Zonas de riesgo
El caso de Tablada: una riada cada cien años
El valor medioambiental de esta zona inundable de Sevilla, codiciada por el sector inmobiliario, está blindado jurídicamente
Con más de 360 hectáreas situadas al sur de Sevilla, muy cerca del casco urbano de la capital hispalense y lindando con las zonas de expansión urbanística del Aljarafe, la dehesa de Tablada continúa siendo ese oscuro objeto del deseo para el sector inmobiliario y una asignatura pendiente de las administraciones. La reciente DANA que ha provocado el caos en Valencia ha puesto el foco sobre el peligro de las zonas inundables, y en el caso de Sevilla este enclave se erige como el espacio más amplio con esta calificación. No han sido pocos los alcaldes que han querido urbanizarlo, dada su situación estratégica, pero las sucesivas sentencias de los tribunales han cerrado esta posibilidad. Sin embargo, estos suelos no son públicos. Pertenecen a la Agrupación de Interés Económico Tablada Híspalis –un conglomerado de empresas, la mayoría del sector inmobiliario–, que continúa buscando la complicidad de las administraciones para edificar a escasos metros del cauce vivo del Guadalquivir.
El actual regidor, José Luis Sanz, ha cambiado de criterio tras el desastre de Valencia. En agosto aseguró que la zona era «un gran pulmón verde, compatible con incorporar usos residenciales, equipamientos, comerciales y terciarios». Ahora, considera que, «si hay zonas inundables, más vale olvidarse de ellas», por lo que «no tiene mucho sentido pensar en urbanizarlas».
A nivel autonómico, Tablada ocupa un lugar estratégico en el sistema de espacios libres de ámbito supramunicipal, tal y como recoge el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Sevilla (POTAUS) aprobado en 2009. A nivel local, es calificado como suelo no urbanizable de especial protección por sus valores medioambientales y como reserva de suelo para la llanura de inundación del Guadalquivir en el marco del Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla (PGOU) de 2006.
Enrique Hernández, portavoz de la Mesa por Tablada, recuerda a LA RAZÓN que la inundabilidad de la zona está acreditada «no sólo técnicamente, sino jurídicamente». De hecho, una sentencia del Tribunal Supremo del año 2013 «blinda definitivamente el carácter no urbanizable de la dehesa con la inundabilidad como principal argumento», quedando otros en un segundo plano como su valor medioambiental. En este sentido, apunta que, si se hiciera una obra de defensa en este enclave, tal y como se llevaron a cabo en el Charco de la Pava o en la zona norte de la ciudad, las riadas «se desplazarían hacia la Vega del Guadalquivir, multiplicándose la masa de agua». Y en esos espacios hay viviendas construidas en zonas inundables, «lo cual es desastroso, tal y como ha ocurrido en Valencia».
El cauce del Guadalquivir que discurre por Tablada es el original, a diferencia de otros tramos que sí se han modificado. Hernández ejemplifica así su extraordinaria función: «Es como un tanque de tormentas natural, puesto que recibiría las posibles avenidas de agua, que no las visualizamos porque hace años que no se inunda». No obstante, señala que tiene un periodo de recurrencia de cien años, con un alto riesgo de inundación. «Llevamos 70 años sin verlo, pero la probabilidad está ahí». El Charco de la Pava, colindante con Tablada, se inundó hace 20 años, una situación que se podría repetir si se producen episodios de lluvia intensa en la cabecera del Guadalquivir, en la zona de Jaén y en la sierra Subbética. Los pantanos se llenarían y tendrían que desembalsar, por lo que el caudal del río aumentaría disparándose el riesgo de inundación en Sevilla.
¿Es posible la recalificación de Tablada? «Jurídicamente es casi imposible», sostiene Hernández, porque la medida «tendría que estar muy justificada» y son reiterados los pronunciamientos judiciales que van en el sentido de su blindaje medioambiental. «Las administraciones tendrían que estar de acuerdo, empezando por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG)». Junto a ello, apunta que en estos últimos años han surgido legislaciones a nivel europeo que «impiden que se transformen zonas verdes en urbanizables», como la ley de restauración de la naturaleza.
Sobre los actuales propietarios, Hernández considera que «compraron los suelos con unas expectativas que no se han cumplido». «Hasta hace poco su intención era recuperar el dinero invertido. Pleitearon y perdieron». En este punto, la Mesa por Tablada aboga por una negociación con los propietarios y todas las administraciones, incluso con el Ministerio de Defensa que «se benefició de la operación del año 1997».
El colectivo lo que pide es que el suelo de Tablada sea público, «tal y como ha sido durante más de 500 años». Además, la plataforma reclama que el espacio sea renaturalizado, aunque sus características «las tendrán que definir los técnicos y la ciudadanía».
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