería de Educación a los centros de adultos. ¿Por qué? Porque ahí tiene cabida el deporte, el yoga, la meditación, hábitos saludables como del dejar de fumar, controlar el consumo de café…”, valora el docente.

El director de El Acebuche, Miguel Ángel de la Cruz, manifiesta a EFE que el tratamiento de los penados se compone de un “amplio abanico” de actividades que buscan la reeducación y reinserción, favoreciendo el desarrollo personal de las personas recluidas, por lo que “se apoya todo aquello que favorece la consecución de estos objetivos para una mejor incorporación social”.

Ha recordado que en el centro penitenciario que dirige ya se ha llevado a cabo esta experiencia durante años, así como otras “muy interesantes” de forma “sistemática”. Agradece a los profesionales que participan en esta actividad, considerando que para los penados en régimen de semilibertad constituye un “factor especialmente relevante” desarrollarlas, subrayando la colaboración permanente con voluntarios y entidades del exterior.