Reivindicación
Guadix-Lorca: el tren no para en la Andalucía despoblada
Colectivos ciudadanos de Granada piden la reactivación de esta línea y tachan de «tramposo» el informe del ministro Puente
El 31 de diciembre de 1984 el Gobierno de Felipe González cerró la línea ferroviaria Guadix-Lorca, una conexión que ayudó al desarrollo económico de las comarcas del norte de Granada y Almería y que estrechó vínculos entre Andalucía y Murcia. Hace escasas semanas otro Ejecutivo socialista enterró las aspiraciones de numerosos colectivos ciudadanos de reactivar esta infraestructura, lo que hubiera supuesto generar nuevas oportunidades en una zona especialmente castigada por la despoblación.
«Estamos muy cabreados». Es la queja de Antonio Francisco Martínez, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de la Comarca de Baza, uno de los colectivos que ha venido abanderando la lucha por la recuperación de esta línea. El Ministerio de Transportes publicó recientemente un estudio previo de viabilidad técnica, ambiental y económica que rechazaba la reapertura de la infraestructura por su escasa rentabilidad. «Es un estudio tramposo. Ha considerado esta línea como hace 40 años, aislada, independiente, casi como competencia del Corredor Mediterráneo», se lamenta Martínez, quien ha ido aglutinando voluntades en torno a esta iniciativa. «La reivindicación surge espontáneamente en la antigua estación de Baza. Primero éramos cuatro gatos, nostálgicos del ferrocarril», recuerda, aunque posteriormente el trabajo se cimentó en informes de la Universidad de Granada y la Red Transeuropea de Transporte, con la idea de recuperar la línea al calor del Corredor Mediterráneo.
Martínez considera que, tras muchas protestas y manifestaciones, esta vez «era la buena». «Teníamos el aval de esos informes y además los empresarios se unieron a la causa». De hecho, la patronal valenciana, presidida por Vicente Boluda, vio con buenos ojos el proyecto. «En muchas reuniones me dijo que no abandonáramos el tema, lo que se necesitaba es que el Ministerio pintara la línea». Y ese era el objetivo, que al menos el departamento que dirige Óscar Puente hiciera un estudio previo con el trazado, «y ya luego hablaríamos de inversión, incluso nosotros buscaríamos financiación». Pero la idea ha sido rechazada de plano.
A día de hoy la línea Guadix-Lorca es el recuerdo de una época de florecimiento económico y de un tránsito constante de pasajeros. Es una vía verde en algunos tramos y en otros está desmantelada. Aún se conserva el conocido como puente «de lata» en la localidad granadina de Dúrcal, aunque en otro emplazamiento. Fue construido por un discípulo de Eiffel en Bélgica en los talleres Lecoog. «Soy hijo de emigrantes. Muchas personas de estas comarcas cogían ese tren hacia el sur de Francia. Allí iban a la vendimia o a la fresa», apunta Martínez, además de subrayar que en la reconversión industrial de los años 80 el Gobierno eliminó muchas conexiones ferroviarias, aunque «se mantuvieron en el País Vasco y Cataluña». Entonces, las incipientes autonomías recuperaron sus líneas, pero la andaluza «dejó de lado a la parte oriental de la región, lamentablemente». En Murcia, por ejemplo, se mantuvo la que discurría por Lorca y Águilas.
La asociación que preside Martínez está cargada de argumentos. La línea daría servicio a 12 comarcas, tres provincias y dos comunidades autónomas. «Hablamos de comarcas vaciadas, pero en conjunto somos 200.000 habitantes del sureste peninsular». Geográficamente, la Guadix-Lorca tiene sentido como complemento al Corredor Mediterráneo. «No haría falta que las mercancías pasaran por Almería desde el puerto de Algeciras. Los empresarios dicen que ‘minutos que me ahorro, minutos con los que gano dinero’». En este sentido, con esta línea recuperada se ahorrarían 100 kilómetros en una zona sin tantas pendientes. En cuanto a la viabilidad económica, el colectivo apunta que la inversión inicial de 1.000 millones de euros «se recuperaría multiplicada por tres en diez o doce años». La infraestructura impulsaría la actividad económica y también favorecería la movilidad de las personas, puesto que a cien kilómetros a la redonda sólo presta servicio la estación de Guadix, en la que se siguen desmantelando líneas.
La iniciativa, además, «es un proyecto claramente sostenible». «Ahora que Teresa Ribera va a ser comisaria europea, qué mejor bandera puede tener que un transporte sostenible como el que proponemos que quitaría de la carretera a miles de vehículos pesados». Ante este panorama, la asociación sigue buscando adhesiones y espera convencer al comité asesor del Ministerio de Transportes, que es el órgano que dictamina las obras que se van a hacer.
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