
Ciencia
Jane Goodall: “Cuando llegué a la universidad me dijeron que lo había hecho todo mal”
La etóloga británica imparte en Málaga la única conferencia en España sobre el documental “Esperanza en acción”

La primatóloga Jane Goodall forma parte del club de esas personas que han transformado el mundo a pesar de no tener todas las cartas a su favor. Con esta declaración, Goodall, ha adelantado hoy durante la presentación en Málaga de su conferencia magistral, única parada en España de su gira mundial, la clave para entender su dilatado trabajo con los chimpancés. La primatóloga británica, referente internacional en etología y Mensajera de la Paz de Naciones Unidas, ha recordado así su llegada a la Universidad de Cambridge en 1965, fecha en la que ya contaba con "dos años" de experiencia en la investigación de chimpancés salvajes en Tanzania. En aquel momento, Goodall ya había observado a más de 50 individuos en su hábitat natural y constatado que “cada uno tenía su propia personalidad”.
Sin embargo, la comunidad académica no estaba preparada para aceptar tal aproximación. “No debíamos ponerles nombres, sino numerarlos”, le dijeron. Además, le indicaron que no podía afirmar que los chimpancés “tenían personalidad, mentes o emociones”, ya que tales cualidades se consideraban entonces exclusivas del ser humano. Al respecto, "otro profesor" le confirmó que “todo eso que me decían eran tonterías”, ha señalado, para después desvelar que se refería a su perro.
Así las cosas, este giro metodológico marcó un antes y un después en la ciencia del comportamiento animal. Goodall desafió los paradigmas reduccionistas de su tiempo mediante la observación de los chimpancés. Fue ella quien descubrió en 1960 que estos primates eran capaces de fabricar y utilizar herramientas, una capacidad que hasta entonces se creía únicamente humana. Tal hallazgo, como ha explicado en su intervención, llevó a que “la sociedad científica haya cambiado su actitud” para reconocer que “los chimpancés no son tan diferentes a los humanos y que los humanos no somos tan únicos y maravillosos”. Esta equiparación, ha afirmado, permitió avanzar hacia “una nueva forma más ética de pensar en los animales”.
Durante la presentación de la conferencia que tendrá lugar hoy en el Cine Albéniz de la capital malagueña, Goodall ha abordado también la importancia de entender a los chimpancés como un espejo evolutivo. Así, ha explicado que “hace unos seis millones de años hubo una criatura de la que evolucionó el chimpancé por un lado y el ser humano por otro”. De ese antepasado común deriva, según sus observaciones, una gran similitud tanto a nivel biológico como conductual. Los chimpancés “pueden desarrollar comportamientos violentos, brutalidad y algo parecido a una guerra”, ha relatado. De hecho, en su trabajo de campo llegó a documentar cómo una comunidad de chimpancés “atacó a otros ejemplares adultos machos y hembras” para ocupar su territorio.
"Los chimpancés pueden desarrollar comportamientos violentos, brutalidad y algo parecido a una guerra”
Pero también hay otra cara, la de la empatía y el cuidado. “Un ejemplar adulto, a veces, adopta a una cría que ha quedado huérfana”, ha señalado como muestra del altruismo que también forma parte de la naturaleza de estos animales. Y es que Goodall considera que esta dualidad entre agresividad y compasión revela mucho sobre nosotros mismos. “Probablemente, dentro de esta evolución, podemos ver que tenemos tanto la parte de compasión como de agresividad”, aunque ha advertido de que “lo que hace que los humanos seamos más terribles es la capacidad de tomarnos un tiempo para planificar cómo vamos a destruir al enemigo”, un atributo con el que no cuentan estos primates.
Este análisis, entre otros muchos, le ha permitido llevar al mundo el mensaje de que “hay que encontrar formas para no utilizar nuestro deseo instintivo de atacar y desarrollarnos en el amor”. Precisamente con ese objetivo creó en 1991 el programa “Raíces y Brotes”, hoy presente en más de 75 países, incluida España, en el que niños y jóvenes “eligen mejorar la vida de las personas, los animales y el medioambiente”. Según ha detallado, muchos participantes "se integran en el proyecto" desde la infancia hasta la universidad e incluso como adultos. “Deciden qué pueden hacer para mejorar la situación que tenemos, ponerse manos a la obra y pasar a la acción”, ha apuntado Goodall.
“Todos nosotros tenemos que elegir correctamente qué tipo de impacto queremos dejar en la tierra”
“Todos nosotros tenemos que elegir correctamente qué tipo de impacto queremos dejar en la tierra”
Durante su intervención en Málaga -ciudad que ha elogiado por “avanzar tan rápido hacia la sostenibilidad”-, ha aprovechado para lanzar un mensaje de responsabilidad en el que “todos nosotros tenemos que elegir correctamente qué tipo de impacto queremos dejar en la tierra”. Esta conciencia ambiental, forjada desde su infancia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando “toda la comida y la ropa estaba racionalizada”, forma parte natural de su mensaje. “Se puede aprender mucho de esa época porque las cosas no caían del cielo”, ha reflexionado, advirtiendo de que hoy “se da por hecho que abres el grifo y sale agua o das al interruptor y se enciende la bombilla”, pero circunstancias como “el reciente apagón” hacen recordar que no siempre ha sido así y que incluso miles de niños en Gaza, ha puesto como ejemplo, no tienen acceso a agua, comida ni medicamentos.
91 años y viajando 300 días al año por el mundo

A sus 91 años, Goodall continúa viajando más de 300 días al año por el planeta. Preguntada por la fuente de esa energía, ha respondido que “viene de que me importa lo que hago y de que no me voy a rendir”. También ha añadido que se nutre de “un público que espera que yo le dé esperanza en estos tiempos oscuros” y del trabajo colectivo de su equipo en más de 24 países.
El motivo de su visita a Málaga ha sido la presentación del documental que se estrenó ayer, «Jane Goodall: Reasons for Hope», y la conferencia que ofrecerá esta tarde –único pase en España– en el Cine Albéniz de la capital malagueña. “Quiero divulgar el documental porque me encuentro que muchas personas están perdiendo la esperanza”, ha sentenciado. En él se recoge su legado científico y su firme defensa de la empatía, la acción climática, la educación, la igualdad y la cooperación intercultural.
Jane Goodall ha cambiado la forma en que entendemos a los chimpancés, pero también la forma en que nos entendemos a nosotros mismos. Su intervención en Málaga ha sido, más que un repaso a su trabajo, una invitación a asumir, desde la compasión y la razón, la responsabilidad que tenemos como especie. Y sobre todo, una llamada a no rendirse, a seguir buscando -y construyendo- “razones para la esperanza”.
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