Despoblación

Teletrabajo y turismo: la fórmula para salvar a los pueblos de Almería

Los municipios abocados a la desaparición buscan nuevas fórmulas para atraer a nuevos vecinos más jóvenes

Benitagla es el pueblo más pequeño de la provincia de Almería
Benitagla es el pueblo más pequeño de la provincia de AlmeríaLa RazónLa Razón

El fenómeno de la despoblación en el medio rural avanza y pequeñas localidades almerienses buscan elementos diferenciadores para retener a sus vecinos y atraer a visitantes, antes de su desaparición. Benitagla, con apenas 58 habitantes censados, está en el máximo riesgo, albergando una media de edad de 70 años y careciendo de actividad económica que impulse el futuro. “Oscuro horizonte”, reconoce su alcalde Juan Padilla, que con 84 inviernos y junto a un ayuntamiento con dos concejales más, ha planteado como obra más importante la creación de una tienda-bar en el edificio donde se ubicaba el antiguo consistorio. Sin consultorio médico, colegios y ni siquiera comercios, cuentan con un cajero automático instalado en el término municipal con el apoyo de Diputación y con un centro, Guadalinfo, que supone el epicentro de la vida social de esta localidad interior. Ana María Navarro, responsable de ese punto de conectividad en Benitagla, cuenta que “no tenemos recursos, ni lugares de ocio, así que esto es un centro de reunión que sirve también para aprender de las nuevas tecnologías y hacer gestiones con la administración electrónica.” Sin jóvenes aún, la fibra óptica “podría ser un elemento para hacer posible el teletrabajo, para personas que busquen la tranquilidad o una vida más limpia en el ámbito rural.”

Tras la mejora de los datos de la pandemia, parece mermado el interés de los almerienses por abandonar las grandes urbes, pero estar conectado es uno de los reclamos también de poblaciones como Enix, a media hora en coche de la capital. Con 514 vecinos, en 2019 y 2020 creció de población, además en uno de los porcentajes más elevados de Andalucía. Álvaro Izquierdo, su alcalde, dice que “se han venido muchas familias a vivir y estamos planteando la construcción de nuevas viviendas por iniciativa municipal. Hemos solicitado la reapertura de la escuela, tras más de 30 años. Y este año tenemos en proyecto el despliegue de la fibra óptica y la construcción de un parque de aventuras comarcal.” Con un presupuesto de 800.000 euros al año, miran al turismo aprovechando el reclamo de sus restaurantes y también una piscina estrenada el pasado verano para recibir a cientos de visitantes. Un crecimiento que pretende “igualar servicios” y que lleva al consistorio a solicitar ya hasta 2,5 millones de euros en fondos Next Generation.

“Uno de los principales problemas de los pequeños municipios es que la juventud sale. Hay un éxodo que hace que los pueblos envejezcan”. Francisco Saéz, director general de Lorusso, una empresa de mermeladas gourmet que exporta a 17 países desde un pueblo de 298 habitantes, sabe que Chercos es otra excepción a la despoblación de los pueblos del interior de Almería. “Se establece un paradigma en nuestra comarca, donde nacen apenas dos o tres niños al año. Pero aquí todavía mantenemos abierta una escuela y hay una población flotante que, trabaja aquí o en el entorno, pero mantiene su familia en el pueblo”. La fábrica de esta empresa familiar se ha convertido en el rasgo diferenciador de Chercos. La agroalimentación como reclamo, a través del carácter artesano de sus productos. “En un polígono pasas desapercibido, pero aquí perfumas el pueblo a fresa, a melocotón, a mango. Eso nos da una imagen distinta y supone un potencial.”

Otras localidades como Terque, con 365 habitantes, se declara ciudad amiga de las autocaravanas para atraer el turismo itinerante. Ofrece 30 plazas de aparcamiento en entorno urbano, dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada, dotadas de servicio público gratuito con vistas a la vega y el río Andarax

Pero el envejecimiento es una característica que también quieren aprovechar a su favor poblaciones como Lúcar, con la construcción de una nueva residencia de ancianos en su territorio. Sus 780 habitantes explotan su potencial medioambiental y turístico, con la Balsa de Cela y nuevas licencias para alojamientos rurales. Manuel López, su alcalde, recuerda que “seguimos teniendo una sierra preciosa y su pico está declarado monumento natural. Nuestro futuro es el turismo rural y el teletrabajo”. Suman, además, recursos económicos con “la instalación de una plata de energía fotovoltaica que nos aportará unos 150 mil euros anuales al presupuesto, además de llegada de empresas de energía renovables que apoyen el futuro energético.

Precisamente, la instalación de empresas de energías renovables es algo que se reproduce también en localidades como Lucainena de las Torres, Turrillas y Sorbas. José Donoso, que es el director general de la Unión Española Fotovoltaica, representante de más de 600 empresas del sector, afirma que su llegada “le ha cambiado la vida a esos municipios de modo muy positivo. Multiplican el presupuesto municipal y los vecinos recuperan también la autoestima gracias a estas plantas. 6.000 euros por megavatio año en impuestos para los consistorios y un valor de compra de los terrenos para los propietarios entre 1.500 y 2.000 euros por hectárea. Además se hacen acuerdos con la población civil para proyectos sociales y se genera actividad y empleo”.