Sociedad

El fin de los médicos rurales: "No hay incentivos"

Ángel López lleva 35 años en el consultorio de Cañada Rosal y teme que tras su jubilación el puesto quede vacante

Ángel López es médico en el municipio de Cañada Rosal (Sevilla)
Ángel López es médico en el municipio de Cañada Rosal (Sevilla)La Razón

Ángel López es el médico de Cañada Rosal, un pueblecito de la campiña sevillana de poco más de 3.000 habitantes. Allí llegó hace 35 años atraído por la vida rural, «porque también soy de pueblo», y en su puesto permanecerá hasta que se jubile. «Me queda poco, tres o cuatro años», advierte.

Ángel sabe que su relevo es incierto. Pocos son los MIR que al acabar la especialidad de Medicina Comunitaria acaban en zonas de difícil cobertura, como es la zona sanitaria de Osuna, a la que pertenece Cañada Rosal. «Lo más probable es que me releve algún médico extracomunitario, que ya nos presta apoyo durante las bajas», apunta Ángel. Y, aunque sabe que la contratación de facultativos de fuera de la UE es de las pocas soluciones a la falta endémica de personal médico que sufre toda España, especialmente los pueblos, «no es la más justa. «La mayoría no tienen la especialidad de Medicina Comunitaria, les falta esa formación», insiste. «Es cierto que tienen experiencia, pero en situaciones agudas como pueden ser fracturas o heridas. En enfermos pluripatológicos como son nuestros pacientes, porque la mayoría son ancianos que toman muchos medicamentos, no la tienen», subraya.

Ángel afea que «no se han hecho bien las cosas años atrás» porque «no se han incentivado lo suficiente las zonas de difícil cobertura, no se han hecho atractivas». Reconoce que ahora «están empezando a cambiar las cosas, con contratos más largos, antes se hacían de seis meses en seis meses». Pero, dice, es insuficiente. «Para que los MIR elijan las zonas rurales hace falta que se les dé facilidades. A los que son de pueblo y tienen arraigo, por ejemplo, facilitarles la entrada a la Universidad. También, otro tipo de incentivos podrían ser fiscales, o de vivienda, como se hacía antiguamente». Ángel reconoce que a él se lo pusieron fácil porque su traslado a Cañada Rosal vino acompañado de un contrato para su mujer también en el pueblo.

«Aquí soy feliz, los médicos rurales no tenemos “burnout”», comenta entre risas a este diario. La medicina rural, asegura, «es la más pura, la que conserva los valores de la medicina de familia, la accesibilidad, el compromiso con el paciente, la coordinación de la salud...». Además, apunta, el radio de acción es más extenso: «Hacemos consultas, urgencias, visitas a domicilio y también atendemos niños, porque no hay pediatras».

Ángel les dice a sus alumnos que la vida en el pueblo ya no es como antes, que, gracias a Internet, se pueden seguir formando, ser tutor de residentes como lo es él, investigar...». Pero, sobre todo, les avisa de que ser médico rural es formar parte de la comunidad y tener un compromiso con los vecinos. «Muchos médicos que trabajan en los consultorios de los pueblos viven fuera, solo están de 8:00 a 15.00 horas, y eso no es ser médico rural», apostilla.

El de Cañada Rosal es de esos médicos con autoridad en su pueblo «porque me involucro». Tanto es así, que los vecinos pasan por su consulta no solo por asuntos de salud. «Me consultan herencias, papeles de todo tipo, las pagas, sobre todo los mayores, situaciones familiares...». Pero, sobre todo, «hago de coordinador con los especialistas». «Muchos de mis pacientes no se toman la pastilla que les recetan hasta que yo no se lo diga», asegura.

Con todo, reconoce que los pueblos hace mucho que dejaron de ser atractivos para los médicos jóvenes. En el área básica de Osuna, agrega, «hay muchas plazas sin cubrir». Por un lado, en la zona básica de Estepa, «pueblos como Marinaleda o Herrera no tienen médicos, tienen que cubrir el puesto y por horas, profesionales de otras zonas». Por otro, «en la zona de La Luisiana solo hay médicos extracomunitarios sin especialidad». Y, en ninguno de los lugares mencionados hay pediatras.

Concursos urgentes

Para cubrir con celeridad todas las plazas desiertas que han quedado en Andalucía, la Consejería de Salud ha agilizado el decreto que oferta empleos fijos a médicos y enfermeros sin necesidad de examen en las áreas de difícil cobertura a través de una enmienda en los Presupuestos. Dicha enmienda plantea que, «cuando no haya sido posible la cobertura por los procedimientos ordinarios de selección y provisión», el Servicio Andaluz de Salud (SAS), «excepcionalmente», pueda «convocar procesos selectivos específicos por el sistema de concurso, a fin de impulsar la incorporación urgente, estable y permanente de personal a los puestos de difícil cobertura». En total, en la comunidad andaluza hay un total de 90 zonas de difícil cobertura.

Desde el Sindicato Médico Andaluz (SMA), Rafael Ojeda, ve con buenos ojos estos concursos urgentes para ocupar las plazas vacantes pero avisa de que el problema no se solventará hasta que haya incentivos económicos. «Es la única forma de atraer a los facultativos a estas zonas» y , advierte que «mientras el SAS no se decida a ofrecer incentivos económicos interesantes la falta de facultativos seguirá existiendo».