Medio ambiente

El agua del Guadiamar vuelve a inundar marismas de Doñana

El Parque no depende ya solo de las lluvias. Parte del caudal del río entra ya en Caño Travieso, «cercenado» tras el accidente de Aznalcóllar y recuperado en 2015

El agua del Guadiamar vuelve a inundar marismas de Doñana
El agua del Guadiamar vuelve a inundar marismas de DoñanaLa Razón

El domingo, 2 de febrero, fue el Día Mundial de los Humedales. Doñana es el mayor de Europa y, por ello, se considera la gran reserva ecológica del Viejo Continente. Su recuperación es básica y, tras durísimos años de sequía (y polémica por la convivencia de agricultores en su entorno), se empieza a respirar optimismo entre los expertos. El agua del Guadiamar vuelve a inundar marismas del Parque Nacional. Una noticia «muy trascendente», según los científicos de la Estación Biológica, para que la principal joya medioambiental de Andalucía no dependa en exclusiva de las lluvias como viene sucediendo.

El responsable de la Infraestructura Científico-Técnica Singular de Doñana (ICTS-RBD), Abel Valero, explica en una reciente publicación en LinkedIn que «si había un momento que esperábamos esperanzados tras las notables precipitaciones es éste». Las lluvias de la pasada semana han provocado que los caudalímetros instalados en la conexión entre Entremuros y Caracoles, lo que se conoce como Caño Travieso, comiencen a reportar datos. El experto adjunta a su publicación las cifras detectadas el pasado 24 de enero, con la ratios, la velocidad de circulación y la temperatura del agua. «Eso quiere decir que parte del agua que recoge la cuenca del río Guadiamar entra en Doñana, en las marismas del Travieso y no se vierte toda en el estuario del Guadalquivir», precisa en su información. Valero fundamenta la relevancia de este hito en que fue hace ya diez años cuando concluyeron las primeras actuaciones para la recuperación del Caño Travieso y la permeabilización de la marisma. En 1998 la rotura de una balsa en las minas de Aznalcóllar vertió aguas ácidas y lodos tóxico al Guadiamar. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) construyó de emergencia un muro de contención entre el río y las marismas.

Dieciséis años después se ejecutó la restauración hídrica pero durante los años de sequía el Parque ha resistido con las escasas lluvias, lo cual ha provocado que lagunas permanentes se sequen durante los últimos veranos. «Este hecho –la detección de circulación de agua de los caudalímetros– es muy trascendente ya que en 2015 –octubre– concluyeron las obras de la reconexión parcial de este elemento fluvial, de especial importancia, que se cercenó (aguas abajo) tras el desgraciado incidente de Aznalcóllar de 1998. El agua es vida en Doñana y no queremos que dependa sólo de agua de lluvia. Esta obra da vida a la marisma del Travieso. Ahora toca luchar para que el río Guadiamar vuelva a estar conectado y vaya al corazón de las marismas de Hinojos y Aznalcázar en Doñana, para que éste siga latiendo al son de los anfibios y las aves», concluye el responsable de la ICTS. Dentro del Marco de Actuaciones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se incluye la recuperación de procesos ecohidrológicos en la Marisma de Entremuros y su entorno, que pretende mejorar y complementar las intervenciones realizadas dentro del Proyecto Doñana 2005. El objetivo es favorecer la entrada de caudales procedentes del Guadiamar, mejorar la entrada de desbordes hacia el Parque Nacional y recuperar parte de los caudales del Canal Aguas Mínimas. A finales de noviembre pasado, la comisionada del Ciclo del Agua y Restauración de Ecosistemas, Paca Baraza, aseguró que «el estudio de alternativas para la reconexión del Guadiamar con la marisma de Doñana está finalizado, a expensas de la decisión final».

Si 2024 fue «un año seco, con altas temperaturas y nuevo mínimo histórico de aves acuáticas invernantes», el año hidrológico iniciado en octubre está siendo húmedo, con casi 300 l/m2 ya acumulados en la zona. De hecho, según se informaba el viernes, las lluvias de este invierno han cambiado la «dinámica» en el parque de Doñana. La vegetación «empieza a recuperarse» y la Estación Biológica es «optimista» con el acuífero.