Designaciones

El Gobierno alienta el debate del agravio entre provincias

La ubicación de las sedes de las agencias Espacial y de Inteligencia Artificial desata las críticas en zonas con escasas inversiones y donde avanza el fenómeno de la despoblación

Edificio CREA del Ayuntamiento de Sevilla, donde se ubicará la Agencia Espacial Española
Edificio CREA del Ayuntamiento de Sevilla, donde se ubicará la Agencia Espacial EspañolaFrancisco J. OlmoFrancisco J. Olmo

La decisión del Gobierno de otorgar a Sevilla y a A Coruña las sedes de la Agencia Espacial Española y de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (Aesia), respectivamente, ha avivado el sentimiento de agravio entre provincias, un asunto especialmente delicado en Andalucía desde el inicio de la autonomía. En la capital de la Alhambra han surgido numerosas críticas, ya que era la ciudad mejor posicionada por las empresas asociadas a este sector y la decidida apuesta de su Universidad por la investigación y desarrollo de proyectos en este ámbito. Algunos consideran que la elección de Sevilla les perjudicó, por lo que el objetivo del Ejecutivo de distribuir organismos estatales por todo el país, y no concentrarlos en Madrid, parece que se le ha vuelto en contra. Además, la designación de la capital hispalense ha levantado recelos en Huelva y Jerez de la Frontera, dos ciudades que también aspiraban a albergar la Agencia Espacial –con menos músculo empresarial y en desventaja en cuanto a las conexiones–, y la admisión a trámite del recurso de Teruel Existe contra la orden que establecía los criterios no ha hecho más que enrevesar el debate. El año 1992 marcó un hito en esta historia de agravios y comparaciones. Sevilla acogió la Exposición Universal y experimentó su mayor transformación urbana desde la Exposición Iberoamericana de 1929. El Gobierno, presidido entonces por Felipe González, se volcó con la capital hispalense, con inversiones en infraestructuras que supusieron un revulsivo. Tal fue el caso de la llegada del AVE, la construcción de la SE-30 y la adecuación de la Isla de la Cartuja, junto al desvío del cauce del río.

La Junta, consciente de que todas las miradas estaban puestas en este evento, puso en marcha el Plan Andalucía 92 para equilibrar al resto de provincias. Los ayuntamientos proponían las actuaciones, que fueron financiadas con 192,3 millones de euros.

En Málaga, por ejemplo, se desvió el cauce del río Guadalmedina y se restauraron el Castillo de Gibralfaro, el teatro romano o la Alcazaba. La actuación más destacada en Almería fue la remodelación de la Rambla de Belén y en Córdoba se invirtió en la estación de AVE y la Ronda de los Tejares. Las obras en Huelva se centraron en la Casa Colón y en la construcción del Palacio de Congresos, junto a la remodelación del Barrio Obrero, y en Jaén se actuó en el auditorio de la Alameda y el teatro Darymelia. En Cádiz se abordaron actuaciones en el puerto de cara a la celebración del Campeonato del Mundo de Vela y en Granada se construyó el Palacio de Congresos. Pero la principal actuación fue el inicio de la A-92, la autovía que vertebra Andalucía de Este a Oeste.

Si existe una provincia andaluza tradicionalmente agraviada es Almería. Su situación geográfica, y las escasas inversiones que recibió por parte de los sucesivos gobiernos socialistas en la Junta, la situaron en un plano de inferioridad. Los políticos de esta provincia aluden a este asunto reiteradamente. Sin ir más lejos, el Parlamento andaluz acogió recientemente un encontronazo en este sentido, a cuenta de unas inversiones para el sellado de vertederos. La diputada socialista Encarnación Martínez reprochó al consejero de Sostenibilidad, Ramón Fernández-Pacheco –a la sazón ex alcalde de Almería–, que «debería disimular un poquito que es de Almería, porque de los siete que se incluyen cinco son de esta provincia». Fernández-Pacheco recordó hasta en tres ocasiones que es almeriense y remachó: «Es verdad que durante muchos años los gobiernos socialistas han maltratado a la provincia de Almería. Y ahora llega el Gobierno, y por primera vez tenemos dos consejeros, y yo tengo la responsabilidad de dirigir Medio Ambiente. Y evidentemente voy a invertir en Almería todo lo que necesite y voy a intentar paliar el maltrato histórico que Almería ha tenido».

Jaén es otra provincia necesitada de inversiones donde el fenómeno de la despoblación crece rápidamente. Fue una de las mejores situadas para albergar la futura base logística del Ejército de Tierra, el denominado proyecto Colce. Con esta iniciativa se pretende centralizar todos los talleres de mantenimiento de vehículos y equipos militares. La inversión supera los 300 millones de euros y se crearían 1.600 puestos de trabajo. A última hora, el Gobierno cambió de criterio y dio el proyecto a Córdoba, generando una ola de indignación en Jaén. Consciente de este enfado, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se desplazó hace una semana hasta la capital jiennense para anunciar un proyecto que viene a compensar el fiasco de la Colce. Se trata de la puesta en marcha del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex), un organismo impulsado por el Ministerio de Defensa que cuenta con una inversión de 220 millones y generará 2.600 empleos en seis años.