Salud

Melanoma, una lucha a contrarreloj

Gracias a la teledermatología es posible identificar en estadios iniciales el cáncer de piel más agresivo

El melanoma es el tercer cáncer de piel más frecuente y el más agresivo
El melanoma es el tercer cáncer de piel más frecuente y el más agresivoEP

A menudo, sobre todo cuando llega el verano y la exposición solar es más intensa, se escucha eso de que la piel tiene memoria. Lejos de ser un mito ni un invento de los padres para que los adolescentes se echen crema solar, es una afirmación contrastada científicamente. David Moreno, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, lo explica así: «Una quemadura solar provoca en las células de la piel una mutación, convirtiéndolas en células aberrantes. Nuestro organismo tiene mecanismos para reparar ese daño para que no siga progresando, pero llega un momento en el que se ha producido tanta exposición solar que esos mecanismos de reparación se agotan. Entonces, se empiezan a acumular estas células alteradas, que crecen, provocando cáncer». Por ende, incide Moreno, la exposición solar crónica mantenida y la exposición puntual que da lugar a quemaduras, especialmente durante la infancia, es el principal factor de riesgo ante el melanoma y los carcinomas escamosos, los dos tipos de cáncer de piel más habituales.

En Andalucía se diagnostican al año unos 13.000 casos de cáncer de piel, 700 de ellos melanomas, los más agresivos. En los últimos años se ha experimentado un notable crecimiento en su incidencia y los expertos temen que vaya a más. Entre las razones, explica Moreno, «están los efectos del cambio climático, que provoca que la radiación solar que llegue a la Tierra sea más elevada». También, asegura, influye el aumento de la esperanza de vida y una mayor exposición solar por parte de los jóvenes. «Antes la exposición solar era por motivos laborales, en los trabajadores del campo y del mar, pero ahora es por motivos lúdicos», añade el dermatólogo. Y, aunque es cierto que hay una mayor concienciación sobre sus riesgos, «no es suficiente».

Para identificar un melanoma, los expertos piden recordar la regla ABCDE: A de asimetría (una mitad del lunar no es igual a la otra); B de bordes irregulares (los bordes son desiguales, borrosos o poco definidos); C de color (la pigmentación no es uniforme y se observan cambios de color de una zona a otra del lunar); D de diámetro (el lunar cambia de tamaño y mide más de 6 milímetros) y E de evolución (el tamaño, la forma o el color del lunar cambian con el tiempo).

El abordaje para que el melanoma pueda curarse debe ser a contrarreloj. De ahí, la importancia de un diagnóstico precoz. Por ello, se ha afianzado el servicio de teledermatología, con el fin de agilizar procesos, ya que con una sola imagen es posible identificar un melanoma. «La ventaja del cáncer de piel es que está a la vista, tanto del paciente, como del especialista. Si el médico de cabecera ve características que le llaman la atención en una lesión cutánea le toma una imagen y un dermatólogo es capaz de dar un diagnóstico certero con una fiabilidad de más del 90%», asegura el jefe de Dermatología del Virgen Macarena.

Cuando el equipo de David Moreno recibe en consulta una lesión sospechosa se activa la maquinaria para ofrecer una respuesta rápida. «Si es una lesión que se puede eliminar con anestesia local, se cita directamente al paciente al quirófano en el transcurso de 5 a 7 días, no más». Una vez se extirpa, el patólogo revisa la lesión y confirma de qué tipo es, si es un melanoma y su profundidad. Eso es un dato clave, incide Moreno, porque «cuanto más profundo sea, más posibilidad tiene de haber alcanzado los vasos sanguíneos y haber provocado metástasis». En aquellos melanomas de menos de 1 milímetro de profundidad, la tasa de curación es casi completa, «de ahí la importancia de extirpar la lesión cuando aún es superficial», añade.

Si el melanoma es más profundo de 1 milímetro se continúa con el proceso. «Es posible que el paciente requiera otras intervenciones para analizar los ganglios linfáticos y si llegan a estar afectados». No obstante, gracias a las nuevas terapias con inmunoterapia, se está reduciendo la necesidad de cirugía en pacientes con melanoma mestastásico. Y si la cirugía es necesaria, el objetivo principal es que sea lo más conservadora posible.

El hospital Virgen Macarena de Sevilla lidera un proyecto financiado por el Instituto de Salud Carlos III, en el que participan otros ocho hospitales de España, que pretende evitar cirugía radical que puede dar lugar a complicaciones. «Se extraería sólo el ganglio afectado, lo que conllevaría no sólo una mayor tasa de supervivencia sino también una mejor calidad de vida de la persona intervenida», explica el doctor David Moreno que coordina dicho proyecto multicéntrico.